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La ciudad y la provincia han recuperado estos días la actividad turística previa a la pandemia. El aluvión de visitantes ha llenado hoteles, restaurantes y alojamientos rurales, calles y monumentos. A la vista ha estado, y el balance, en este sentido, no puede ser más ... positivo. Pero los industriales no ocultan que la situación no es la misma que en 2019 y que la inflación y la consiguiente «merma» de poder adquisitivo del visitante son factores que también juegan. El presidente de Hotuse, la patronal provincial de hostelería, Jesús Castellanos, dice que los ingresos han bajado un 30% en relación con la Semana Santa de hace tres años: «Los datos de afluencia que están trascendiendo invitan al optimismo. El Jueves, el Viernes y el Sábado Santo, hoteles y alojamientos rurales estuvieron prácticamente al cien por cien, con una ocupación brutal, muy similar a la de 2019, pero se ha facturado un 30% menos que entonces. A la hora de hacer un balance, hay que contar con esa pérdida de poder adquisitivo, por una parte, y con el coste que supone, hoy día, el mantenimiento de nuestros negocios y de las materias primas. Por lo demás, hemos comprobado con alegría que la gente tiene ganas de seguir viajando, y eso es positivo».
El presidente de Hotuse, Jesús Castellanos, cree que lo ocurrido esta Semana Santa invita al optimismo, «aunque no podemos dejar de señalar el menor gasto que se ha hecho. Si antes se gastaban cincuenta, ahora se gastan treinta y cinco. Mantener un negocio ahora cuesta más que hace tres años».
En este mismo sentido se expresa el presidente de la Asociación Profesional de Turismo Rural y Activo de Segovia, Gerardo Otero, preocupado por la «altísima» inflación con vistas al verano: «Anímicamente necesitábamos una Semana Santa así, con mucha actividad y un alto índice de ocupación. Pero no podemos perder de vista que los empresarios hemos tenido que hacer malabarismos para no imputar a los clientes los sobrecostes que están gravando cada día más nuestra actividad. Se ha trabajado mucho, y lo necesitábamos, pero con una rentabilidad muy mermada».
El representante de los empresarios de turismo rural y activo, Gerardo Otero, ve «imprescindible» que la «elevadísima» inflación descienda y que la situación económica de las familias mejore, «porque si no hay alegría en el gasto, la campaña de verano se resentirá mucho».
El buen tiempo y las ganas de volver a la normalidad han ayudado a la campaña. El presidente de la Asociación Provincial de Guías y Empresas de Turismo Cultural y Activo de Segovia, Daniel Vera, subraya el «ambiente» y las «ganas de salir» y de hacer cosas distintas: «Ha habido mucha gente y mucha planificación, lo que nos ha permitido estructurar bien el trabajo».
A la espera de que la Concejalía de Turismo del Ayuntamiento de la capital difunda hoy los datos de afluencia registrados en los distintos centros que gestiona la empresa municipal Turismo de Segovia, el responsable del departamento, Miguel Merino, confirma que durante esta Semana Santa se han superado cifras de 2019, al menos en días puntuales.
No hay más que echar un vistazo a los números que arroja el Alcázar, sin duda históricos, teniendo en cuenta el punto de partida. Más de 29.000 personas entraron en la fortaleza medieval segoviana entre el Viernes de Dolores, 8 de abril, y el Domingo de Resurrección, 17 de abril. Se trata, según el Patronato del Alcázar, de números muy similares a los registrados en fechas anteriores a la pandemia. El Viernes Santo, con 4.732 visitantes, fue el día más concurrido, seguido por el Sábado Santo (4.533) y el Jueves Santo (3.990). El nuevo sistema de venta de entradas y control de aforos implantado en el monumento ha permitido optimizar la capacidad de acogida de visitantes, a la vez que la comodidad en el interior de las salas, mediante la distribución horaria de los accesos, que posibilita trasladar parte del flujo turístico desde las horas punta hacia las de menor concurrencia. También la venta de entradas por internet ha supuesto una herramienta de gran utilidad para la gestión de los accesos.
El edil de Turismo del Ayuntamiento de Segovia, Miguel Merino, cree en la sostenibilidad del turismo y es partidario de implantar una tasa turística: «Al final, la ciudad es para quien vive en ella los 365 días del año, y el aumento de población repercute en muchas cuestiones».
Las cifras del Alcázar dan la medida de la afluencia de turistas a la ciudad. El concejal confirma que los hoteles de tres, cuatro y cinco estrellas rozaron el lleno las noches del Jueves, Viernes y Sábado Santo. El debate sobre la necesidad de implantar una tasa turística cobra actualidad: «Somos partidarios de implantarla. No es lo mismo mantener una ciudad para 50.000 o 60.000 habitantes que para 80.000 o 90.000 personas».
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