El presidente de la Audiencia Provincial de Segovia, Ignacio Pando, relata las vicisitudes que acarrea el funcionamiento de un juzgado en el medio rural, problemas que se concentran en la cobertura de las plazas y se agrandan cuando los destinos se alejan unos kilómetros más ... de los núcleos urbanos. El magistrado admite esas dificultades y las bosqueja usando como paradigma el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Sepúlveda, un órgano en el que, por ejemplo, «la secretaria titular estaba en comisión de servicio», recuerda Pando.
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Una situación similar a la que ocurre con el puesto de juez titular. Y es que este ente judicial «ha estado un montón de tiempo» sin su responsable judicial principal, vacante que se ha ido solventando con sustituciones mediante interinidades; pero al final la plaza carece de dueño.
Este escenario de provisionalidad que traza en su descripción el presidente de la Audiencia Provincial de Segovia es el reflejo del escaso personal que se siente atraído por estos destinos. «Es la lucha permanente de los juzgados pequeños», pone de manifiesto Ignacio Pando, quien incluso llega a encomendarse a la suerte si al final las vacantes se cubren mediante el recurso del interino, aunque haya veces que ese personal arrastre falta de experiencia, lo que obligue a formarlo sobre la marcha.
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