Segovia necesita 130 camas hospitalarias para igualarse con el resto de la región

Aumentan los potenciales pacientes, que en las vacaciones de verano aún serán más por los desplazamientos y veraneantes que regresan a sus lugares de origen; pero la capacidad de ingresos hospitalarios apenas varía. El Ministerio de Sanidad facilita los datos que definen la disponibilidad por territorios, y Segovia continúa a la cola de la comunidad autónoma. Echa un vistazo a un lado a otro, se compara con las vecinas de Castilla y León, y sale perdiendo.

Esa dotación consiste en tres hospitales, aunque solo uno de ellos está gestionado directamente por la Junta. El complejo asistencial de referencia consta de 381 camas para quienes requieran internamiento en el centro, según los números de la Administración central al cierre del año pasado. Por un lado, completan la 'oferta' de plazas la sanidad privada, a través del Hospital de La Misericordia, propiedad del grupo Recoletas, que cuenta con 36 camas para ingresos.

Una de las patas de la política de reducción de las listas de espera es la externalización de procedimientos, alternativa a la que se ha acogido la Gerencia de Asistencia Sanitaria de Segovia. Los conciertos con la citada empresa contribuyen a aligerar la acumulación de operaciones que arrastran determinados servicios a la hora de pasar por quirófano, Traumatología y Oftalmología, que son las unidades que más recurren a la colaboración privada, con la consiguiente factura que pasa a las cuentas del sistema público. En 2023, se derivaron 249 cirugías. El importe de estas contrataciones externas suscritas con el grupo Recoletas rondó los 450.000 euros.

Por otra parte, el tercer centro que incluye el Ministerio de Sanidad al perfilar la disponibilidad de camas hospitalarias lo gestiona la Diputación de Segovia. Se trata del complejo Nuestra Señora de la Fuencisla, concretamente la Unidad de Rehabilitación Psiquiátrica. La dotación para estos pacientes concretos es de 56 estancias habilitadas en las instalaciones de Palazuelos de Eresma.

La suma de todas estas plazas da como resultado un equipamiento conjunto de 473 camas dispuestas para la hospitalización. La proporción resultante es de una por cada 328 habitantes, como se extrae de los datos recopilados por el Ministerio al término del pasado ejercicio y de la población residente en ese año, pese a que después del primer trimestre de este 2024, el censo ha crecido hasta rebasar los 157.000 residentes en la provincia.

El baremo que habitualmente se emplea para valorar la capacidad de internamientos utiliza como referencia el millar de personas. Por lo tanto, en Segovia se queda en tres camas por cada mil habitantes. Es la provincia peor preparada y dotada de toda Castilla y León. El déficit ya existía antes de la irrupción de la pandemia de la covid-19, pero a pesar de haber incrementado el número de camas durante las oleadas de contagios y de ingresos para sortear el precipicio del colapso, la carencia prosigue y no se ha corregido para igualarse al menos con el equipamiento que brinda el resto de la región.

Si se atiende al conjunto de recursos hospitalarios de las nueve provincias de la comunidad al finalizar 2023 y el padrón autonómico, la ratio resultante es de casi cuatro plazas (3,8) por cada mil ciudadanos. Una por cada 258 potenciales pacientes.

La calculadora se pronuncia y determina la necesidad de camas hospitalarias que requiere el entramado sanitario de Segovia para situarse en la media regional, lo que significaría paliar la escasez actual y acabar con la inferioridad de condiciones que arrastra en comparación con el resto de provincias. A partir de los números del Ministerio correspondientes al cierre del año pasado, se extrae la conclusión de que faltan entre 125 y 130 estancias más de hospitalización para alcanzar una capacidad de unas 600 plazas. Entonces las ratios se corresponderían con las que presenta, en su cómputo global, la comunidad autónoma.

Dicho de otro modo, Segovia sufre un déficit de camas para la hospitalización de pacientes cercano al 30%.

La sanidad pública segoviana, los profesionales del sistema y también los usuarios, miran desde hace meses a los terrenos anexos al complejo actual donde se prepara la urbanización del espacio donde debe construirse la ampliación del Hospital General de Segovia. Esa expansión habilitará superficie para aumentar la capacidad de hospitalización.

Mientras tanto, colectivos ciudadanos no cejan en reclamar más recursos para enjugar la falta de camas. En particular, demandan plazas de medias y largas estancias. Las voces de las representantes de la Plataforma en Defensa del Policlínico han sido las que más han alto han reivindicado un aumento de la disponibilidad de camas hospitalarias en Segovia. El vetusto y abandonado edificio del Dieciocho de Julio, en el casco histórico de la capital segoviana, va camino de cumplir dieciséis años sin servicio alguno, clausurado, vacío de contenido y de funciones, aunque el Plan Especial de Áreas Históricas reservó para su futuro un uso sanitario.

El equipo de gobierno en el Ayuntamiento del alcalde José Mazarías (PP), que salió ganador de las elecciones municipales celebradas hace un año, tiene sus propios planes para este inmueble: demolerlo y levantar una residencia de personas mayores.

Mientras esta propuesta sigue en el plano de las ideas y a la espera de que se ejecute y sea una realidad la ampliación del complejo asistencial, Segovia necesita reforzar la oferta de camas para que no ocurra lo que padeció cuando la pandemia de la covid-19 desató una ola mortal y una avalancha de infecciones que desbordó la capacidad de internamientos del único centro hospitalario de la provincia.