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Pocos días después de que la pandemia obligara a cerrar los colegios, Sergio Calleja, profesor de Literatura y Filosofía en los Maristas de Segovia, envió una carta a sus alumnos: «No os agobiéis. Es el momento de aprender grandes lecciones, no Matemáticas, Física o Literatura». Directa y universal, la misiva dio la vuelta al mundo. «He recibido muchas llamadas, incluso desde Argentina», dice. En las últimas horas, ha vuelto a coger la pluma para dirigirse a la ministra de Educación, Isabel Celáa. Según Calleja, no hay mejor momento que este para levantar un nuevo sistema educativo.
«Los alumnos de Primaria no son autónomos para manejar las plataformas digitales, para gestionarse el tiempo, y esto está generando nerviosismo y desazón. A sus familias les pediría tranquilidad. Si se puede ayudar, se ayuda, y si no, no pasa nada. No es momento para hacer ejercicios de Matemáticas o Sciences. Con los chicos de Secundaria es distinto porque les estamos pidiendo que se autorregulen, que gestionen bien su tiempo, que sean responsables, y esto es muy complicado. No podemos dar por hecho que todos los chicos de 14 o 15 años se saben autorregular. Por eso es tan importante enseñarles a ser responsables y aprovechar bien el tiempo. Esta crisis ha puesto de manifiesto muchas de las carencias del sistema educativo, que está desfasado, porque únicamente pone el foco en los contenidos y en las calificaciones. Transmitir contenido no es educar», afirma el profesor.
Sergio Calleja, que en 2019 figuró en la sexta posición del Top 10 de los mejores docentes de España, es partidario de acometer una reforma educativa de calado, que alumbre un modelo que de verdad forme a los nuevos hombres y mujeres del siglo XXI. «Si el sistema educativo está basado en el contenido, ahora, transmitir ese contenido es muy complicado; si el sistema educativo está basado en la calificación, ahora es cuando nos ha entrado la histeria porque no sabemos cómo calificar todo lo que hacemos. El problema es haber mantenido durante tanto tiempo un modelo centrado en los contenidos y en las calificaciones, no en las competencias. Para el siglo XXI no hacen falta hombres y mujeres con las cabezas llenas de contenidos, sino competentes, creativos, autónomos, que se sepan reinventar, que piensen, que sean críticos. No tiene sentido preocuparnos tanto por la calificación», añade el docente, desconcertado, como toda la comunidad educativa, por los mensajes contradictorios que, a su juicio, está lanzando el Ministerio de Educación: «Los titulares que dan son tan vagos e improvisados que están generando una sensación de malestar y de agobio. Como titular de Educación, la ministra también tiene que saber educar».
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