Juan Manuel Garrote, médico segoviano del consultorio de Coca. Antonio DE tORRE
Juan Manuel Garrote, médico de Coca con 66 años

«Antes me sentía orgulloso de la sanidad de mi país, ahora no»

Es uno de los profesionales sanitarios que sigue en activo pese a tener edad para la jubilación

Viernes, 8 de julio 2022, 08:08

Juan Manuel Garrote ha cumplido 66 años. Es uno de los catorce médicos, según Gerencia de Asistencia Sanitaria de Segovia, que está en activo en la provincia pese a haber superado la edad de jubilación. Todos en el primer nivel del sistema público sanitario, el ... de la Atención Primaria. El facultativo explica que, a partir de ahora, puede cada año renovar sus votos y proseguir con el servicio. Así, hasta los 70, cuando un médico ya no puede prolongar más la vida laboral en la comunidad autónoma. Va a ser un cuatrienio «a la expectativa», cuenta Garrote, que afirma sentirse «bien de salud» para plantearse continuar pasando consulta.

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Además, «me gusta mi trabajo y tengo una situación estable», comenta para apuntalar las razones por las que elude la jubilación. En su caso no ha de hacer constantes desplazamientos como otros compañeros. Quien fuera también presidente del Colegio Oficial de Médicos de Segovia y secretario general de la Organización Médica Colegial de España reconoce que «los inconvenientes de la falta de medios me afectan pero no me agobian».

«Es frustrante. Estamos pasando de dar un tratamiento que era excelso a ser decepcionante»

Se ve «con fuerza para seguir» con una profesión que es «vocacional», revela. En estos trece años vinculado al centro de salud caucense «siento que tenemos buena relación con la población, que además está contenta con el equipo médico» que la atiende y vela por su salud.

Fuera de la consulta

Esta dedicación la demuestra Garrote con iniciativas fuera de la consulta para fomentar el bienestar de los convecinos. Talleres, charlas, práctica de ejercicio físico... son iniciativas que el médico promueve más allá del ámbito estrictamente asistencial. «Faltaba algo de actividad relacionada a la orientación sanitaria», explica el origen de los programas que ha impulsado en esta zona de la provincia. «Es un valor añadido que aportan los tres sanitarios, que creemos que es importante dadas las circunstancias actuales», en alusión a la necesidad de difundir y concienciar sobre hábitos saludables tras los años más crudos de la pandemia del coronavirus.

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Garrote echa la mirada atrás, recorre los 39 años que han transcurrido desde que empezó a trabajar como médico y concluye que la asistencia sanitaria y su gestión «han cambiado muchísimo». De sus palabras se intuye que ha habido evolución y progreso, pero también pasos atrás. «Antes nos faltaban medios y ahora personas», resume el facultativo, que adopta un tono crítico al analizar el panorama actual de la sanidad pública, en la que se cree y a la que defiende con firmeza. «Es frustrante porque estamos pasando de facilitar un tratamiento que era excelso a ser decepcionante».

«Soy un afortunado. Me gusta mi trabajo y siento que hay una buena relación con la población»

Opina con tristeza que, a día de hoy, «a los pacientes se les maltrata» cuando deberían ser el eje sobre el que girara la atención sociosanitaria. Juan Manuel Garrote se queja de que «hay compañeros que hacen una sanidad de guerra» en alusión a la escasez de recursos y las condiciones laborales en las que han de brindar su servicio. Apostilla que «la sanidad que se da no siempre es la que queremos». A partir de esta percepción, el médico llega a entender que haya «compañeros que vienen y no duran más de dos meses porque se van a otros sitios en los que cobran más».

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La desilusión de los jóvenes

«Hay que buscar fórmulas para fidelizar, claro; pero también para que la atención sanitaria sea más adecuada y que nos traten como titiriteros que van por pueblos de cinco habitantes donde la consultas no son dignas», eleva la gravedad de su reflexión. Juan Manuel Garrote piensa que «mientras no se centralicen los pequeños municipios en otros con centros de referencia con consultas bien dotadas para atender a los pacientes con la dignidad que merecen, mi sensación seguirá siendo de que corremos sin avanzar».

Con casi cuarenta años de servicio, comprende la «desilusión» que sobrevuela sobre los jóvenes médicos, quienes ven «defraudadas sus expectativas». Garrote se siente afortunado, ya que gestiona un cupo de unos mil pacientes y en un centro dotado adecuadamente «gracias en buena parte al Ayuntamiento de Coca, además de la administración». «Antes mes sentía orgulloso de la sanidad de mi país, ahora no», concluye.

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