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El actual mapa de Segovia es muy diferente al que existía siglos atrás. El número de habitantes y hogares ha fluctuado en gran medida con el paso de las décadas, lo que ha provocado alteraciones a su vez en el recuento de municipios. El primer ... censo estadístico realizado en 1842 contabilizaba más de 300 pueblos que disponían de ayuntamiento propio en la provincia. La despoblación y las sucesivas fusiones que han tenido lugar han provocado la variación de esta cifra. Los valores resultantes son negativos, hasta el punto de que Segovia se convierte en uno de los territorios que más municipios ha perdido a escala nacional.
La recopilación de documentos que ahondan en los datos de población por parte del Instituto Nacional de Estadística (INE) permite conocer la distribución que tenía la provincia hace al menos dos siglos, así como las alteraciones que sufrieron algunos de sus municipios. Es en esta época cuando se fechó el primer censo que presenta el conjunto completo de pueblos que cubren el territorio.
El registro en aquel periodo en España elevaba a 11.500 el número de municipios, de los que 325 se correspondían con localidades segovianas con capacidad de gestión autónoma. En 1955, el mismo número se rebajó hasta los 276 en la provincia, mientras que a día de hoy se contabilizan un total de 209. A escala nacional, actualmente se anotan poco más de 8.000.
El avance de los años trajo consigo algunos cambios, aunque la tendencia siempre ha sido descendente. Segovia registra un saldo negativo tras haber firmado la extinción de 67 municipios desde mediados del siglo XX, por lo que se convierte en la quinta provincia española que más pueblos ha perdido. Tan solo queda por detrás de Guadalajara, que cuenta con 109 municipios menos respecto a 1842; Burgos, que resta 119; Huesca, 138; y Soria, 153.
Segovia ha sido escenario de una serie de condiciones históricas que han modificado su reordenación con el paso de los años. Un informe encargado por el Ministerio de Administraciones Públicas (actual Ministerio de Política Territorial y Función Pública) reconoce los problemas de indefinición de las entidades locales, lo que llevó a que en el siglo XIX se produjeran con un carácter periódico sendos intentos «de limitar el número de municipios en atención a una población mínima». Los conflictos eran la tónica habitual, por lo que muy pronto se definieron los requisitos esenciales que justificaban su creación o eliminación, que seguían criterios de territorio, población u organización.
Es por ello que la provincia vio desaparecer del mapa 51 ayuntamientos en los años próximos a 1870. Los núcleos poblacionales afectados por el incuplimiento de los condicionantes establecidos pasaron a incorporarse a otros pueblos de cabecera. Algunos ejemplos son Escobar de Polendos, que asumió la gestión de Villovela de Pirón, Parral de Villovela, Peñarrubias o Pinillos de Polendos; o Pajares de Fresno, que ahora pertenece a Fresno de Cantespino, que fue capaz de anexionar Cincovillas o Gomeznarro.
No obstante, la mayoría de estas agrupaciones se acometieron en el nordeste provincial, uno de los más afectados por la sangría demográfica. Tanto Sepúlveda como Riaza y Ayllón sumaron seis municipios declarados extintos cada una, mientras que Cuéllar hizo lo propio con otras cinco poblaciones. La ciudad de Segovia amplió sus límites geográficos también en esta época con la anexión de los barrios incorporados.
Los últimos pueblos que dijeron adiós a su autonomía fueron Aldeanueva del Monte, Becerril, Vilalcorta, Madriguera, El Muyo y El Negredo, que pasaron a formar parte de Riaza en 1979. Lo mismo sucedió con Grado del Pico o Santibáñez de Ayllón, que ahora dependen de Ayllón. Ninguno de ellos supera la treintena de habitantes, pero muchos logran igualar el censo de Ventosilla y Tejadilla, que con 17 empadronados se constituye como el municipio más pequeño de la provincia.
Segovia no ha sido testigo de nuevas creaciones al menos en los dos últimos siglos. Hay municipios que esquivaron la tendencia a la desaparición al recuperar su autonomía en la década de 1980. Tan solo volvieron a figurar con una condición que habían perdido años atrás, pero ya eran conocidos en el pasado. Sobresale Navas de Riofrío, con 439 vecinos, que perdió su independencia en el siglo XIX al anexionarse a Revenga para su posterior cesión a La Losa. Sin embargo, inició los trámites para una segregación que se hizo realidad en 1983.
Los mismos pasos siguieron Añe, que se separó de Armuña en 1980; Ortigosa del Monte, que se independizó de Otero de Herreros en el mismo año; Cozuelos de Fuentidueña y Marazoleja, que se escindieron de Fuentesaúco de Fuentidueña y Sangarcía, respectivamente; y Cuevas de Provanco, que recobró su autonomía tras pertenecer a Sacramenia durante casi dos décadas. A ello se suma San Cristóbal de Segovia , que celebró estas semanas el 25 aniversario en conmemoración de este hito. Hubo otros intentos conocidos, pero no consiguieron llegar a buen puerto.
Siguero, que actualmente cuenta con aproximadamente 40 habitantes, se convirtió en pedanía de Santo Tomé del Puerto en 1970. Años más tarde, solicitó su constitución como entidad local menor como primer paso para la recuperación de la total gestión, una petición que fue autorizada por la Administración regional. Pero el municipio que actúa como cabecera se negó a transferir las competencias y se inició una larga etapa de litigios. Finalmente, se denegó esta condición al resultar acreditada su «inviabilidad económica», sentenció el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León.
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