

Secciones
Servicios
Destacamos
Los fogones más competitivos de la tele volvieron a encenderse en 'Masterchef' con 30.000 aspirantes y una veterana segoviana de 74 años, Juana, que «se parece a Chus Lampreave», afirmó Samantha Vallejo-, que ha logrado 'colarse' en el programa. Natural de Navafría, Juana «lleva trabajando toda su vida, vive para los demás y no sabe hacer las cosas de otra forma», según la infomación facilitada por el programa. Es conserje de una comunidad de vecinos en Madrid y habla de la gente de su edificio como si fueran parte de su familia. «Es una persona muy emotiva, humilde y tiene un gran corazón. Su marido es todo para ella y se comprenden a la perfección. Tiene un hijo que aún vive con ella, que le ayuda en todo lo que puede y le define como una gran persona», señalan desde el 'talent culinario'. Su infancia fue muy gris, por eso, cada año, intenta darle un punto de color. «Le encanta disfrazarse, sacarle una sonrisa a todo el mundo y disfrutar de los pequeños detalles de la vida».
El formato 'MasterChef', aquel que nació en Reino Unido como un 'simplón' programa de cocina, cumple 30 años en este 2020. El paso de los años y la reinvención, clave en cualquier fórmula de éxito, hicieron que el formato adquiriera, cuando llegó en 2009 a Australia, el cariz competitivo que conocemos hoy..
Es precisamente la competitividad la que pone 'a punto de nieve' un programa, producido por RTVE en colaboración con Shine Iberia, que engancha y tiene éxito por el alto nivel de exigencia que se demanda de sus concursantes.
Como explica a Efe Macarena Rey, CEO de Shine Iberia y mente creativa de un programa que triunfa en su versión de adultos, niños y 'celebrities', la competitividad es fundamental para avanzar en el programa y ésta viene derivada de la convivencia.
Los concursantes viven juntos durante el programa, lo que, por un lado, permite que el equipo de producción no se vuelva loco teniendo que movilizar a aspirantes repartidos por toda España, y, por otro, genera competitividad: «Es algo muy importante para nosotros que, además de que sepan cocinar, sean competitivos. Si no eres competitivo no avanzas en el programa», reconoce Rey.
Macarena, presente en todas y cada una de las grabaciones del programa, ya sea en plató como en exteriores, habla de «cerca de 3.000 horas de material grabado» en esta octava edición del 'talent' culinario. Un reto para un equipo de edición que debe visionar y seleccionar aquello que compondrá la temporada de 13 capítulos, de unas tres horas de duración cada uno, que cada lunes llegará a nuestras pantallas.
Esas 3.000 horas de material bruto se entienden cuando uno pisa el inmenso plató de «MasterChef» y entiende que, además de las maravillosas cocinas, los aspirantes y los tres jueces -Samantha Vallejo-Nájera, Pepe Rodríguez y Jordi Cruz- hay un equipo de 200 personas coordinando luces, realización, guion y haciéndose cargo de un total de trece cámaras que captan hasta el más mínimo detalle de lo que ocurre mientras los aspirantes cocinan.
Una grúa, «pilotada» manualmente por varios técnicos de cámara que se van turnando, sobrevuela el plató y mete su objetivo en los cocinados; tres mini-cámaras de control remoto, situadas sobre estanterías y puntos estratégicos, ven, entre otras cosas, cómo los concursantes utilizan el 'roner' para cocinar al vacío; y, por último, tres cámaras sobre trípodes y seis a hombros de operadores controlan los movimientos de jueces y concursantes.
Sin embargo, esas cámaras que «todo lo ven» dejan fuera de plano al equipo culinario, tres expertos en cocina que controlan el cocinado de los aspirantes y detectan quién está creando una obra de arte y quién está a punto de quemar el plató. Mientras los jueces comentan los cocinados desde su altillo, es el equipo culinario -tres personas en plató y otras tres en exteriores- el que alerta al equipo de cámaras y realización para que pongan foco en algún cocinado en particular.
Es, en ese momento, cuando desde realización avisan a los jueces a través de sus pinganillos para que se acerquen a hablar con el aspirante en cuestión. Asimismo, detrás de las cámaras también se encuentran los miembros del equipo de redacción, quienes facilitan, en gran medida, la tarea del departamento de edición.
Un equipo de redactores -generalmente hay un redactor por cada uno o dos concursantes- pregunta a cada aspirante y toma minuciosa nota de los ingredientes, tipo de cocinado y plato que está elaborando para ofrecer a sus compañeros de edición una guía minutada que facilite el visionado de las grabaciones, las cuales se realizan tres días a la semana -de lunes a miércoles-, rodando una prueba cada jornada.
Lo que vemos en 50 minutos en televisión, es decir, una primera prueba en plató, tiene lugar a lo largo de casi cinco horas de grabación en las que hay risas, nervios de unos concursantes siempre aislados -y acompañados por redactores para impedir filtraciones o informaciones del exteriores-, equivocaciones, repeticiones y parones para descansar entre tomas, salvo, eso sí, cuando el temido reloj, que en realidad es una cuenta atrás, se pone en marcha y el cocinado da comienzo.
Esta octava edición de «MasterChef», que ha batido récord de participación con 30.000 aspirantes en sus castings, tendrá como temática la sostenibilidad y el cuidado de los mares, algo que se verá reflejado en el restaurante del plató, con mobiliario y menaje biodegradable y reciclado, diseñado por la directora de arte Ulía Loureiro Ishi-Kawa. La guinda del pastel a una receta que, gracias a la perfecta integración de todos sus ingredientes, logra elaborar cada año una receta que perdura en el tiempo
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.