

Secciones
Servicios
Destacamos
Carmen Montero Morales es directora de Enfermería de Atención Primaria de Segovia y desde hace unos días coordina a los miembros del equipo de responsables ... del seguimiento epidemiológico en la provincia. Le hace gracia que se les llame rastreadores de la covid-19, pero algo de detectives tienen.
Los expertos
–¿Qué es un rastreador de covid? ¿Cuál es su función?
–[Risas]. Lo de 'rastreador de covid' lo han acuñado ustedes, los periodistas... Bueno, no somos rastreadores detectivescos pero estudiamos los contactos de cada caso que logramos confirmar. Primero, estamos pendientes de que se consideren los casos sospechosos, es decir, todos aquellos que presenten síntomas que puedan inducir a pensar que esa persona tiene covid. A esos individuos se les va pidiendo información sobre sus contactos y, si la prueba PCR les confirma como positivos, empezamos a llamar a los contactos que previamente nos han proporcionado. A partir de ahí, les damos a conocer las medidas que deben adoptar, les explicamos cómo tienen que cuidarse, la cuarentena, el aislamiento.... Si los contactos presentan síntomas, automáticamente se convertirán en caso y con ellos habrá que realizar un seguimiento idéntico. Si no los tienen, simplemente les haremos llamadas telefónicas a lo largo de los días de cuarentena.
–Eso puede ser inacabable...
–Es inacabable. Son círculos que se van trazando en torno a un primer caso, a un segundo caso, a un tercer caso, y así sucesivamente. Es la forma que tienen los epidemiólogos de poder trazar la cadena de contagio.
–¿A esos contactos se les realiza la prueba?
–Primero hay que saber que un contacto no solo es cualquier persona que se relacione con otra, sino que lo haga de manera estrecha. Y ese contacto estrecho solo se tiene con un número limitado de personas, no con todas las que uno se cruza habitualmente. Contactos suelen ser los familiares –a los que siempre se les va a hacer la PCR– y los convivientes laborales, si no han tomado las medidas de protección y de distanciamiento social adecuadas durante la jornada laboral y han compartido espacios. A estos también se les hace la prueba. Luego hay otros contactos estrechos a los que se pone en cuarentena y se vigila mediante llamadas.
–¿A cuántos contactos de media por persona se está rastreando?
–En cuanto a familia, dos o tres a lo sumo, y en cuanto a compañeros, depende del tipo de trabajo. Hay trabajos que exigen cooperación entre varias personas en los que la posibilidad de contagio es mucho mayor. Desconozco la media exacta, pero pueden ser entre seis u ocho contactos por caso, dependiendo de unas cosas u otras. Eso, dentro de la fase en la que estamos.
–¿A cuántas personas están siguiendo ahora mismo?
–A veinticinco o treinta en toda la provincia.
–Parecen pocas...
–Los casos que están apareciendo son muy puntuales. La clave está en la fase. En la fase 1 no están permitidas las reuniones de más de diez personas. Cuando pasemos a la fase 2, o estemos en la fase 3, los contactos se van a multiplicar porque las reuniones serán más extensas. Ahí es donde reside el verdadero peligro.
–¿Hasta ahora, qué resultados están obteniendo? ¿Se está controlando esa cadena de contagio?
–Caso que aparece, caso que se aísla y se 'cuarentena' a sus contactos estrechos. En principio no estamos teniendo problemas. Tampoco está habiendo muchos casos, afortunadamente. No estamos como hace mes y medio o dos meses. Entonces hubiera sido imposible hacer este seguimiento.
–¿Cuánto tiempo llevan rastreando?
–Empezamos el 25 de mayo, oficialmente, pero en la Gerencia ya se llevaba haciendo unos días.
–El seguimiento se realiza a golpe de teléfono, claro.
–No se requiere más, en principio. Si luego se necesitara citar a la persona porque se convierte en caso, entonces vas a tener que recibirla. La idea es que tanto casos como contactos se muevan lo menos posible para evitar el contagio a terceros.
–En otros lugares, los rastreadores echan de menos más manos. Creen que son pocos teniendo en cuenta la importancia de su labor. ¿Cuántos son en Segovia?
–Somos 17. Yo coordino y el resto hace el trabajo de campo, uno por cada zona básica de salud. Todo dependerá de los casos. Si estamos como ahora, la cosa es abordable. Si empieza a haber más casos, necesitaremos a más personas. De momento, con lo que estamos haciendo y lo que está surgiendo, estamos bien.
–La desescalada avanza y cada vez hay más gente en las calles. ¿Nos estamos confiando?
–El problema es que nosotros podemos poner los mecanismos, las estrategias, los proyectos que nos permitan controlar, en la medida de lo posible, las cadenas de contagio, pero quien tiene toda la responsabilidad de evitar ese contagio es la propia población. Si la población no toma las medidas que se están proponiendo para romper las cadenas, seguirá habiendo contagios y por mucho que nosotros intentemos poner diques, no será suficiente. Lo más importante es mantener el distanciamiento social, ponernos las mascarillas cuando estamos con otras personas y lavarnos las manos con mucha frecuencia.
–¿Qué piensa, como sanitaria que es, cuando pasa por la avenida del Acueducto y la ve llena de gente?
–Me da pánico y me pregunto qué puede pasar aquí, sobre todo cuando ves que alguien abraza a otro o lo coge del brazo. Esto lo hacen mucho los jóvenes. La gente joven no tiene conciencia de lo que ha estado pasando. Cuando eres joven piensas que eres inmortal y que no va a pasar nada. Yo tengo dos hijos jóvenes y ellos han vivido esto de cerca, en casa. Me dicen que sus amigos no entienden que las medidas tengan que ser tan drásticas, tan rigurosas, pero ellos saben bien que la covid-19 es una cosa seria, que no es un catarro.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.