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claudia carrascal
Segovia
Lunes, 25 de octubre 2021, 21:22
En Comisiones Obreras (CC OO) se encargan de controlar que se cumplan todos los requisitos legales con estos trabajadores temporales y hacen visitas al campo ... para observar de primera mano las condiciones en las que trabajan. «A raíz de los brotes surgidos, estamos insistiendo en la importancia de cumplir los protocolos sanitarios, aunque también controlamos que se respeten las horas de trabajo estipuladas», explica la responsable de Industria de CC OO de Segovia, Cecilia Ramos.
Asimismo, concreta que desde marzo han interpuesto tres denuncias en inspección y han trasladado varias advertencias a los empresarios porque «hemos visto casos en los que no se respetaban los horarios, trabajaban de lunes a domingo, no les pagaban el salario mínimo o apuraban hasta las horas de más calor y sin habilitar puntos para que los empleados pudieran refrescarse». Otro de los inconvenientes más importantes son las contrataciones, ya que «en este sector no suelen recurrir a empresas de trabajo temporal, sino que tienden a la llamada masiva entre ellos y hacen las gestiones a través de intermediarios, lo que no garantiza la legalidad».
Es una realidad difícil de regular porque se basa en un comportamiento cultural, según Ramos. No obstante, insiste en la importancia de que se recurra a vías legales como las bolsas de empleo de las organizaciones agrarias o la contratación directa por parte del empresario para evitar que los trabajadores se queden desprotegidos y se vean perjudicados a nivel económico porque una parte del sueldo se la lleva el intermediario. En estos casos «el empresario paga a 10 euros la hora el temporero como mucho percibe 7 euros».
Por otra parte, lamenta que el convenio de este sector lleve tres años sin tocarse. «Estamos tratando de sentarnos con la patronal porque no hay avances y en muchas ocasiones no se respetan aspectos básicos como 40 horas semanales de trabajo», apunta. Sin embargo, esta tarea no será fácil, en gran medida porque no hay una representación potente de los trabajadores y no ve viable que se pueda consolidar a corto plazo.
«Son personas que parten de una situación de debilidad económica y vienen a España para sacar el máximo dinero posible lo que hace que sean más sumisos. A veces ellos mismo prefieren hacer jornadas de 10 horas para cobrar más. Todo ello, sumado al miedo a no volver a ser contratados y a la temporalidad de estos trabajos, que hace que sean personas muy itinerantes, dificulta las negociaciones. Resisten abusos, pero se ven muy solos y necesitan el dinero así que pasan por el aro porque con el salario de 3 meses viven todo el año».
Por otra parte, subraya que en países como Marruecos no existe la cultura sindical y cobrar 6 euros la hora cuando en su país se tiran varios días para conseguir ese dinero «les parece la leche». Terminar con estos incumplimientos es uno de los retos, aunque reconoce que la situación ha mejorado y uno de los logros ha sido regularizar las altas en la Seguridad Social.
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