luis javier gonzález
Segovia
Lunes, 28 de mayo 2018, 11:53
Un Policía Local frena en una intersección del barrio de La Albuera y pregunta jocoso a cuatro músicos con dulzainas, tambores y el busto de bronce del premio de folclore Agapito Marazuela en la mano: «¿Qué hacéis?». «Estamos aquí para que no nos quiten la ... calle», responden con humor y con el orgullo de tener el privilegio de formar parte del callejero segoviano. La vía, denominada anteriormente Frente de Juventudes –fue la primera en eliminar la referencia franquista durante la alcaldía socialista de Pedro Arahuetes, con el apoyo de los vecinos – honra a los Silverios, apelativo de una familia de músicos imprescindible para entender el folclore segoviano. La prueba es que una de las dulzainas que muestran Mariano, Jesús, Carlos y Fernando, hijos del legendario Mariano San Romualdo Egido, tiene gastados los agujeros. Como los manuscritos que se teñían de amarillo en los archivos, este instrumento rezuma historia.
Publicidad
Todo empezó con el abuelo Silverio, abandonado a finales del siglo XIX en una inclusa de Madrid nada más nacer. Un vecino pudiente de Torreiglesias que había visto morir a varios hijos pequeños le recogió. Los esfuerzos por descubrir quiénes fueron sus progenitores han sido en vano, pero creen que se trataba de alguien pudiente. Silverio fue un hombre polifacético; había que hacer caja para alimentar al matrimonio de ocho hijos que formó con Juliana. «Lo mismo se dedicaba a la agricultura que era peluquero, zapatero o sacaba las muelas en el pueblo. Y ya se puso de músico para rematar faena», explica su nieto Jesús. El Tío Antonio, un dulzainero del pueblo, discutió con su compañero y el abuelo ocupó la vacante. «¡Pero si no tienes tambor!», le espetó entonces su compañero. Tardó una semana en hacerse con uno y al poco tiempo ya trasteaba con su primera dulzaina.
Mariano, su primogénito, habría cumplido 104 años el lunes pasado. Nació en 1914, unos pocos meses antes del comienzo de la Primera Guerra Mundial. Padre e hijos amenizaban las fiestas de pueblos –Caballar, La Cuesta, Cabañas de Polendos, Brieva, Escalona del Prado o Venganzones– y Mariano debutó a los 15 años en una boda de tres días en Basardilla cobrando 15 de las antiguas pesetas. En invierno, la familia hacía títeres y comedias; también proyectaban cine mudo en un proyector de segunda mano como gancho para la danza posterior. Así nacieron los Silverios.
El abuelo no tenía tierras y se llevó a la familia a Segovia. Era un hombre dicharachero y no tardó en introducirse musicalmente en la ciudad, a la que regresaría Mariano en 1940 después de servir en Cáceres durante la Guerra Civil. La música no era sustento suficiente y cada hermano siguió su camino: uno el militar, otro en Telefónica, dos monjas... Mariano, conserje del grupo de danzas de la Sección Femenina cuando se fundó en 1942, también era un manitas. «Cortaba el pelo, ¡pero sacar dientes no le dejábamos!», dice con humor su hijo Mariano, que guarda la dulzaina desgastada en una preciosa funda que su padre cosió a mano.
Y llegó la siguiente generación. Mariano tuvo ocho hijos en su matrimonio con Josefa Agejas. Dos fallecieron antes de cumplir los dos años y otro, José Julio, en 2015. Javier, jubilado, no ha podido asistir a la cita. Mariano Junior, que cumple mañana 71 años, actuaba con su padre desde los diez. Tocaban los fines de semana invernales, con viajes llenos de riesgo. «Una noche, bajando desde La Granja, se apagó la luz de la moto y se le cayó a mi padre encima, partiéndole la pierna. Yo saqué la moto como pude y fui a un bar a pedir auxilio. Entonces no había tráfico y le cogió el conductor del coronel de la Academia. Ahí estaba yo solo con la moto para arriba, con 12 años, o mi hermano José llevando el bombo en la bicicleta».
Publicidad
En la dura posguerra, Mariano cobraba lo que podía. En una actuación en Carbonero de Ahusín le pagaron con garbanzos que trató de camuflar sin éxito en el bombo. Su dulzaina era imprescindible en el grupo de Sección Femenina y también en la comparsa de gigantes y cabezudos en las Ferias y Fiestas de San Juan y San Pedro, una cita simbólica que la familia mantiene tres cuartos de siglo después. «Es casi más importante para nosotros que para nuestro padre. Entonces los gigantones iban por todos los barrios y solo les acompañaba una pareja, con tambor y dulzaina. Te pegabas una paliza, salías del Ayuntamiento a las nueve de la mañana y volvías a las cuatro de la tarde después de haberte recorrido media Segovia. Y eso lo hemos hecho todos. Para nosotros era un punto de reunión entre hermanos, sobrinos y el padre. Ya no era por ganar dinero, porque si dividíamos no quedaba gran cosa, sino la tradición», explica Jesús.
El padre llevaba a sus 'píos', como les llamaba, a tocar a los pueblos o al Mesón de Cándido, donde fue dulzainero de cámara. Tiraba del que podía y cuando los mayores empezaron a trabajar, le tocó a Carlos, el pequeño. No olvida su primer día, en las fiestas de Escobar de Polendos: «Yo tenía 14 años y no había tocado nunca. Un día vino mi padre y me dijo: 'Haces falta, que no hay nadie en casa'. Él tocaba, le daba al bombo y de vez en cuando me decía, 'da en el plato'. Y yo,¡ pum!, golpe que te crió. Él me decía, 'esto me lo hago yo solo, tú solo tienes que acompañarme'. Y allí me dejaron tres días, 14, 15 y 16 de agosto». Mariano viajó con la Sección Femenina a Italia, Suiza, Latinoamérica y Estados Unidos, y también estuvo en la inauguración de TVE en 1956. «Cuando viajaba, siempre había alguno de nosotros que se quedaba cubriendo el servicio de conserje. O mi madre ». Estuvo, por ejemplo, en la feria mundial de Nueva York de 1965 y sus hijos se enorgullecen porque los Silverios han llevado el folclore segoviano por todo el mundo.
Publicidad
También destacan su colaboración en el disco 'Los Comuneros' con el Nuevo Mester de Juglaría. «Eso permitió dejar constancia de lo que hacíamos, porque la gente no prestaba tanta atención al folclore o la dulzaina. Aquí había muy pocos dulzaineros (a lo sumo una decena) y no estaban muy bien vistos. Fue uno de los primeros discos que se grababan de dulzaina, y a partir de ahí empezaron a salir grupos. Nos sentimos un poco pioneros», resumen. Y lo grabaron mientras en el estudio de al lado Las Grecas inmortalizaban 'Te estoy amando locamente'. Mariano hijo, que lo promocionó con su padre en grandes teatros de Barcelona o Madrid, vivió el asombro del maestro en el Alcalá Palace. «Estaba el teatro abarrotado y empecé yo con el tambor. Cuando le tocó a mi padre, se quedó en blanco. Fíjate, con toda la experiencia que tenía... Luego ya se acordó». Cuando falleció, el 11 de noviembre de 2007, Mariano ya era un grande de la ciudad: le habían otorgado desde el Alcázar de Oro de la Asociación de Amigos de Segovia por su labor en defensa de la música tradicional, en 1976 hasta el Premio Nacional de Folclore Agapito Marazuela, en 1996. «Nos sentimos orgullosos, sobre todo porque nos ha transmitido su forma de ser y porque seguimos viviendo el folclore, de una manera u otra. Cuando lo hacíamos, despotricábamos. Con 18 años, sábado y domingo a tocar a un pueblo mientras tus amigos se iban de fiesta... Pero ha valido la pena», explica Jesús, ordenanza en la Diputación. Mariano Junior trabajó como funcionario en la concentración parcelaria; Fernando, mecánico en la Base Mixta, es director artístico de La Esteva: «Yo soy el que sigue enseñando bailes, pero por el grupo de danzas han pasado todos los hermanos».
Para Carlos, que lleva ocho años en paro, la música ha sido una salvación. «Seguimos haciendo bodas, pueblos... Me saca de muchos ratos de no pensar». Fernando tiene una hija que toca la dulzaina y uno con el tambor. El hijo de Carlos toca la trompeta y su hija baila en el grupo de danzas. «En los gigantones salen los jóvenes y los hijos de los sobrinos, aunque son pequeñitos». Las familias de los siete hermanos de Mariano han mantenido relación con la música así que hay más Silverios, algunos en Logroño, otros en Alicante. En Segovia, los descendientes del abuelo Silverio se han ganado su calle.
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.