p.martín/ical
Segovia
Domingo, 8 de diciembre 2019, 12:52
A sus 31 años, la segoviana Isabel Zamarrón trabaja como médica de Urgencias en el madrileño Hospital Universitario 12 de Octubre. Cuando su trabajo se lo permite, se embarca en proyectos solidarios y de rescate con la ONG Proactiva Open Arms en el Mediterráneo y en un programa de desnutrición en un hospital infantil en Meki (Etiopía). Zamarrón comparte la opinión de muchos cooperantes sobre «tender a la desaparición», pero todavía hay mucho por hacer para estos miembros activos de la sociedad civil. En noviembre fue la última ocasión en la que Isabel Zamarrón estuvo a bordo del mediático barco de Proactiva Open Arms. Sus caminos se cruzaron en 2016, cuando se encontraba en Grecia. «Estaba en un campo de refugiados en Atenas y también en Tesalónica. Había mucho trabajo porque la ruta migratoria habitual era Turquía-Grecia. Se hizo un convenio, que apoyó Europa, se empezó a considerar Turquía como un país seguro y se bloqueó esa ruta migratoria. La gente emprendió otra mucho más peligrosa por Libia», resume.
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En ese momento, la ONG española centraba sus operaciones de rescate de migrantes en Lesbos. «En un proyecto de rescate entre Lesbos y Turquía que son simplemente ocho kilómetros de mar, pero aun así había muchos fallecidos», remarca la cooperante segoviana. Los responsables de la organización decidieron comenzar otro proyecto en el Mediterráneo Central, con las zonas de rescate SAR de las rutas procedentes de Libia hacia Italia y Malta.
Zamarrón recuerda que mucha gente había empezado a necesitar coger esa ruta migratoria, que era mucho más peligrosa, lo que le animó a conocer más en profundidad el proyecto para poder sumarse. «Es verdad que no estaba muy preparada al respecto. No sabía si iba a poder ser útil», al ser «un proyecto muy marítimo y yo no tenía mucha experiencia», señala La médico de Urgencias superó las pruebas y las entrevistas; se preparó a conciencia.
«Empecé en 2017 a sumarme a todas las operaciones que podía y la última vez que he embarcado fue a principios de noviembre», explica. Entonces se encontró con una situación que ella misma define como «cambiante», porque es un problema tanto social como de política internacional. «Depende mucho de cómo estén los países de donde salen estas personas, de cómo esté Libia que es un país principalmente receptor y de cómo esté la situación en Europa», subraya.
En su opinión, este 2019 ha sido un poco mejor que el año anterior porque se ha podido trabajar mejor con Italia y Malta, ya que ambos países han bloqueado menos que durante los meses anteriores. Aun así, «la situación es difícil porque no se ponen todos lo medios que se necesitan» y también porque «todos los barcos de rescate dependen de ONG, con una población civil que ha hecho un trabajo muy importante».
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La cooperante segoviana considera que acometer este problema social y humano en el Mediterráneo requiere «una mayor implicación por parte de los gobiernos». Personalmente tiene muy claro, como muchos de sus compañeros, que tienen que tender a la desaparición. «Tanto en este proyecto como en otros, la repuesta civil surge porque no se está respondiendo», indica. «Nuestra idea no es vivir en el Mediterráneo o en Etiopía en medio de la nada, sino que nuestra tendencia es ir hacia a la desaparición y que haya una repuesta ya no tanto civil como por otros mecanismos gubernamentales».
Al sur de Etiopía se encuentra la ciudad de Meki, en cuyo hospital infantil se está desarrollando un proyecto para erradicar la desnutrición en el que Isabel Zamarrón está muy implicada. «Llevo colaborando con ellos desde hace cinco años y cuando puedo y mi trabajo me lo permite, voy dos semanas, un mes o dos meses más o menos».
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La doctora Zamarrón afirma con satisfacción que el proyecto va muy bien y es el que más necesario de cuantos tiene el centro hospitalario, que es una clínica especializada en desnutrición, aunque atienden a niños con otras patologías. Zamarrón espera poder seguir cooperando con los proyectos, sin depender económicamente de ello, gracias a su trabajo en la Sanidad de la Comunidad de Madrid en el servicio de Urgencias en el 12 de Octubre, «un hospital que me aporta un montón de cosas», afirma. Gracias a la facilidades de movilidad, por su tipo de contrato, confía en poder estar en Etiopía y con Proactiva Open Arms.
La médica segoviana estudió la carrera en la Universidad Autónoma de Madrid y después obtuvo un Máster en Emergencias del CEU y otro de Cooperación en la Universidad Camilo José Cela. Ya en segundo de carrera, estuvo en un proyecto de cooperación en Senegal con Cruz Roja. En esos primeros proyectos estuvo más enfocada a la infancia, y al acabar la carrera y tener la formación necesaria «más en temas puramente médicos de cooperación internacional».
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