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Una parte de Segovia respira aire de mala calidad. No todos los días del año ni tampoco todos los vecinos que habitan la provincia. En concreto, el profuso informe de Ecologistas en Acción a partir de los registros proporcionados, entre otras fuentes, por las diferentes ... estaciones medidoras repartidas por la geografía nacional, localiza la frecuencia de una elevada contaminación por de ozono troposférico en el «piedemonte» segoviano. Cuando las faldas de la sierra se difuminan en el fondo de los núcleos urbanos, no siempre es 'culpa' de las nubes o la niebla que se agarran a la superficie, sino porque hay una polución extraordinariamente alta que incluso oculta el paisaje tras un velo como puede acontecer con la calima. Esa alteración no solo priva a la vista del encanto natural, sino que además es nocivo para la salud.
El análisis de la organización conservacionista recopila datos recogidos entre el 1 de enero y el 30 de septiembre de este 2024. El propio documento matiza en sus claves que no es definitivo, sino provisional. Es «un avance sobre la contaminación por ozono troposférico en el aire que ha respirado la población española durante la primavera y el verano».
Una de las conclusiones que extrae Ecologistas sobre las dinámicas regionales es que ubica en lo que llama «Montaña Sur de Castilla y León» una de las zonas donde cabe lamentar un exceso de polución por ozono troposférico, que es el «ozono malo», como precisa el estudio.
Esa localización se extiende por una superficie de 11.929 hectáreas de las provincias segoviana y abulense y en ella reside una población conjunta de 134.355 habitantes. Dentro se encuentra Segovia capital, de la que da cuenta la estación de la calle Las Nieves, en el barrio de San Lorenzo, que es la que registra los datos sobre si el aire que se respira es bueno o nocivo.
Dichas mediciones arrojan que en 74 de los 274 días que componen el periodo analizado se superaron los niveles de contaminación recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Dicho de otro modo, dos meses y medio viviendo en un ambiente contaminado por el exceso de concentración de ozono troposférico. De hecho, es la provincia de Castilla y León que este año acumula más jornadas por encima de esos límites establecidos por la institución internacional, que fija un tope de 100 microgramos por metro cúbico.
74 días
de los 274 contabilizados entre enero y septiembre de este año han anotado concentraciones de ozono por encima de lo recomendado por la OMS
Para hacerse una idea de la elevada contaminación soportada en tierras segovianas, hay otras estaciones en Castilla y León situadas en entornos con más industria y más poblados por ser núcleos urbanos que también sufren en mayor medida el impacto del tráfico de vehículos en los que la frecuencia de superación de los niveles recomendados es menor. Para botón, la muestra de la aglomeración de Valladolid, donde la media de los seis puntos de medición arrojó 44 días de concentraciones de ozono malo más altas que las recomendadas por la OMS.
El informe también repara en que en Segovia en ningún momento se alcanzó el nivel de un contaminante a partir del cual una exposición de breve duración supuso un riesgo para la salud de la población especialmente vulnerable. Más de 13.000 personas están expuestas cada día a la contaminación en el casco histórico. En esos casos, las administraciones deben de suministrar la información inmediata y apropiada.
Sin embargo, a la hora de examinar el valor objetivo, que se define como «el nivel de un contaminante que debe alcanzarse, en la medida de lo posible, en un momento determinado para evitar, prevenir o reducir los efectos nocivos sobre la salud humana, el medio ambiente en su conjunto y demás bienes de cualquier naturaleza», el estudio señala que ha habido trece días en los que se rebasaron los topes que estipula la normativa.
Para este baremo objetivo, Ecologistas en Acción matiza que el marco regulador no permite un promedio que rebase el tope de 25 días al año durante tres cursos consecutivos. Recientemente, la Unión Europea ha rebajado ese límite a 18 jornadas con la vista puesta en 2030.
El ozono es un gas que está presente en la atmósfera de forma natural. La exposición a elevadas concentraciones causa problemas respiratorios y agrava patologías crónicas hasta provocar incluso la muerte del paciente. Su presencia aumenta durante el verano y alcanza su nivel máximo por la noche, al menos en Segovia. Otra particularidad del ozono troposférico, relacionada con su ciclo de producción y destrucción, es que su concentración suele ser baja en el centro de las urbes y en las proximidades de los principales focos emisores de dióxido de nitrógeno como autopistas o centrales térmicas. La polución, por el contrario, es mayor áreas suburbanas y rurales circundantes, donde sería esperable un aire más saludable. Aquí entra en juego el sentido del viento que arrastra la contaminación.
A este respecto, el informe de Ecologistas en Acción afirma que los procedentes del sureste, sur y suroeste «transportan la nube de contaminación de Madrid hacia el norte, realizando un barrido de la sierra de Guadarrama en sentido horario, alcanzándose los valores más altos en las cumbres, con medias diarias de 150 microgramos por metro cúbico en enclaves como el pico de Peñalara». El documento sobre las dinámicas regionales añade que esos vientos también atraen a la provincia restos contaminantes emitidos en el área industrial de Oporto.
«Tras atravesar la sierra, la masa de aire contaminado por ozono mantiene niveles elevados en el piedemonte segoviano, llegando hasta la provincia de Soria, a más de 100 kilómetros de distancia», recoge el informe.
El ozono troposférico es un contaminante muy complejo que no tiene una fuente humana directa, sino que se forma en la atmósfera en presencia de radiación solar por la combinación de otros compuestos denominados precursores emitidos por el transporte, las grandes centrales termoeléctricas, ciertas actividades industriales o la ganadería intensiva.
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Precisamente, las emisiones de hidrocarburos volátiles de la vegetación, como en la Cordillera Central o la Tierra de Pinares, o de metano en las explotaciones ganaderas intensivas ubicadas en comarcas con alta concentración de granjas porcinas, como ocurre en Segovia, «pueden tener una influencia localmente importante en las altas concentraciones de ozono», añade el informe.
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