Lectura del manifiesto de los trabajadores del servicio del hogar familiar en la plaza de San Martín. Antonio Tanarro

La subida del salario mínimo provoca la reducción de horas del servicio doméstico

La provincia mantiene en torno a 1.300 afiliados al sistema especial de la Seguridad Social

Viernes, 29 de marzo 2019, 07:46

En el último tercio del siglo XX las trabajadoras del servicio doméstico (como ahora de forma muy mayoritaria, mujeres) procedían del medio rural en un porcentaje notable. Trabajar como internas en casas de las ciudades para otras familias era una manera de salir del pueblo ... y tener un medio de vida. Casi todas eran jóvenes y españolas. En el siglo XXI el trabajo de los empleados del hogar ha cambiado mucho; ahora casi la mitad de las personas afiliadas al sistema especial de la Seguridad Social son mujeres extranjeras, y estas son mayoría (casi todas) entre las que trabajan como internas y cuidadoras de personas dependientes. Pero, españolas o de otras nacionalidades (también el pequeño porcentaje de hombres), la reivindicación principal del colectivo es ampliar sus derechos, y sobre todo la cobertura del desempleo. Porque otros, como frenar el empleo precario o la subida de los sueldos, chocan con otras realidades: las organizaciones como Cáritas, Cruz Roja, los sindicatos UGT y CC OO y las religiosas de María Inmaculada, que trabajan con este colectivo, destacan que la subida del Salario Mínima Interprofesional del 22% no ha beneficiado demasiado a estas mujeres, pues los empleadores les pagan lo mismo pero les han reducido la jornada laboral.

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«Nuestra situación es de un presente duro y un futuro incierto»

Vive en Segovia desde hace nueve años, vino de El Salvador y ha trabajado también en hostelería. Pero para Icela Esmeralda Dávila de Jacobo es su trabajo en el servicio del hogar familiar el que le lleva a reivindicar una mejora de los derechos de este colectivo que, como es su caso, «pasa mucho tiempo fuera de su casa y deja a su familia, para la que no tenemos mucho tiempo». Por esas circunstancias es un trabajo «duro», comentó, para el que es necesario «aplicar la ley y la igualdad de derechos para las mujeres», y eso pasa por la inclusión en el régimen general de la Seguridad , porque su esfuerzo es «para que otras personas puedan tener un presente mejor, sabiendo que nuestra situación es de un presente muy duro y un futuro incierto».

Pilar García Santamaría, de la Secretaría de Mujer de CC OO, corrobora que la reducción del tiempo de trabajo para compensar la subida del salario mínimo ha supuesto que muchos empleadores, sobre todo las personas mayores que solo tienen los ingresos de su pensión, hayan reducido el tiempo de trabajo, aunque mantengan la misma retribución anterior al nuevo salario mínimo, establecido ahora en 900 euros y que supone una cuota de 263,55 euros para el empleador y de 49,35 para las trabajadoras. Y lo confirma el director provincial de la Tesorería y del Instituto Nacional de la Seguridad Social, Miguel Ángel Cabo, pues señala que han tramitado varias reducciones de jornada con la misma cotización.

En el colectivo de empleados del hogar hay una fluctuación en el número de personas afiliadas, aunque puede decirse que permanece estable en los dos últimos años. De acuerdo con los datos que ofreció el director provincial de la Tesorería y del Instituto Nacional de la Seguridad Social –en la Jornada del Servicio del Hogar Familiar, organizada la Comisión de Empleo y Formación del Consejo de la Mujer del Ayuntamiento–, a finales de febrero estaban afiliadas 90 personas menos que en febrero de 2017, pero la cifra global ronda las 1.300 y el 95,28% son mujeres. Aunque la tendencia es a la baja, y es probable que sea consecuencia de que en el sector sube el porcentaje de trabajadores sin contrato o en situación irregular, según los sindicatos.

«La mayoría de las familias asimila la importancia de nuestra actividad»

Natural de Cuba, Carlos Caching García lleva tres años en Segovia y trabaja como empleado al servicio del hogar familiar. Resume con dos palabras lo que reivindica para los trabajadores del sector: «Justicia e igualdad». Reconoce que en la sociedad «hasta cierto punto se nos valora, se nos tiene en cuenta. No con todos es igual, pero la mayoría de las familias comprende y asimila la importancia de actividad que hacemos en el día a día». Carlos es de los pocos hombres que trabajan como empleados de hogar, y se siente «muy bien ejerciendo esta profesión», en la que no ve «ninguna diferencia con mis compañeras mujeres, incluso me siento con un máximo de igualdad», aunque él no sufra «las situaciones de acoso y violencia sexual» que, en muchos casos, padecen ellas.

Miguel Ángel Cabo explicó las características del sistema especial y cómo acceder a la afiliación, a informes y certificados, la documentación de sus cotizaciones, con certificado digital o a través de la sede electrónica. Los datos de la Seguridad Social que ofreció son los que corresponden a una provincia con poca población, pero Cabo sí destacó que hay una concentración de las empleadas de hogar en Segovia capital, donde trabaja el 48,37% de las afiliadas, frente al 51,63% del resto de los municipios, a pesar de que en estos se concentran dos tercios de la población.

Así, de las 1.292 personas afiliadas a finales de febrero, en la capital están trabajando 625. De lo que no tiene datos la Tesorería de la Seguridad Social es de las personas que trabajan en este sector sin estar afiliadas, pero las estimaciones realizadas a nivel de toda España indican que podrían ser un 25% o más; es decir, que una cuarta parte de las mujeres que trabajan en los hogares de otras personas están en la economía sumergida, unas 164.00 en toda España según los datos del estudio realizado por Oxfam Intermón y el Instituto de Estudios de Género.

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«Somos unos profesionales más, aunque no se reconozca como tal»

Silvana Zuleta nació en Colombia y lleva en Segovia tres meses, y desde el principio está trabajando como empleada doméstica, «en el trabajo del hogar familiar y cuidado de personas, mayores y también niños», precisó. Su principal queja es ahora que «no se mire esta actividad desde la óptica que somos un profesional más y que no se haya reconocido aún como tal». Parte de un hecho y de una percepción mayoritaria: «Como decíamos en el manifiesto, que seamos tratados en la mayoría de los casos como personas de segunda clase». A pesar de que en este trabajo, dice, «sacrificamos a nuestra propia familia para que otra pueda cumplir con sus objetivos laborales, el cuidado de sus propios hijos, y eso no es valorado en la mayoría de los casos».

Otro dato llamativo es que, si bien como internas son mayoría las extranjeras, más de la mitad de las afiliadas son españolas (690, el 53,4%) y en la Seguridad Social están inscritos 61 hombres, el 4,8%, de ellos 33 españoles; entre los extranjeros, predominan los de seis países, según el gráfico de la página anterior.

Y Miguel Ángel Cabo mencionó otra característica que se viene observando en los últimos años en este sistema especial de la Seguridad Social, la elevada edad de las empleadas del servicio doméstico: más del 72% tienen entre 40 y 64 años.

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