Segovia

Un sistema contra el vandalismo navideño

El polémico Paseo de la Navidad de Segovia ha sido noticia antes y durante su celebración, en muchos casos por cuestiones desagradables para el Ayuntamiento de Segovia, la administración que ha decidido su desarrollo por primera vez en el paseo del Salón. Deficiencias en las casetas o en el pavimento durante las primeras jornadas empañaron durante los primeros días de diciembre un mercadillo que pronto pasó a ser noticia por los actos vandálicos que se sucedían en su interior, con varios hurtos de productos, de la iluminación del paseo e incluso 'excursiones' por el centro de Segovia con el coche de exposición aparcado al inicio del paseo.

Para poner fin a los actos incívicos, el Ayuntamiento de Segovia decidió instalar un sistema de seguridad. Su instalación corrió a cargo de una empresa de seguridad certificada, aunque los medios sí que son propios del Consistorio (estaban prevista su instalación, según desveló el alcalde, José Mazarías, en el polígono del Cerro). Son cuatro cámaras que, aunque tienen la capacidad para grabar imágenes, no están programadas para ello. Su funcionamiento durante estas fiestas -después de Navidad se retirarán- es más bien el de un detector de movimiento.

Las cuatro cámaras colocadas en el paseo del Salón utilizan unas líneas definidas previamente en puntos estratégicos de la zona para detectar si se cruzan o no. Además, tienen programación temporal. Es decir, mientras el mercadillo está abierto no funciona ni detecta posibles intrusos, pero por la noche, cuando queda cerrado y tan solo queda el vigilante de seguridad, entra en funcionamiento. A partir de entonces, el sistema detecta cualquier entrada a través de las líneas definidas. Simplemente manda un pitido, una alarma acústica, que da el aviso a los miembros de seguridad.

El sistema está señalizado en distintos puntos del paseo del Salón como una alarma. No hay, por lo tanto, los típicos carteles que advierten de la existencia de una zona videovigilada. Y es que el sistema está configurado para no grabar ni tomar imágenes. De hecho, en la caseta del vigilante tampoco se puede observar a través de las cámaras. Tan solo se escuchan las posibles advertencias acústicas que se producen si hay intrusos en algunas de las zonas.

El principal problema del sistema es que se lleva a cabo a través de cámaras que, si fueran programadas, sí tienen la capacidad de grabar, lo que requeriría la consiguiente autorización de la agencia española de protección de datos. Pero la fórmula empleada no toma imágenes y funciona como un detector de movimiento.

Se trata de una fórmula que también se puede realizar a través de sensores de infrarrojos o líneas láser, pero los riesgos de alertar de falsas intrusiones son mayores en espacios amplios. Las cámaras del paseo del Salón tiene la posibilidad de identificar que los píxeles que se mueven lo hacen en función de un patrón que se corresponden con los de un humano, un animal o un objeto. Así, si el patrón de movimiento determina que es un humano, salta la alarma. Si no, no saltaría.

Este tipo de sistemas de seguridad ya es habitual en instalaciones abiertas como granjas solares, sitios donde se tiene que cubrir un gran área para dar seguridad. También es cada vez más utilizado para contar el número de personas que acceden a un espacio o recinto, como por ejemplo las estaciones de autobuses.

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