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La Gimnástica Segoviana no solo mantuvo el liderato en su partido trampa ante el colista descendido, sino que volvió de Montijo con una posición aún más sólida al frente de la tabla del grupo V de Segunda RFEF y con el 'play-off' de ascenso ... asegurado como mal menor. Porque solventó la contienda con una madurez propia de su posición y porque el Sanse se derrumbó en Getafe. A falta de tres jornadas, los de Ramsés Gil, con cuatro victorias seguidas, dejan a un partido al equipo más regular de la temporada. El Numancia, ahora segundo a un punto, mantiene la presión, pero a los segovianos les bastaría con ganar los dos partidos de casa para subir a Primera RFEF si los sorianos no lo ganan todo.
UD Montijo
Álex, Pedro, Mauro, Matheus, Pere, Yaya, Jesús, Calles, Bahruz, Runi y Muller.
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Gimnástica Segoviana
Carmona, Silva, Abel Pascual, David López, Rubén, Manu, De la Mata, Astray, Fer Llorente, Dani Plomer y Dani Segovia.
Cambios Montijo: Gustavo por Bahruz (min. 17) y Nano por Pedro (min.70).
Cambios Segoviana: Merencio por Dani Plomer (min. 63), Hugo Díaz por Juan de la Mata (min. 63), Hugo Marcos por Pedro Astray (min. 78, )Arévalo por Rubén (min. 88) y Javi Borrego por Fer Llorente (min. 88).
Goles: 0-1 Rubén (min 35) y 0-2 Dani Plomer (min 45 +3)
. Árbitro: Abraham Gutiérrez Perera (Andalucía). Amonestó con tarjeta amarilla a Pedro y a Muller por el Montijo e hizo lo propio con Silva por la Segoviana.
Otros datos: Encuentro correspondiente a la 31ª jornada del grupo V de la Segunda RFEF, disputado en el Estadio Municipal Emilio Macarro de Montijo (Badajoz)
El césped artificial no condicionó la apuesta de Ramsés: con cuatro jornadas por jugar, había que sacar lo mejor del armario. Repitió el mediocentro de la solidez, el triplete segoviano que forman Manu, Juan de la Mata y Fer Llorente, una garantía de control, un antídoto a los contragolpes. La temporada de menos a más de Pedro Astray tuvo premio con una nueva titularidad mientras Plomer cargaba por la izquierda. Abel Pascual y David López controlaron el tráfico aéreo y Dani Segovia lideró al ataque.
Sin grandes prisas, la Segoviana salió con presencia en campo contrario y no tardó en forzar su primera falta en el balcón del área, un lanzamiento que Fer Llorente mandó desviado al buscar un efecto que no salió. Fueron unos minutos con mucho juego por abajo para ser césped artificial, pero era complicado que la narrativa desembocara en arte: la ruptura había que buscarla en acciones aisladas. Lo entendió Silva, que empalmó de primeras un rechace en un córner que no estuvo lejos de coger portería y consiguió el objetivo primordial: evitar transiciones.
No fue un comienzo fácil para el Montijo, con demasiada mochila encima para hazañas. Las cosas no mejoraron cuando Bahruz, su mediapunta, tuvo que dejar el partido lesionado tras ir con todo a un lance con Carmona, que llegó con tiempo para atajar el balón y protegerse. Con todo, fueron los mejores minutos de los extremeños, con más presencia en campo rival, más liberados. Haciendo preguntas a la defensa azulgrana a través de los centros envenenados de Runi, bien replicados por el puño del portero azulgrana. La misma solvencia de Silva en los contactos: el toque justo para meter cuerpo al atacante y luego dejarse caer a la espera de la falta en ataque.
Así llegó el partido a un parón por hidratación en pleno mes de abril, sin nada que echarse a la boca. Pero el césped artificial es como una película de miedo: no pasa nada, pero el monstruo puede aparecer en cualquier esquina. Un candidato al ascenso tiene que dominar todas las pantallas, también el balón parado. Y esta es una de las grandes mejoras respecto a la Segoviana de la 2022-23. Fer Llorente sirvió un córner envenenado, paralelo a la horizontal del área chica. No hizo bingo, pero el Montijo se tuvo que meter atrás para rechazarlo y dejó un rechace perfecto a Rubén, que se sacó un zurdazo inapelable desde el balcón del área para abrir el marcador. Uno de esos goles que abren cerraduras, que valen una porción de ascenso.
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Una cosa era que el Montijo tuviera una responsabilidad y otra tener los arrestos para soportar un marcador en contra. El gol fue un golpe para un equipo tocado en su confianza y un premio a la solidez de la Segoviana, confiada en unos cimientos sin grietas. La máxima en un terreno así es no cometer errores y los azulgranas dieron una lección. A veces lo más complicado de un partido es que no pase nada.
Lo cierto es que algo si pasaba, Carmona necesitaba prismáticos para ver la acción. Como el control de altura que hizo Dani Segovia antes de un tiro que se marchó desviado. El partido parecía dormido cuando el colegiado mostró el cartelón con el tiempo añadido, pero la Segoviana sabía que el rival estaba vulnerable y no perdió un ápice de intensidad. Así que el monstruo dejó un protagonista menos en la película. El Montijo la perdió en la salida de balón por la izquierda y Fer Llorente aprovechó la superioridad, con Segovia y Plomer esperando en el área, para asistir al balear, que remachó a placer en el segundo palo.
La heráldica obligó al Montijo a no bajar los brazos, pero no tenía las armas ofensivas. La voluntad le devolvió a campo azulgrana, pero no era capaz de generar peligro en el último tercio. Con todo, el susto que les devolviera al partido podía llegar en cualquier momento: amagó con hacerlo Muller, cuyo disparo pareció gol por la confusión entre las redes de fondo. Pero no, córner. Y ahí la Segoviana, lejos de conceder, rozaba el tercero con un testarazo al larguero de Astray y otro fuera de Abel Pascual. Así que el reloj se agotó sin sustos, con el líder en su apogeo.
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