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Fernando Gómez sigue el rastrro dejado por una anaconda en su expedición al Amazonas. El Norte
Un segoviano en el corazón del territorio de la anaconda verde

Un segoviano en el corazón del territorio de la anaconda verde

Naturaleza ·

Fernando Gómez , experto rastreador, relata su encuentro en el Amazonas con la serpiente más pesada que existe: «Me quedé fascinado»

Martes, 11 de enero 2022, 22:30

La pasión por la fauna y la naturaleza de Fernando Gómez no es nueva. Ya apuntaba maneras desde que era un crío, cuando pasaba buena parte de su tiempo levantando piedras y buscando bichos entre los que se encontraban víboras y culebras. Era la ventaja de haberse criado en el campo, entre Palazuelos y Balisa, 'armado' para capturar ranas, culebras, grillos, serpientes... Viviendo en Segovia, la Tierra de Pinares y la sierra de Guadarrama eran algunos de sus escenarios favoritos en los que buscar estos reptiles. Su pasión fue en aumento con el paso del tiempo. «Iba con mi padre a cazar y pescar, pero luego yo me perdía por ahí levantando piedras para buscar bichos y demás», recuerda.

Ha sido exmiembro de unidades de bomberos forestales y de la Unidad Militar de Emergencias (UME), guarda rural especializado en rastreo y protección de fauna. Desde 2010 dirige el Servicio de Rastreo Forestal (Serafo) y el Departamento de Rastreo Científico de Chelonia, así como la División Iberoamericana de la Scott Donelan Tracking School (Estados Unidos) desde 2018.

Su pasión creció en la Escuela de Capacitación de Coca. Quería estudiar para ser guardia forestal. Fue un buen punto de comienzo, «me marcó», admite. De ahí sus agradecimientos para su familia, para los guardas de Patrimonio Nacional de La Granja y Bosque de Riofrío 'Tarulo', Marinas y Felipe, pero sobre todo para Fernando Aparicio, además del biólogo César Aguilar y Manuel Merchán, de Chelonia, y de Jesús Tapia, profesor de la Escuela de Capataces de Coca y del maestro de rastreo de serpientes Óscar Zuazo.

Treinta países

Años más tarde, esa ilusión infantil maduró hasta convertirse en algo mucho más ambicioso que le ha llevado a rastrear anacondas gigantes. Como rastreador profesional y director del Servicio de Rastreo Forestal durante los últimos diez años ha viajado a unos treinta países, no había viajado nunca fuera de España, creando viajes originales, por todo el mundo en los que ha rastreado especies como pumas, osos, linces, lobos, cocodrilos (incluso el del Pisuerga), cascabeles, víboras del Sáhara...

Hace ya unas semanas, en colaboración con dos agencias, una de ellas local, la Asociación Jaguar Matsés Connection de Perú, y otra nueva que empezó hace poco en España, Original Nature, se embarcó en una expedición que le llevó a la cuenca del Amazonas peruano, el corazón del territorio de la anaconda verde ('eunectes murinus'), una de las cuatro que habitan en Sudamérica y que está considerada la más pesada del mundo y la segunda más larga tras la pitón reticulada. «Lo convertimos en una gran expedición, con mis técnicas y las de los matsé, en áreas que no ha pisado nadie, remotas, en quebradas complicadas, pero también ha permitido rastrear otras especies, sobre todo a nivel de primates, roedores gigantes, delfines, un jaguarundi, rastrear y localizar la rana mono grande o kambó, venenosa, espectacular».

A pesar de su tamaño, la anaconda no es nada fácil de localizar, ya que vive en un territorio remoto, de difícil acceso, de densa selva, en aguajales y escondiéndose en troncos de gran porte. La persistencia dio sus frutos. «El corazón se nos aceleró con la visión que teníamos delante. Tras haber localizado previamente un primer ejemplar nos topamos con un precioso ejemplar de unos seis metros de longitud que nos permitió observarla en su hábitat y recoger los datos de campo que nutren nuestra experiencia como rastreadores. Ha sido de las mejores sensaciones que he tenido en mi vida. Cuando me acerqué y vi parte de ese animal tan fantástico, me abrumó. Levantó la cabeza, la vi moverse y me quedé fascinado», desvela Gómez.

Fernando Gómez, rastreador segovianoa. Antonio Tanarro

¿Miedo? «Ninguno, todo lo contrario. Me sorprendió el tamaño, la belleza, el color... Los rayos de sol incidían y brillaba. Fue maravilloso. Si no la tocas y no la mueves, no tiene por qué pasar nada». ¿Y peligroso? « Es una zona muy bonita, pero tiene su riesgo. Creo que es más peligroso el mundo en el que vivimos. Siempre digo que teniendo conocimiento de la especie, dónde están, cómo se mueven, sus características, el hábitat y con los sentidos, minimizas mucho los riesgos, cualquier cosa pequeña es peligrosa. Sí es cierto que en este viaje este sitio me ha puesto a prueba, altas temperaturas, mucha humedad y no estoy acostumbrado a rastrear un lugar con tan poca luz e iba tapado desde la punta de los pies a la punta de cabeza», relata el segoviano.

Entre las próximas expediciones que está planificando Fernando Gómez están las de rastrear el tigre de Sumatra, el tigre de Amur en Siberia, el leopardo persa en el Cáucaso armenio e incluso especies aún más amenazadas, como los pangolines en Uganda. «Ha sido de los mejores viajes que he hecho en diez años. Me ha sorprendido la conexión de los matsé con la naturaleza, un vínculo especial con la selva. Un conocimiento de todo, son muy humildes y valoran el trabajo en equipo», relata.

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