claudia carrascal
Segovia
Domingo, 31 de julio 2022, 11:41
Cada ciudad tiene su normativa en materia urbanística, una ley que evoluciona con el tiempo para adaptarse a la cambiante realidad social y demográfica. No obstante, las diferencias entre urbes son notorias, ya que no tiene nada que ver la estructura de Madrid con la ... de Sevilla o Segovia.
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La Revolución Industrial marcó el crecimiento de las ciudades y, por tanto, su desarrollo urbanístico, ya que la población se concentraba cada vez más en estos núcleos y no había suficientes viviendas. Esto desencadenó la elevación de pisos en los edificios y el ensanche de las ciudades. Eso sí, cada una fue tomando su forma y se permitían unas edificaciones u otras en función de las necesidades.
Por ejemplo, Barcelona se caracteriza por la forma de cuadrícula de su mapa, ya que la disposición de sus edificios genera figuras rectangulares, mientras que Madrid tiene la peculiaridad de que cuenta con varios bloques que superan los 200 metros de altura. Por su parte, Segovia se caracteriza por la presencia de edificios bajos y un 'skyline' muy lineal.
La presidenta del Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla y León, la segoviana Susana Moreno, explica que el Ayuntamiento es quien decide la ciudad que quiere tener cuando aprueba el Plan General de Urbanismo. Sin embargo, considera que la administración local debería estar mucho más abierta a los cambios, ya que «la sociedad evoluciona más rápido que estos planes». De modo, que aquello que en un momento concreto es positivo en base a unos criterios de sostenibilidad, «20 años después lo más probable es que no lo sea».
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La altura máxima de los edificios en Segovia es de cuatro plantas más la baja, es decir, un total de cinco, aunque puntualmente en zonas como la de la plaza de toros se permite una más. Esta medida se estableció en 1984 y permanece vigente en el plan urbanístico actual, que data de 2007. No obstante, hay algunos edificios construidos con anterioridad en calles como José Zorrilla que tienen siete e incluso ocho plantas.
Segovia se caracteriza por ser una ciudad extensa y de baja densidad, algo que en pleno siglo XXI ya no resulta viable para Moreno, quien considera que se prima la sostenibilidad a nivel medioambiental y social y para ello «las urbes deben ocupar el menor territorio posible». Al respecto, comenta que los edificios altos son más baratos de construir y más eficientes energéticamente, ya que la superficie de fachada expuesta al exterior es menor.
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Por otra parte también apunta que la vida de barrio necesita una densidad mínima de población para que los negocios puedan fructificar. En especial, en un momento como el actual en el que el transporte hace que los ciudadanos tengan más facilidad para desplazarse a la hora de realizar cualquier compra o gestión. Por tanto, Segovia al ser una ciudad con una densidad de población baja «es poco competitiva y todo está a medio gas desde el comercio de barrio hasta la oferta cultural», apostilla.
Esta situación provoca que determinadas zonas de la ciudad se hayan configurado como centros sociales como es el caso del entorno de la Plaza Mayor o la avenida del Acueducto, dejando a un lado la vida en los barrios. Un modelo que desde su punto de vista «no es ni competitivo ni sostenible».
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A ello se suma otro inconveniente y es que una parte importante de los edificios existentes están sin habitar. «Son muchos los bloques que solo están parcialmente ocupados, por lo que las labores no deberían centrarse tanto en el crecimiento de la ciudad como en la regeneración y la rehabilitación para atraer población a lo ya construido».
Asimismo, Moreno recuerda que en los barrios nuevos de España y de Europa se tiende a construir edificios más altos y con espacios comunales abiertos. Una estructura «más amable y centrada en los peatones que prioriza las zonas vedes, los espacios deportivos en las urbanizaciones y las aceras anchas con arbolado». Otra de las novedades es que se deja más espacio para las terrazas.
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En su opinión, uno de los aspectos más positivos de estas fórmulas es que tienen más en cuenta los criterios de accesibilidad. «Durante los últimos años hemos aprendido mucho, ahora somos una sociedad con más sensibilidad hacia la diversidad y esto tiene su expresión creativa y de hábitat en el urbanismo. Los valores cambian y las ciudades también», recalca.
Por su parte, Alberto López, presidente del Colegio de Arquitectos de Segovia, considera que con la actual normativa y las limitaciones de altura que establece «se genera una ciudad muy monótona». A su juicio, sería «más divertida y atractiva volumétricamente si hubiera más variedad, como ocurre en el casco histórico». Explica que en el recinto amurallado se mezclan las estructuras altas como las torres de las iglesias, palacios, o el seminario y los volúmenes grandes de la Catedral o el Alcázar con otros más moderados.
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Un ejemplo de que este diseño urbanístico funciona a gran escala es el de ciudades como Londres o Nueva York. Tal y como indica, tienen ordenanzas urbanísticas más libres que les permiten generar ciudades con una apariencia más rica y aunque puedan parecer más caóticas «no lo son porque siguen trazados regulares». Otras como Madrid tienden a un orden muy estricto e incluso los rascacielos buscan la simetría y siguen una misma estética.
Por eso, López apuesta por un urbanismo más actual para Segovia en el que se configure un 'skyline' más visual con edificios de ocho y diez plantas en determinadas zonas como el polígono de Nueva Segovia o los sectores A y B, los denominados 'Palazuelos' y 'Eresma Alto', junto al barrio de La Albuera. Su recomendación no implica que haya que construir rascacielos por toda la ciudad, pero si que invita a reflexionar sobre la necesidad de una modernización porque «no siempre es mejor que todo siga igual de forma permanente».
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Además, comparte con su compañera de profesión la opinión de que este tipo de edificaciones de mayor altura facilitan la instalación de todo tipo de negocios. Precisamente las nuevas creaciones urbanísticas priorizan trazados tipo 'boulevard' con un jardín lineal a lo largo de toda la calle y edificios altos a ambos lados.
La propuesta del presidente del Colegio de Arquitectos va más allá, ya que también defiende la necesidad de más viviendas unifamiliares con zonas comunes en la ciudad. Unas construcciones escasas debido a la falta de suelo urbanizable disponible. Aunque Segovia es muy tradicional, incide en que «estos cambios, que podrían generar nuevas oportunidades, son posibles sin necesidad de hacer modificaciones radicales en la estética de la ciudad».
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