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claudia carrascal
Segovia
Domingo, 9 de junio 2019, 13:54
La figura del socorrista forma parte del verano, pero en Segovia cada vez es más difícil de encontrar. A pesar de lo decisivos que resultan estos profesionales, sus condiciones son cada día más precarias. Los cursos para obtener la titulación rondan los 400 euros, el ... trabajo suele ser de lunes a domingo la remuneración ronda entre los 900 y los 1.000 euros, una cifra que, según el director de la Escuela Segoviana de Socorrismo, Luis Miguel Pascual, ha caído en torno a un 30% en los últimos cinco años. Esta situación está provocando que el personal escasee y que una parte importante de los puestos vacantes de Segovia se cubran con socorristas procedentes de Madrid.
Castilla y León solo es necesario un certificado que acredite la formación en socorrismo, pero no se exige un número mínimo de horas cursadas, tampoco que un porcentaje sean en primeros auxilios, otro en salvamento y una última parte para las pruebas físicas, algo que sí que existe en comunidades como Madrid. Lo mismo ocurre con los cursos de reciclaje, pues la Junta de Castilla y León no los establece como condición para ejercer cuando en gran parte del país son obligatorios cada dos años. En la provincia de Segovia trabajan unos 125 socorristas y en 2019 tan solo han realizado el curso de reciclaje once. La cifra ha caído cerca de un 84% en los últimos cuatro años: en 2016 la Escuela Segoviana de Salvamento emitió 66 títulos de reciclaje, el año pasado solo doce y este año, de momento, uno menos. Al no ser obligatorio, la mayoría optan por no invertir su tiempo y su dinero en este curso, el riesgo es que una formación tan específica y que no se suele poner en práctica durante años como puede ser un rescate o una reanimación cardiopulmonar (RCP) se olvida. De hecho, Luis Miguel Pascual, afirma que los estándares sanitarios establecen que el recuerdo tiene que hacerse en un plazo máximo de seis meses, pero muchos socorristas de la Comunidad «llevan cinco años o más sin reciclarse». A su juicio, es un riesgo y una imprudencia que pueda haber socorristas trabajando con una titulación que han obtenido hace más de 20 años y que no han puesto en práctica solo por el hecho de que no caduca.
La del socorrista es una figura que está cada día peor valorada porque se piensa que su trabajo se limita a momentos muy puntuales y que se pueden suplir con precaución, pero eso «no es así», lamenta Pascual. De hecho, compara su labor con la de los bomberos, que también actúan en contadas ocasiones pero cuando ocurre algo «son imprescindibles para garantizar la seguridad y evitar daños personales y materiales».
Sin un rescate a tiempo las probabilidades de sobrevivir son mínimas, hasta el punto de que el tiempo de reacción máximo es de entre 5 y 8 minutos para sacar a la persona del agua y realizar la reanimación y otros 8 minutos para que llegue el servicio de emergencias. Además, el tiempo de reacción marca la diferencia, entre quedarse en estado vegetal o sufrir un daño leve sin apenas secuelas. Estima que de las personas rescatadas a las se les practica la RCP, al menos un 50% tienen algún tipo de secuela y en un 25% de los casos las consecuencias son severas, ya que provocan una situación de dependencia en la víctima.
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