![Segovia se estanca en los 700 metros de carril bici: «Es la ciudad de España que menos tiene»](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202010/15/media/cortadas/carril-kL0B-U120468851589dwG-1248x770@El%20Norte.jpg)
![Segovia se estanca en los 700 metros de carril bici: «Es la ciudad de España que menos tiene»](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202010/15/media/cortadas/carril-kL0B-U120468851589dwG-1248x770@El%20Norte.jpg)
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claudia carrascal
Segovia
Jueves, 15 de octubre 2020, 13:05
Todas las ciudades españolas han ido evolucionando a lo largo de los últimos años y tratan de acercarse a modelos de movilidad sostenible más parecidos a los que imperan en las urbes europeas más avanzadas. Sin embargo, Segovia es una excepción a nivel nacional, ya que según explica el presidente del colectivo Bicicla, Roberto Segovia, desde hace ocho años que se constituyeron como asociación para reivindicar el uso de la bici como medio de transporte alternativo «la situación no ha cambiado prácticamente nada». Desde entonces son muchas las reuniones que han mantenido y las peticiones que han lanzado tanto al equipo de Gobierno como a los partidos de la oposición. El resultado «ha sido insuficiente», ya que en los últimos cuatro años tan solo se han implantado algunas vías que restringen la velocidad de circulación a 30 kilómetros por hora y en las que las bicicletas tienen prioridad. Además, «ni siquiera se han hecho todos los carriles 30 comprometidos», lamenta Segovia.
La idea inicial era que en todas las vías con dos carriles para cada sentido se dejara el derecho como preferente para ciclistas. Varios años después tan solo existen en la avenida Gerardo Diego, la avenida de la Constitución y Vía Roma, pero otras que los usuarios de la bici consideraban esenciales como Ezequiel González o el nexo entre la Avenida Padre Claret y la carretera de La Granja han caído en el olvido. Roberto Segovia indica que esta última es muy necesaria porque es uno de los puntos negros que existen para los ciclistas debido a la gran velocidad a la que circulan los coches por esa zona. Además, critica que «en total no hay más de 3 kilómetros de vías 30 en toda la localidad».
Los carriles bici todavía son más escasos, ya que apenas hay 700 metros en la ciudad con un tramo en la avenida Padre Claret y otro en las proximidades del cementerio, además, de la vía destinada a este fin en la CL-601, la carretera de La Granja de San Ildefonso. Por eso, a su juicio, «Segovia es la ciudad con menos kilómetros de carril bici de toda España». De hecho, comenta que otras que también han estado a la cola siempre en este tipo de movilidad, como Madrid o Valladolid, llevan ya varios años intentando dar pasos «más o menos acertados» para mejorar la situación.
A su juicio, las pegas que ponen tanto algunos ciudadanos como gran parte de los políticos para justificar esta dejada situación y el escaso uso de la bicicleta como medio de transporte «son solo excusas». Al respecto, indica que el mal clima, la orografía o los adoquines también están muy presentes en otros países del norte de Europa en los que «nos llevan años de ventaja». Eso sí, reconoce que a nivel social se ha dado un paso muy importante al conseguir que los coches respeten a los ciclistas y los consideren parte del panorama urbano.
Esta mayor aceptación en las calzadas por parte de los conductores unida a la pandemia de la covid-19, que llegó a España en el mes de marzo, han incrementado el número de ciclistas a nivel urbano de forma notable. «El estado de alarma y el inicio de la desescalada provocaron que las calles se vaciaran de coches y que los usuarios de la bicicleta se animaran a cogerla más porque se sentían más seguros», especifica Segovia. Hasta el punto, de que, según los cálculos que manejan, el número de ciclistas «se llegado a duplicar en un año». Asimismo, considera que este hábito ha llegado para quedarse, al menos de momento, porque con la 'nueva normalidad' son muchas las personas que tienen miedo a viajar en transporte público, ya que son lugares cerrados en los que es complicado respetar los protocolos sanitarios.
A todo ello, se suma que, tal y como enfatiza, que «ha tenido que llegar una pandemia para que nos demos cuenta de que nuestro modo de vida es insostenible y hay que cambiarlo cuanto antes, empezando por la movilidad». De hecho, el presidente de la agrupación admite que esta pandemia «ha puesto la movilidad ciclista en el punto de mira como alternativa saludable y sostenible de transporte». Además, destaca que es una forma muy eficaz de acabar con el elevado número de atropellos a peatones que se produce en Segovia.
Sobre el proyecto del anillo ciclista, su impulsor, Juan Carlos Monroy, destaca que va sumando cada vez más adeptos, entre ellos, la concejalía de Medio Ambiente que ya ha preguntado por los detalles. Consiste en un trazado circular de doble carril de 3 kilómetros de longitud para uso exclusivo de las bicicletas que rodearía la zona de vaquerías, el Regimiento y conectaría con el Acueducto, por lo que también podría explotarse como ruta turística, según señala. Asimismo, pasaría por el I.E.S Mariano Quintanilla, la universidad, al lado de la Cárcel Centro de Creación o del I.E.S Francisco Giner de los Ríos, entre otros puntos estratégicos. Tal y como expone son sitios con mucha afluencia y por donde pasa mucha gente joven que podría hacer uso de este vehículo de dos ruedas a diario.
Aunque los aspectos técnicos no se han valorado todavía en el proyecto, Monroy afirma que «el coste no sería excesivo porque aprovecha las aceras anchas de lugares poco transitados y casi no quita espacio a los coches». De hecho, en muchos tramos bastaría con señalizar y pintar. Otra de las ventajas de su implantación es que no solo fomentaría que gente se desplazase en bici hasta el trabajo, sino también su uso en familia. Un cambio de hábito que sería muy beneficioso para la salud de los ciudadanos y para su economía, pero también para el medio ambiente y las empresas locales que se dedican a las bicicletas o accesorios.
Propone que este sea el primer paso, aunque lo ideal sería que la ciudad acabase conectada por completo por una sucesión de anillos que, siguiendo el modelo francés, permitieran desplazarse entre los diferentes puntos en un tiempo máximo de 10 minutos. De este modo, además de reducir riesgos para los ciclistas y de darles una mayor comodidad en sus desplazamientos «se evitaría que invadieran con frecuencia las aceras porque no tienen un lugar apropiado para circular», apostilla.
El principal problema con el que se ha topado Bicicla a lo largo de sus ocho años de andadura es la «indiferencia del equipo de gobierno» para poner en marcha un plan de movilidad ciclista. «Por desconocimiento o por falta de interés es una ciudad abandonada, nunca han prestado atención a estos temas y desde la concejalía de Tráfico, Transportes y Movilidad siempre se han centrado mucho más en los autobuses urbanos», asegura Segovia.
Ruth Matesanz es usuaria de la bici desde que se trasladó a Segovia, hace ya doce años y considera que este carril circular sería un gran avance porque incentivaría mucho el uso de la bicicleta. En su opinión, Segovia es una ciudad curiosa porque «hay mucha afición por la bici y mucho ciclista deportivo, pero muy poca gente la utiliza como medio de transporte habitual cuando es una ciudad muy fácil para ello por su reducido tamaño». En su caso, la emplea tanto para desplazarse hasta la estación para coger el autobús a Madrid, lugar donde trabaja, como para hacer recados y pequeñas compras o ir al gimnasio.
Además del temor que todavía tienen muchos ciclistas a compartir espacio con los coches, Matesanz destaca otras carencias como la escasez de aparcabicis. «Complica mucho su uso cuando llegas a los sitios y no tienes donde dejarla porque, además, la normativa municipal prohíbe candarla al mobiliario urbano». Por eso, cree todos los espacios culturales, deportivos y edificios de las administraciones públicas, así como lugares de interés deberían contar con estas instalaciones. Otro aspecto que considera necesario mejorar es la seguridad de estos puntos, ya que «sería de gran utilidad que se ubicaran cerca de cámaras de videovigilancia municipales para evitar robos o destrozos».
Por último, reclama una directiva clara para circular por determinados espacios peatonales por los que excepcionalmente circulan vehículos a motor como la avenida del Acueducto, por donde los ciclistas deben ir caminando. Sin embargo, «es una calle con una anchura suficiente que solo necesitaría una adecuada regulación». Otros planes interesantes que estimularían este medio de transporte son, según apunta, las rutas que se han creado en algunas ciudades, por ejemplo, para que los niños vayan en bici en grupos y acompañados de un adulto al colegio.
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