El frío es como el lobo, viene sin avisar, incluso en un año donde ha llegado antes el cambio de hora que los abrigos. Las comunidades de vecinos de Segovia viven unas semanas de incertidumbre porque la energía se presume más cara que nunca y ... la eficiencia ya no es una opción, sino una obligación.
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Sobre la mesa, dos dilemas. Primero, el requisito de individualizar el consumo, todo un dolor de cabeza para muchos edificios antiguos con calefacción central. Segundo, la factura, si es rentable o no adherirse a la tarifa del Gobierno. Los administradores de fincas advierten de una «avalancha» de instalaciones en las últimas semanas, un término que responde a que muchas comunidades han elegido este momento para hacer la reforma, con los consiguientes problemas de suministro de materiales.
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«Estamos a la expectativa porque el precio del gas por las empresas suministradoras está más bajo que la tarifa TUR (Tarifa de Último Recurso). Tenemos que estar pendientes, pero a día de hoy no nos interesa», subraya la presidenta del Colegio de Administradores de Fincas de Segovia, Natalia Grande, que afronta estas semanas un sinfín de llamadas con el mismo mantra: cada comunidad es un mundo en cuanto al cumplimiento de los requisitos, desde la individualización del consumo –con el compromiso de realizarlo antes de septiembre de 2023– a un certificado de eficiencia energética.
«Si no está todo eso, a lo mejor no interesa», señala, ya que «tenemos que pasar la inspección, asumir las reparaciones para acondicionarlo o afrontar la individualización», explica Grande. La tarifa hace una media de los consumos de los últimos cinco años y sanciona los excesos con un término variable y un 25% de penalización. También castiga el incumplimiento del compromiso de instalar repartidores. El ahorro al individualizar el consumo debe ser superior al 10%. Si por cualquier razón no se va a producir ese ahorro en todo el edificio, la comunidad está exenta del requisito legal por inviabilidad técnica, pero debe poner los repartidores si quiere acogerse a la tarifa TUR.
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Natalia Grande
Colegio Oficial de Administradores de Fincas
El ahorro energético está directamente ligado al urbanismo. La individualización del consumo no atañe a los inmuebles nuevos, que ya tienen ese sistema incorporado, así que el problema radica en las viviendas del siglo pasado, fundamentalmente en el casco antiguo de la ciudad. Cuando la calefacción está instalada en anillo o en columna, a veces no permite la individualización porque la forma de distribución de las tuberías es un obstáculo. «La historia es que si el del segundo piso apaga un radiador, el agua caliente pueda seguir llevando el calor. Si no, todo el edificio se queda sin calefacción», deduce la experta.
Cuando surgió el debate sobre individualizar los contadores, hubo muchas comunidades que se sumaron porque su caldera estaba muy vieja. Otras optaron por cambiarla y seguir con el consumo centralizado. La realidad es que hay muchos edificios que no han actualizado la inspección y el riesgo de que un nuevo control diagnostique nuevas carencias –con el consiguiente coste de su reforma– hace que prefieran no acogerse a la tarifa del Gobierno. La inspección actualizada es un requisito obligatorio para adherirse a ella. «A lo mejor hay que cambiar una sala de caldera, el coste es excesivo y ahora mismo estamos todos muy ahogados», apunta Grande.
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Si cada comunidad es un mundo, cada vivienda también. La instalación de válvulas termostáticas –una especie de termostato que controla la temperatura del radiador– es voluntaria y encarece el presupuesto, así que cada uno decide. De la misma forma, hay inquilinos que ya habían instalado los repartidores de coste. Pese a la alta demanda de estas fechas, no faltan empresas para abordar las reformas.
Natalia Grande trabaja principalmente con dos compañías con sede en Madrid y otras tres de Segovia. El problema viene en los suministros. «No hay material suficiente por la situación internacional», advierte.
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Las compañías energéticas plantean otro problema añadido. «Hay que ver el contrato que tienes con la suministradora porque salirte de él puede llevar penalización», avisa Natalia Grande. Para facilitarlo, el Gobierno central estableció por decreto que esa multa fuera del 5%. La solicitud de la tarifa TUR se hace a través de la abastecedora. «La historia es que a esas empresas no les interesa porque se están quitando a un cliente por un precio más bajo. La gente está como loca desde el 20 de octubre [fecha de publicación del decreto] intentando cambiarse y las comercializadoras no les cogen el teléfono. Está todo colapsado».
Superados los trámites, queda el uso responsable de la energía. «Tienes que concienciar a la gente de que, aunque te acojas a la tarifa TUR, tienes que tener muchísimo más cuidado y ser eficiente», hace hincapié Grande. Ello implica el control de temperatura, acortar los horarios de calefacción, aislar ventanas y puertas o graduar la temperatura entre 21 y 23 grados durante el día y entre 15 y 17 por la noche. «Que acogerte a la tarifa no es decir, venga, abrimos ventanas» –pone de manifiesto la representante colegial–, ya que la tarifa hace una media con los consumos de cinco años y penaliza los excesos.
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Natalia Grande
Colegio Oficial de Administradores de Fincas
La primera ola de individualizaciones llegó hace unos diez años. La propuesta a las comunidades de vecinos se topaba con la respuesta más frecuente: «Si no es obligatorio…» En agosto de 2020 se convirtió en obligatorio, un verano en el que las juntas presenciales eran todavía inviables por la covid. El año pasado se fueron acordando las reformas, pero hay retrasos por la falta de suministro. «Lo van haciendo como buenamente pueden», admite la presidenta de las administradores de fincas segovianos.
La adecuación debe hacerse cuando termina la campaña de calefacción, entre mayo y octubre, pues requiere vaciar todo el circuito para hacerlo. «Se puede hacer en diciembre, pero te quedas sin calefacción, así que estamos muy limitados; si todos lo quieren hacer entre mayo y junio, las empresas no dan abasto. Tenemos que hacer componendas para intentar cuadrar todo», agrega la experta.
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Con la información sobre la mesa, Grande ve más problemas que beneficios. «No sé dentro de dos meses, pero a día de hoy no merece la pena entrar en la tarifa porque el precio indexado entre julio y septiembre es mucho más barato que la tarifa TUR. En el momento en que las comercializadoras suban el precio del gas, tendremos que estar muy pendientes para acogernos o no», comenta. El plazo para adherirse a la tarifa vence en diciembre. «Esto es como la bolsa, mirando todos los días en precio del gas», concluye Natalia Grande.
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