

La Segoviana se agarra a la salvación
Hugo Díaz brinda una victoria vital en el minuto 96, el epílogo a un loco final tras el empate del Sestao, y su equipo pasa de un descenso virtual a estar a tres puntos del decimoquinto
La Gimnástica Segoviana revivió, literalmente, en su último estertor. Se cumple el sexto y último minuto del descuento en Las Llanas cuando Manu se olvida ... de su espalda, total, qué más dan ya los empates, y roba un balón en las postrimerías del área del Sestao. Saca un centro-chut que desvía Iago Herrerín, un portero con pasado en Primera División, pero el rechace cae a los pies de Hugo Díaz, que deja atrás sus dudas y lo resuelve como un entrenamiento. Control tranquilo y disparo a asegurar a puerta vacía. La diferencia entre lo que era un descenso seguro —aunque no matemático— y el derecho a soñar una semana más. Quedan dos batallas —la primera, el sábado en La Albuera ante el Nástic— y hay que ganar las dos, pero el equipo de Ramsés Gil escribió ayer una página de orgullo, pase lo que pase.

Sestao
Iago Herrerín, Adsuar, Garai, Valero, Leandro, Barandalla, Bustillo, Jairo, Asier Córdoba, Adri Miranda y Efremov.
1
-
2
Segoviana

Oliva, Abel Pascual, Sergi Molina, Rubén, Astray, Manu, Fer Llorente, Fernán, Javi Borrego, Josh Farrell y Diego Gómez.
-
Cambios Sestao: Relu por Leandro Martínez (min. 40), Sergi García por Samperio (min. 67) y Alfred Planas por A. Córdoba (min. 90).
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Cambios Segoviana: De la Mata por Fernán (min. 56), Tellechea por Borrego (min. 72), Berlanga por Astray (min. 72) y Hugo Díaz por Josh Farrell (min. 82).
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Goles: 0-1 (min. 14) Josh Farrell, 1-1 (min. 86) Gorka Garai y 1-2 (min. 96) Hugo Díaz.
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Árbitro: Manuel Pozueta Rodríguez (Cantabria). Amonestó con amarilla a Diego Aznar por el Sestao; a Sergi Molina y De la Mata y Astray por la Segoviana.
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Otros datos: Municipal de Las Llanas (Sestao).
El técnico replicó de salida el dibujo táctico del empate ante la Real Sociedad B, con la línea defensiva de tres entre Rubén, Sergi Molina y Abel Pascual cubriendo el carril derecho, un traje versátil que sumaba efectivos para cerrar atrás y ponía en el campo a casi todos los rematadores de segunda línea. A falta de gol, todos a jugar, cueste lo que cueste. Precisamente fue Díaz, que entró en el último cuarto de hora, quien lo encontró. Estuvo cerca de mandar los planes al garete el Sestao con un remate desde la frontal que provocó un rechace sin dueño cuando el marcador solo contaba los segundos. Salieron mejor los locales, con más dominio que peligro efectivo, mientras la Sego se desplegaba con un tiro desviado de Llorente o con un córner que Astray cabeceaba pasado el arco mientras Farrell la pedía en el área chica. Hasta aquí, el calentamiento.
De nuevo, la ruleta rusa de la Primera RFEF. El primer tiro lo hizo el Sestao, que percutía una y otra vez por la izquierda y gestaba un envío tenso al corazón del área para Leandro Martínez, que llegaba a bocajarro y solo pudo rozarlo. Pero la bala estaba en otro cajetín. Segundos después, los locales perdían un balón en la zona de creación que recogía Fer Llorente. En un suspiro, Fernán lo recibía por el centro, asistía a Farrell a la izquierda y el galés remataba de primeras con el interior un solvente tiro cruzado a la salida de Iago Herrerín.
El 0-1 era un salvavidas para un pasajero del Titanic , pero delante había un océano lleno de icebergs. Apenas había pasado medio minuto desde la reanudación cuando Jairo la conducía por la derecha y servía un balón que se paseó por la corona del área hacia las botas de Córdoba, que la mandó alta. Gorka Garai aprovechó el lance para espolear a la grada. La batalla campal, en el mejor sentido de la expresión, que vaticinaba Tellechea en la previa tomaba cuerpo. A la siguiente, Héctor Oliva ya tocaba balón, lanzándose raudo al suelo para embolsar ante la llegada de Leandro Martínez un envío raso con veneno de Diego Aznar. No iba a ser un día fácil para ser portero visitante.
Fueron minutos de mucha presencia verdinegra en área azulgrana, percutiendo casi siempre por la izquierda, probando la solvencia defensiva del balón parado en cuanto mediaba una falta en campo rival, a ver si alguna mina explotaba. Compromisos para el portero segoviano, que se quitaba de encima con las dos manos un envío bombeado de Córdoba que cabeceaba Leandro. Y para la defensa, con Astray desviando con la test a córner un servicio lateral que había superado al portero, comiéndose de paso la red porque no tuvo tiempo para frenar. Allí fue a parar el balón tras un escorzo de Diego Aznar con el hombro, pero el colegiado no solo ignoró el gol, sino que amonestó al rematador. La Sego intentaba que el choque fuera un diálogo con algún acercamiento como el de Gómez, en fuera de juego, que sacaba Joseda bajo palos o un tiro prometedor que Farrell cruzó en exceso. Y se quitó la presión atacando: una conducción eterna en campo rival, Rubén casi pisando área.
Papelón al descanso para el Sestao, sin margen de error, pues se mide a Andorra y Ponferradina en las dos últimas jornadas. Así que salió a morder, curro para Oliva con una falta peligrosa desde la corona del área en la que Aznar intentó sorprenderle con un tiro abajo para después meter la bota cuando se disponía a embolsarla en los primeros metros del área. El más exigido de un equipo exigido en su defensa de área, una suerte en la que ha mejorado sobremanera, pero que no permite un error. Los locales sumaban piezas arriba y la Sego ansiando la contra del alivio.

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Cuando los de Ramsés se quitaron unos minutos la presión de encima, se encontraron con la mejor acción de la tarde, un disparo de Córdoba con el exterior de la derecha que cogió un efecto de videojuego y se estrelló contra el larguero mientras Oliva, corría hacia tras buscando con la vista esa trayectoria imposible. La salida de Juan de la Mata, entre alfileres, amplió el espacio vital, pero quedaba el último asalto y el Sestao encontró el empate con un misil de Gorka Garai desde la frontal que superó el bosque de piernas y entró pegado al palo. Golazo. Como las tablas lo valían a nadie, lo que siguió fue un caos delicioso. En segundos, una contra que la Sego no supo encarrrillar en superioridad, dos tiros de Sergi García contra el lateral de la red y un misil de Asier Córdoba casi en el punto de penalti que sacó Oliva, solo él sabe cómo. Fue la primera pata del milagro. La segunda, el gol de Díaz, ya es historia gimnástica.
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