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Las enfermedades de transmisión sexual están en «claro aumento», el resumen de la jefa de Medicina Interna del Hospital General de Segovia, Eva Ferreira, cuya consulta ha visto duplicarse en el último año los diagnósticos gonorrea, sífilis y clamidia, las tres más extendidas. La evolución ... responde a unos hábitos sexuales más desinhibidos –desde las relaciones múltiples a las drogas relacionadas con el sexo o la falta de educación sobre ciertas vías de contagio, como la oral– y a que el sistema sanitario busca más los diagnósticos, pues es un campo en el que el número total de casos –pongamos, 20 gonorreas detectadas por el servicio hospitalario en el último año– no ilustra la magnitud del problema. Como un virus, su propagación es exponencial. Y el mantra social que considera estos problemas como leves, como si fuera un mal menor asumible, dificulta la lucha.
Los esfuerzos del sistema sanitario para frenar la propagación de las enfermedades de transmisión sexual (ETS) parten de aceptar los hábitos sociales y tratar de paliar sus efectos. El ejemplo está en la consulta Prep (Profilaxis Pre Exposición), que arrancó en Segovia en 2022 con una decena de pacientes y estos momentos ya tiene 40. «Gente sana que se toma una medicación de continuo para evitar el contagio del VIH en relaciones sexuales», resume Ferreiro. Pero no protege contra el resto; por eso su trabajo es pedagógico: no solo vale con la pastilla.
Los pacientes entran en la consulta porque tienen relaciones con distintas parejas –se considera múltiple más de diez al año– sin la protección aconsejada. Se someten cada tres meses a análisis de orina y sangre, más recogida de muestras en la uretra, el recto y la faringe. Llegan a esa consulta específica a través de atención primaria o por el consejo de los médicos de enfermedades infecciosas, por ejemplo, tras haber detectado una ETS. También lo solicitan los pacientes a través de mail: prepsegovia.hgse@saludcastillayleon.es.
La edad mínima es de 16 años y todos son hombres. Ferreira lo explica porque las relaciones heterosexuales o entre mujeres son menos expuestas que entre hombres que tienen sexo con hombres. «Podría haber alguna mujer si tiene prácticas de más riesgo, pero no se nos ha dado el caso. El mayor grupo de riesgo es el de hombres que tiene sexo con hombres. Hay mucha relación anal, las que más riesgo tienen, es donde más probabilidades hay de que se produzca una pequeña lesión o erosión». Ferreira identifica a un grupo de riesgo claro en las trabajadoras del sexo, pero su precariedad y la facilidad con la que migran dificulta un control exhaustivo. «Desgraciadamente, no se adhieren a ningún programa preventivo».
Los médicos tratan en la misma medida que enseñan. «Insistimos mucho en que se pueden contagiar por cualquiera de las vías, no solo por sexo genital. Han aumentado mucho las ITS [infecciones de transmisión sexual] que detectamos en garganta. Usamos protección para las relaciones genitales o anales, pero en el sexo oral nunca utilizamos». Porque Ferreira acepta carencias en la educación sexual. «Es verdad que ha sido un poco deficitaria. Es muy parcial, desde las familias a los colegios o la parte sanitaria. No estamos habituados a tratarlo, solo cuando hay problemas». Con todo, matiza que «la gente es muy despreocupada» y que la información está ahí: el reto en enseñar al usuario a encontrarla e ir más allá de un vídeo simplón. «Tenemos que hacer preguntas que entran en la intimidad, pero nuestra labor no es juzgar, sino ayudar de la mejor manera».
El relato de Ferreira es de n riesgo infravalorado. «Ya no hay tanta presión social con el tema del sida. Sin infecciones que, en general, se curan». A eso se suman unos hábitos sociales que invitan a la satisfacción incontrolada. «Todo es inmediato, una escalada de emociones, sensaciones que cada vez tienen que ser más fuertes». Prácticas en grupo o uso de drogas asociadas al sexo como la mefedrona o la ketamina –ingredientes de fiestas o relaciones prolongadas– pero también otras recreativas como la marihuana. «Eso hace que uno pierda el miedo, las relaciones sean más vigorosas y la voluntad disminuya. Eso aumenta las infecciones». Con todo, la consulta Prep como un recurso para una etapa de riesgo. «Tampoco es para toda la vida. Hay gente que cambia de situación y se da de baja en el programa».
Aunque los médicos ven a pacientes de todas las edades, cada vez afectan a una población más joven. «Eso es así. Cada vez las prácticas sexuales empiezan antes y la educación sexual no es la más adecuada desde la adolescencia. Nos encontraos a gente muy joven que su primer contacto con la sanidad es a través de infección de transmisión sexual». El paciente más joven de Prep tiene 19 años. «Luego hemos visto infecciones en gente de 16».
Las consultas genéricas de enfermedades infecciosas recogen un abanico que cubre desde tuberculosis a parásitos o VIH, cuyos diagnósticos totales han aumentado en los últimos años hasta de los 150 hasta los 180, no tanto porque crezca el número de nuevas detecciones anuales –se mantiene entre las cinco y seis– sino porque la medicación ha estabilizado los síntomas y los pacientes viven más. Con su tratamiento, controlan la carga viral y no pueden contagiar.
Tener una gonorrea no conduce necesariamente a un hospital, pues la puede tratar el médico de cabecera sin que dé mayores problemas. Los pacientes llegan a la consulta si les deriva Primaria o si entran al sistema por Urgencias. Los registros de Ferreira son parciales –no incluyen las enfermedades detectadas en Primaria–, pero importa más la evolución que los datos absolutos. Que la gonorrea se duplique es la clave, porque los casos pueden infravalorarse. «Es muy peligroso. La gente dirá que 20 entre 150.000 que somos en Segovia es muy poquito. Claro, pero eso es ficticio, es lo que nosotros hemos vistos en nuestra consulta. Entre el grupo que está teniendo relaciones sexuales, que luego las puede difundir, es mucho».
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Luis Javier González
La gran incógnita del sistema es qué porcentaje de diagnósticos desvela porque ignora el total de enfermedades en circulación. Su búsqueda parte de campañas de concienciación en diversos ámbitos como el servicio de Urgencias, un punto probable para conectar con pacientes que han acudido por sus síntomas. Una formación que también se extiende al personal de Primaria. «Oye, ante estos síntomas, pensad que también puede ser una infección de transmisión sexual. No podemos diagnosticar nada en lo que no hemos pensado. Por lo menos, que la gente esté alerta». Está previsto que antes de que termine el año haya una charla formativa en el Colegio Oficial de Médicos. «Eso llega a todos. Nosotros seguimos». Algo que se complementa con la información general para que la gente también piense en ese escenario cuando llega el síntoma. O, mejor aún, tome medidas para que no aparezca.
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