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Ni mucho menos, para desgracia de los tenderos, esta Nochebuena ha bendecido a sus negocios con el aluvión de compras de última hora de los segovianos más rezagados. Y eso que las calles de la capital de Segovia sí se han vestido de Navidad a ... pesar de ser tiempos para pocas celebraciones por culpa de la pandemia del coronavirus y de la crisis económica. «Sigue habiendo miedo a salir», coincidían varios comerciantes del centro histórico de la ciudad que veían cómo el bullicio de la mañana no pasaba del umbral de la puerta ni del escaparate. «Miran y algunos entran, pero no es como otro años», subrayaban dos dependientes que fumaban la puerta a la puerta de sus establecimientos en la avenida del Acueducto a falta de clientes Y eso que reiteran que el comercio se ha esforzado en ponérselo fácil a los compradores, con medidas de protección y seguridad frente a la covid.
A primera hora de la mañana, a eso de las 10 horas, la pescadería y la carnicería de supermercado del centro comercial Luz de Castilla recibían la primera gran avanzadilla de clientes que se llevaban el género más fresco para los festines íntimos y en familia de la Nochebuena. Con el paso de la mañana, cambia el público, comenta Antonia tras el mostrador del puesto de servicio al cliente. «Hay movimiento, pero a partir del mediodía ya es gente que viene buscando regalos en las tiendas», apunta.
La mañana deja atrás las 11 horas, y la fila de gente con carros que esperan para entrar en el supermercado empieza a ganar efectivos y dinamismo. Todos guardan la distancia de dos metros que les indican la señales del suelo. La cola avanza lentamente y les da tiempo a comentar que «no vamos a llenar el carro». «Vengo a por cuatro cosas», apostillaba una mujer. Coincidían en que la Nochebuena ya la tenían lista, pero que acudían para otras cosas. Nada que ver con los últimos detalles de la velada prenavideña.
En los pasillos del centro comercial, apenas se ven colas ni demasiado trasiego de personas para la fecha en la que se está. La administración de lotería, una tienda de ropa juvenil, otra de deportes y una de bricolaje son las únicas que parecen atraer a los clientes a estas horas de la mañana. En el resto, un goteo aislado de personas que recorren las estanterías y los mostradores sin prisas.
María José, que trabaja en el bar Plaza Norte del Luz de Castilla, percibe que «hay menos movimiento que otros años». «La gente compra, pero son más comedidos», añade. El que no falla es el supermercado, precisa la camarera, y es que «la alimentación siempre funciona bien y estas fechas son para ello, para consumir».
Elvira rebusca en un expositor y encuentra la Nintendo que buscaba para su hijo mayor. Tampoco está ahí por la Nochebuena. «Es el regalo que me faltaba de Reyes de este año y he venido hoy porque sino veía que se acababa». Esta clienta lamenta que ve el ambiente «más apagado» que otras navidades pasadas sin coronavirus; pero anima a los segovianos a comprar y a no tener miedo. «Yo voy tranquila y segura y cumplo con todas las normas que hay», afirma.
Ya en el casco histórico de la ciudad, ha sido día de mercado al aire libre en la Plaza Mayor. Hortensia, que atiende uno de los puestos ambulantes de frutas y verduras, reconoce que el día de Nochebuena «no se suele trabajar bien». Este no ha sido una excepción, agravada además por la pandemia, «Vienen a por algo concreto que les falta de última hora, pero no compran mucho», dice mientras cargas unas cajas de naranjas.
A su lado, 'Zapa' aguarda que alguien se pare ante su furgoneta de calzado. «Los que vienen hoy es porque necesitan unas babuchas de casa para la abuela que va a cenar», relata. Es poco más de mediodía, y es el puesto de bollería el que se lleva la palma al que tiene más clientela en la cola. Luego, de manera más aislada, está el que compra unas flores para decorar la Nochebuena casera o el que se pide una granada que le faltaba para aderezar la ensalada de la cena.
Y alrededor del mercado, las terrazas aguardan su extensión. No están llenas y muchas mesas lucen un cartel de reservado. Los hosteleros de este enclave emblemático de la ciudad en esta fecha por la enorme cantidad de gente que se reúne en la 'Tardebuena' cuidan muy mucho de que se cumplan los aforos y las normas. José, que regenta el bar Bahía, saca el metro para garantizar la distancia de seguridad entre las mesas y sillas que coloca dentro de los límites que marcan unos conos. Todo ha de estar listo para el momento en el que se retiren los puestos del mercado ambulante.
La Policía Local vigila la Plaza Mayor y de momento todo en calma. Chuchi, de La Oja Blanca, comenta que tiene todo reservado, pero que ha dicho a sus comensales que vengan a partir de las tres o cuatro de la tarde para no interferir en el desmontaje del mercado.
Tanto hosteleros como agentes velan para que sobre todo, que no haya aglomeraciones. A pesar de la mañana gris, el aperitivo ha estado animado, pero no como otras Nochebuenas, reconocen en bares y restaurantes. Y es que el trasiego de gente por el casco histórico, con menos bolsas de compras que en otros años, ha recordado que es Navidad en Segovia. Los comercios de la Calle Real añoran otros tiempos mejores en los que en estas fechas apenas se podía caminar de la multitud. También se echa de menos a los turistas, sobre todo los hoteles y los restaurantes.
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