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Con el fin de hacer un seguimiento de la actividad del volcán Cumbre Vieja, en La Palma, y de valorar las consecuencias de su erupción, un equipo de científicos del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) se ha desplazado este jueves a la isla canaria. Entre ellos está la geóloga segoviana Juana Vegas, especialista en Patrimonio Geológico y jefa del Área del Patrimonio Geológico y Minero en el IGME. Vegas, que fue una de las principales promotoras y primera presidenta de la Asociación Geología de Segovia, cuenta que ha acudido junto con otros cinco compañeros a relevar a otros tres expertos que llevaban trabajando en el lugar desde cinco días antes de la erupción.
«Es todo una imagen negra, como si hubiera un incendio. No se ve la lava roja sino una nube de humo negro, que es toda la ceniza que está soltando», relata mientras observa el volcán, a escasos kilómetros. Las tareas del grupo en el que se encuentra se centrarán en trabajos de campo relacionados con el impacto de las cenizas del volcán, explica. Los recién llegados expertos irán haciendo «recorridos sistemáticos» en los que medirán todos los parámetros de las cenizas: «Vamos a hacer una cartografía de cual está siendo la extensión de la ceniza, el espesor y la composición».
Aunque van protegidos con máscaras antigases por seguridad, Vegas asegura que no hay riesgo para la población, pues las zonas que podrían ser más peligrosas y concentrar más gases perjudiciales para la salud están acordonadas y no son accesibles para el público general. «Es una lluvia de polvo y granitos», describe Vegas, quien califica de «boina» la masa de aire negro que está cubriendo el cielo.
El volcán de La Palma sigue copando portadas y no parece que vaya a dejar de hacerlo en los próximos días. Desde este jueves, además, ha entrado en una fase mucho más explosiva: «Está echando mucho piroclasto, mucho lapilli y ceniza fina», explica la geóloga, cuyo primer trabajo de investigación fue en esta misma isla en 1998.
El objetivo final de su labor sobre el terreno en esta ocasión es evaluar el daño que pueden hacer esas cenizas. La caída de este material sobre las carreteras afecta directamente a la circulación, porque la ceniza, al ser de un color muy oscuro, se camufla con el asfalto y tapa las marcas viales, lo que dificulta la conducción, sobre todo de noche. En los edificios, la ceniza también tiene consecuencias negativas. «Aquí las casas tienen tejado plano y, si cogen mucho peso, pueden ser un peligro para la población», declara Vegas.
Pero son los campos de cultivo los que pueden salir más perjudicados, ya que si la ceniza cae sobre las cosechas, «las plantas quedan tapadas y se mueren porque no pueden hacer la fotosíntesis». La experta en patrimonio geológico asegura que el polvo volcánico ha caído estos días sobre muchas zonas de plataneros y palmas, como Los Llanos y Tazacorte, con lo que «el impacto es muy grande».
Después de que la nube de ceniza haya alcanzado ya el sur de la península Ibérica y el norte de África, está previsto que en los próximos días cubra casi toda la isla de La Palma. Según explica Vegas, cuando la columna de humo coge altura (ya mide 4.500 metros) el sistema de vientos la va moviendo y dispersa los gases y partículas que hay en ella. Apunta que los vientos ahora mismo se dirigen hacia el sur, por lo que todo lo que esté al suroeste del volcán quedará cubierto por ceniza.
Por suerte, el aeropuerto de La Palma se sitúa al noroeste, muy cerca de la capital, Santa Cruz, y de momento el tráfico aéreo no se ha visto afectado. Pero, como alerta Vegas, los vientos pueden cambiar y podrían llegar a provocar el cierre del espacio aéreo. De hecho, algunas compañías aéreas ya han cancelado sus vuelos a la isla por la escasez de visibilidad. «Estamos todo el rato pendientes del régimen de vientos», asevera.
Vegas señala que, además, las partículas emitidas por el volcán han empezado a dificultar la visión de los telescopios, que han tenido que detener su actividad. El Observatorio del Roque de los Muchachos, que está justo en el borde del Parque Nacional de la Caldera de Taburiente y es el punto más alto de la isla, es uno de los complejos más importantes del país para la investigación astronómica. Al situarse muy cerca del cráter y de la columna de humo que ha generado, la mayoría de sus 17 telescopios han parado sus operaciones de manera preventiva.
Ni Vegas ni sus compañeros conocen por el momento cómo evolucionará el volcán; la geóloga reconoce que los avances en este sentido se van viendo día a día. «No sabemos cuándo cambiará el ritmo o si seguirá así muchos más días. Eso es lo que estamos siguiendo», dice. No obstante, no descarta que se produzcan erupciones con más intensidad. Por este motivo, la lava se desplaza mucho más lenta (no son ríos de lava sino coladas que avanzan despacio) aunque se trata de un volcán «más explosivo».
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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