El Palacio de Justicia y el teatro Cervantes. No hay más obra pública de envergadura en Segovia, enumera el presidente de la Asociación Provincial de Industrias de la Construcción (APIC), Javier Carretero. También está el futuro complejo asistencial que albergará el centro de salud de Nueva Segovia, cuyos trabajos no han comenzado. La primera ejecución está en su recta final; la segunda está también por iniciarse tras un retraso de medio año como consecuencias de tener que modificar el proyecto y del acuerdo entre la empresa adjudicataria y el Obispado para poder usar la huerta del Seminario. El resto de nuevas edificaciones son promociones privadas, que se alzan sobre todo en el barrio de Comunidad Ciudad y Tierra.
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Carretero habla del escenario para los proyectos que están por levantarse y pintan bastos. «Llevamos desde finales del año pasado con una convulsión importante que no tiene que ver ni con la huelga del transporte ni con la guerra en Ucrania», anticipa.
En la construcción, la espada de Damocles pende, como ocurre en otros sectores de la actividad económica, sobre los costes que han de afrontar las empresas, cuyos balances se salvan por el momento gracias al hecho de que «hay un movimiento». Las constructoras compran ahora el ladrillo por el doble de lo que costaba hace tan solo unos meses. La adquisición de aluminio también ha duplicado el desembolso que han de hacer los industriales.
Carretero pone estos dos ejemplos del encarecimiento que han experimentado los materiales que se emplean asiduamente en la edificación; pero podría poner algunos más. La madera, el hierro, el cristal, el acero... «Los precios han subido de media un 70%, un 80% y hasta un 100%», repite el presidente gremial en la provincia. «Es inasumible», apostilla.
El encarecimiento del material y de los suministros repercutirá en el precio final de la vivienda nueva, avanza el representante de los constructores segovianos. A partir de los gastos al alza que han de cubrir las empresas y de los cálculos de «una mano de obra que no ha subido», Javier Carretero calcula que el desembolso a realizar para convertirse en dueños de un casa de nueva edificación en Segovia aumentará un 30%.
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Es decir, si según Tinsa, plataforma internacional y diversificada de valoración, asesoramiento y datos inmobiliarios, el precio medio de la vivienda en la ciudad se situó al finalizar el año pasado en 1.262 euros el metro cuadrado, lo que a su vez representa un incremento interanual del 3,2%, con la repercusión del encarecimiento de los materiales de construcción ese importe crecerá unos 378 más hasta alcanzar los 1.640 euros el metro cuadrado si se trata de edificaciones nuevas, según el citado impacto del 30% que el presidente de la Asociación Provincial de Industrias de la Construcción aplica al precio final en las promociones que están por ejecutarse.
Por su parte, el presidente del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria matiza este escenario y detalla que aproximadamente siete de cada diez nuevos bloques levantados o contratados en la capital están en régimen de cooperativa. Miguel Tovar deduce que la repercusión del sobrecoste pagado por las empresas por los materiales de construcción «tardará» en notarse en el precio final de las viviendas nuevas.
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Carretero duda de que las promociones que ya están muy avanzadas y cercanas a culminar su ejecución antes de ser entregadas a los compradores sufran y arrastren los costes extraordinarios del encarecimiento de los suministros. Continuarán hasta el final sin que se note en la cuantía que ya está cerrada con los futuros propietarios, considera el presidente de los industriales segovianos de la construcción. Harina de otro costal son las que aún no se han movido y solo figuran en un plano.
Y esta es la mayor zozobra que intranquiliza a las empresas del sector en la provincia, pone de relieve su representante. «Existe el temor a que haya obras que no empiecen porque saben que si van para adelante van a pérdidas», advierte Carretero. Esta incertidumbre se agrava y agranda exponencialmente cuando se trata de ejecuciones de obras públicas de envergadura, agrega. Y es que una posible paralización de la actividad de las grandes adjudicaciones suele provocar un efecto dominó en las obras menores y, por ende, se corre el riesgo de «que todo se pare», avisa el presidente de la patronal provincial de la construcción.
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