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El invierno se ha caracterizado en Segovia por ser un periodo lleno de contrastes, con días extremadamente fríos y jornadas más propias de la primavera. ... Estas condiciones han permitido situar la estación invernal muy próxima al promedio resultante de la última década, aunque el mercurio de los termómetros tiende a acercarse a los valores que son más cálidos. La anomalía ha sido positiva desde el 21 de diciembre hasta el 20 de enero en comparación con los datos analizados desde 1991. La temperatura media ha superado en más de un grado la cifra que es habitual para los meses más gélidos en la provincia.
Esto no ha evitado que los segovianos hayan tiritado a lo largo de este último invierno, pues las heladas han estado presentes en un tercio de las jornadas de la época más fría del año. Es una estación que ha cumplido con las expectativas, ya que los termómetros registraron valores negativos al menos en 31 días desde principios de diciembre y hasta mediados de marzo, lo que supone cinco episodios gélidos más respecto al mismo periodo del año anterior, de acuerdo con el observatorio meteorológico que se ubica en Segovia capital. No obstante, aún queda lejos de las 42 jornadas con temperaturas bajo cero que se anotaron entre 2022 y 2023.
La Agencia de Protección Civil y Emergencias activó un total de cuatro avisos por valores extremos de temperatura mínima, pues hubo un momento en el que se encadenaron varios días consecutivos -del 28 al 31 de diciembre- con datos inferiores a los cinco grados bajo cero. El mínimo absoluto fue de 6,8 grados en negativo, que dejó la ciudad de Segovia bajo la escarcha y hielo durante largas horas, hasta el punto de despedir 2024 con su noche más gélida del ejercicio y bajo el título de la capital más fría de España. Hacía más de cuatro años que no se igualaban estas cifras.
La siguiente ola de frío, que azotó con fuerza gran parte de la provincia, llegó a mediados de enero. Fue el día 15 de aquel mes cuando el mercurio se desplomó hasta los 12,4 grados en Cuéllar, que se pone a la cabeza en el ranking de temperatura mínima absoluta apuntada en Castilla y León durante el pasado invierno, que finalizó este mismo jueves.
Es una realidad de carácter extremo que obligó a emitir un aviso naranja, y también se vivieron semanas de clima polar a principios de febrero. Los coletazos no se han despedido de la provincia por el momento, ya que hace tan solo unos días los termómetros volvían a reflejar números en negativo. La predicción más reciente prolonga esta situación por lo menos hasta el próximo miércoles.
Pese al amplio listado de jornadas de frío, el último invierno no ha sido el que ha tenido que lidiar con más heladas. No se han publicado efemérides en este sentido. Precisamente, la delegación regional de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) confirma que ha habido un déficit del 20% de días en los que los campos han sucumbido a la escarcha al quedar congelados respecto a los parámetros normales.
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Esto se debe a que el comportamiento climatológico de los meses invernales ha sido muy dispar, pero la temperatura media resulta elevada en el recuento definitivo al alcanzar los 6,1 grados. Es un punto más que el promedio general de 5,1 grados respecto a los valores apuntados desde 1990, aunque se sitúa en la media del decenio, que se ha caracterizado por tener un comportamiento cálido. El periodo más frío fue el que va de 2017 a 2018, donde la temperatura promedio cayó hasta los 4,2 grados; mientras que el más cálido fue el invierno de 2019-2020, con ocho grados.
Mientras que diciembre fue ligeramente más fresco de lo normal en Segovia, tanto enero como febrero superaron con creces el umbral de temperatura habitual de 4,4 y 5,5 grados, respectivamente. Por ejemplo, hizo más calor de media en el segundo mes del año (con un promedio de 7,4 grados) que en su predecesor e, incluso, en su sucesor. Marzo, con 6,6 grados de temperatura media, no logra remontar. A falta de poco más de una semana para formalizar su despedida, está más próximo a los valores gélidos del invierno que a los de la primavera.
El calor no ha hecho acto de presencia como en anteriores ocasiones. Si se analizan las máximas absolutas registradas desde 2013, la observada en la época invernal más reciente se queda a la cola en el listado. La jornada con un clima más benévolo, que dio un pequeño respiro y permitió a los segovianos descansar de sus abrigos por unos instantes, tuvo lugar el 16 de febrero, cuando se alcanzaron los 17 grados. Estuvo muy cerca de lograr este hito el 18 de diciembre, aunque finalmente quedó una décima por debajo. Ningún otro día ha rebasado los 16 grados.
Es un límite cuantitativo que sitúa la etapa de 2024-2025 en los puestos inferiores de la clasificación de máximas absolutas, debido a que la temperatura récord marcada en el invierno de 2016-2017 se eleva hasta los 24,6 grados. La comparativa realizada con los meses más fríos de los años previos indica que lo normal es que los termómetros lleguen a rebasar los 20 grados al menos una jornada.
Si las temperaturas no se han ajustado a las expectativas climatológicas, las precipitaciones han presentado aún más discrepancias con las condiciones que son normales. El invierno no suele despuntar en lo que a litros recogidos de lluvia se refiere, ya que tanto la primavera como el otoño suelen ser las épocas con mayores acumulaciones. Aun así, Segovia ha sido escenario de 42 días con precipitación apreciable, cuando lo habitual es que este parámetro se sitúe en 29. Casi la mitad de las jornadas de invierno han estado pasadas por agua, aunque la Aemet incide en que ha llovido un 30% menos de lo esperado, tal y como recoge el observatorio de la ciudad.
El mes de diciembre fue seco, pues apenas se contabilizan once litros por metro cuadrado de lluvia. Lo mismo sucedió, aunque en menor medida, en febrero, con 21 litros recogidos. Enero prácticamente igualó los umbrales que se consideran apropiados para la época mientras que marzo arrasó con la estadística. A falta de poco más de una semana para que acabe el tercer mes del año, ha acumulado más de medio centenar de litros de agua por metro cuadrado. No es un récord histórico, pues en 2013 rebasó los 131; pero está muy cerca de batir la marca más alta de jornadas de lluvia al mes, al aproximarse a la veintena de días en los que la población ha estado bajo el paraguas.
En total, se han recogido 120 litros por metro cuadrado, siendo el 7 de febrero el periodo que más agua cayó -10,4 litros-. Es por ello que el pasado invierno vuelve a colocarse en el punto medio en el análisis comparativo de los últimos diez años. Al frente de la clasificación se encuentra la temporada invernal de 2017-2018, con 245,6 litros por metro cuadrado; mientras que a la cola se sitúan los años 2019 y 2020, con 48 litros, que fue un momento previo al inicio de un largo episodio de sequía.
La Aemet vigila con incertidumbre la continuidad de las precipitaciones en las próximas semanas, aunque apuesta por un segundo trimestre de 2024 mayoritariamente seco. Su pronóstico relativo a abril y mayo eleva la probabilidad al 60% de que estos meses sean cálidos. El frío está prácticamente descartado.
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