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Estudió Ingeniería Aeronáutica en la Universidad Politécnica de Madrid y el proyecto fin de carrera lo hizo en el Reino Unido. Luego, un máster en administración de empresas (de negocios, como se conoce en el mundo anglosajón) financiado por la empresa en la que entró ... de inmediato, Airbus. En esta empresa y en Francia, en Toulouse, lleva desde noviembre de 2000. En realidad, precisa Héctor Asensio, «en Glasgow hice el proyecto de fin de carrera (en mi época la carrera de ingeniero aeronáutico duraba seis años), y posteriormente hice un MBA en la Open University de UK patrocinado por Airbus». A Segovia regresa de vacaciones y para ver a la familia y, años después, reconoce que tiene «una visión idealizada de España». Por eso «no descartaría» volver, pero con el condicional, y añade que «si se reunieran las condiciones para ello...».
Entrar en Airbus fue una consecuencia directa de los estudios, y Asensio empezó su carrera profesional «en el departamento de operaciones de vuelo, para el cual tener un perfil de ingeniero aeronáutico era casi obligatorio», declara. No encontró barreras culturales para integrarse: «La verdad es que no. Intentar trabajar lo mejor posible y tratar bien a la gente es una fórmula que yo creo que funciona en cualquier lugar del mundo. En Francia una vez que te adaptas al sistema, te tratan como a uno más. Aquí se valoran los resultados, independientemente del acento que puedas tener».
Son ya 18 años en el grupo Airbus, en Toulouse, donde están los servicios centrales de la compañía, «donde se toman todas las decisiones estratégicas, así que hay puestos de trabajo muy interesantes que no hay necesariamente en otros lugares, ya sea en España u otros países», asegura. Está a gusto y no ha pensado en volver, aunque «hasta ahora nunca se ha materializado la oportunidad».
Cuando viene con su esposa y sus dos hijas reconoce que tiene «una visión parcial e idealizada de España», porque para ellos «significa estar de vacaciones y ver a la familia», y presume de que sus dos hijas, de 9 y 6 años, «a pesar de haber nacido en Toulouse se sienten muy españolas, así que mi visión no es muy objetiva». Pero sí ha notado desde Francia «en los peores momentos de la crisis un país más triste».
Con la perspectiva del tiempo y de un buen empleo ganado a pulso, Héctor Asensio es consciente de que su historia «es la misma que la de miles de otros españoles que han buscado mejores condiciones fuera, y esto para España es nefasto».
Y, sin embargo, considera que «salir del país no es malo, al contrario. Se aprende mucho, permite ver las cosas desde otra perspectiva, y además hay más posibilidades de ganar un sueldo acorde con la formación de cada uno. Por tanto, más que por la gente yo lo siento por el país». Apostilla que «yo tuve acceso a una formación universitaria de alto nivel gracias al esfuerzo mis padres, pero también gracias a los impuestos de muchos españoles. Y cuando me ha tocado mí cotizar para ayudar a otros resulta que es Francia la que se beneficia de mi trabajo a través de mis impuestos».
De ahí que anime a los jóvenes a «que no se contenten con la mediocridad y busquen el trabajo y el sueldo que se merecen, en el país que sea.», y pide «a los empresarios y gobernantes que hagan lo necesario para que el empleo cualificado se quede en España porque formar cerebros que se van fuera mientras que se acoge a gente con muy poca formación hace que el país se empobrezca a largo plazo».
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