La Segoviana disfruta bajo la lluvia con un golpe de autoridad

Lo sufrió en sus carnes el Numancia, un equipo acostumbrado al fútbol profesional que tiene como objetivo regresar a la categoría de bronce del balompié español. Pero su camino encontró en la Segoviana un primer tropiezo. Merecido, además. En un terreno de juego en mejores condiciones de las previstas y bajo un diluvio que puso a prueba la capacidad de drenaje de La Albuera, la Gimnástica volvió a exhibir sus señas de identidad: competitividad, confianza e ideas claras. Y si a eso se le suman las dosis de magia –mucha– de Dani Plomer, el resultado es una victoria por 2-0 frente a uno de los favoritos al ascenso.

Con un once titular en el que sorprendió la entrada de Hugo Marcos en el lateral derecho, la Segoviana comenzó cómoda el partido pese a la lluvia torrencial que arreció durante los primeros cinco minutos. El duelo tenía ritmo, había espacios para los centrocampistas locales y la posibilidad de llevar el balón a las bandas. Faltó entender mejor los movimientos en la punta del ataque de Dani Segovia para convertir los acercamientos en ocasiones.

Enfrente, los numantinos aceptaron el intenso inicio de partido propuesto por la Gimnástica y trataron de aprovechar los huecos a la espalda de la defensa para llegar en pocos pases al área rival. La falta de precisión en sus entregas también frustró cualquier esbozo de ocasión clara, más allá de un remate de Alain Ribeiro que salió desviado a los dos minutos de juego.

Perdió fuerza la lluvia y los dos equipos bajaron también el ritmo. No era el primer partido de liga el mejor para un ida y vuelta constante desde el primer minuto. Cogió entonces el balón la Segoviana, pero sin fluidez en el juego. Sin arriesgar atrás –no estaba el campo para bromas– y con el recurso de Dani Segovia en la punta del ataque, a los locales les costó encontrar a Fer Llorente o a Ivo por detrás de la primera línea de presión numantina. Por ello, tanto Javi Marcos como Abel Pascual buscaban una y otra vez la diagonal hacia Segovia o hacia el extremo de turno. Y si la pelota caía en los pies de Plomer o de Merencio, la consigna era clara: balón al área.

Le costaba a la Segoviana llegar con el balón controlado a las inmediaciones del área soriana. Y, cuando lo hacía, a Merencio y a Plomer les faltaba encontrar un rematador a sus centros. Segovia, todavía buscando aliados en el frente de ataque de los azulgrana, se pegó con los zagueros rivales sin demasiada suerte. Tan solo en una ocasión, tras un saque de banda, tuvo la opción de tener el balón en el área. Su remate, de primeras, fue desviado a saque de esquina por un defensa. En la siguiente acción fue Hugo Marcos el que sorprendió irrumpiendo en el área, pero su remate también se topó con un defensor.

Poco a poco, la Segoviana cargaba el área de un Numancia con muchos problemas para sacar el balón desde atrás. Además, las amarillas de Moustapha y de David condicionaron a los visitantes en defensa, buscados por Plomer para hacer daño. El mallorquín lo intentó por su banda y por el centro y, en una de esas, sacó una falta lejana sin aparente peligro. Tras ser corregida su posición en el remate por Ramsés desde la banda, al balear le cayó al pelota muerta en el área tras un servicio de Llorente que rebotó en Grande. Sin oposición, y con olfato de delantero, Plomer hizo el 1-0 con el que se llegó al descanso, gracias, entre otras cosas, a un corte providencial de Javi Marcos al filo del intermedio.

La segunda parte comenzó con el Numancia cargando el área gimnástico. Sin desborde, pero con muchos jugadores. Sufría la Segoviana, sobre todo por su costado derecho con un Hugo Marcos con amarilla. Lo observó rápido Ramsés, con dos cambios en cinco minutos que, unidos al de Juan de la Mata en el descanso, le devolvieron el control del juego a los locales. No obstante, lo hicieron con el susto en el cuerpo tras un disparo de Primo desde la frontal que sorprendió a Carmona y se estrelló contra el poste.

La Sego resistía, sin agobios y sin mucho balón, pero con la intención de pillar a la contra a los numantinos. Atrás, la línea defensiva se mostró segura, con Silva taponando en el área pequeña un disparo de Carlos González tras el único despiste de Javi Marcos en el partido. En el otro área, Vicario casi hace en su portería el 2-0 tras una contra dirigida por Maroto y culminada por Arévalo.

El que no perdonó fue Plomer. Con el Numancia volcado, agarró la pelota en su campo y exhibió una potencia digna del mejor Ronaldo Nazario. Sorteó a tres rivales y se plantó solo –con la compañía de Arévalo– ante Dorronsoro. El quiebro con el cuerpo para dejar sentado al portero también lo firmaba el delantero brasileño. A portería vacía, el mallorquín hizo el 2-0 y uno de los goles de la temporada. El mejor broche para la mejor carta de presentación posible.