Segovia se desliga de la caída nacional de venta de viviendas al repuntar un 13%

El mercado de compraventa aterriza después de una larga temporada con la actividad por las nubes. Las agencias reconocen que los meses de más calor no son un buen momento para sumar transacciones de viviendas. En esta ocasión este comportamiento se agrava, ya que el verano culmina con peores resultados interanuales por primera vez desde la llegada de la pandemia, al caer cerca de un 7% respecto a la época estival anterior. Hasta julio se han adquirido un total de 1.566 viviendas, un número muy superior al registrado en las mismas fechas de 2022, cuando las operaciones se cifraron en 1.386.

Las ventas de inmuebles se han disparado un 13% en el conjunto provincial, que esquiva los resultados negativos que atañen al territorio nacional, donde el descenso interanual supera el 5%. La pérdida de poder adquisitivo de los hogares a causa de la inflación y la subida de los tipos de interés hipotecarios, que no consiguen tocar techo, están detrás de esta caída. Unos coletazos que, aunque más tarde, se empiezan a notar también en Segovia.

Las transacciones se han desplomado más de un 35% respecto a marzo, un mes histórico en el sector inmobiliario provincial al contabilizar 288 operaciones, tal y como recoge la reciente actualización del Instituto Nacional de Estadística (INE). Este número de ventas recuerda a 2007, un periodo inmediatamente previo al estallido de la burbuja inmobiliaria y la crisis financiera. De hecho, la venta de vivienda usada igualó este marzo el récord de la serie histórica alcanzado en enero de hace 16 años, con 253 operaciones.

Faltan los datos de agosto, pero los testimonios y experiencia de las agencias no ofrecen expectativas muy esperanzadoras. La última cifra correspondiente al mes de julio se sitúa en la media de operaciones de compraventa registradas desde la recuperación de la actividad económica tras la llegada del virus. En concreto, se efectuaron 185, lo que se traduce en un 9% menos que en junio. Tampoco arroja buenos resultados la comparativa con el mismo mes de 2022, cuando la bajada es superior al 8%.

Contra todo pronóstico, los números están por encima de los registros de 2016, 2017 y 2018. Los ritmos de traspasos de inmuebles residenciales se mantienen aún en niveles altos si se tiene en cuenta la media de los tres últimos lustros. Segovia continúa con la progresión experimentada por el resto de territorios de Castilla y León, aunque amortigua el descenso mejor que Valladolid, Salamanca o Zamora. La única excepción a la norma es Burgos, que despuntó en transacciones en julio.

Los precios también se sostienen, aún con la ralentización de la actividad inmobiliaria. En agosto, las casas se han abaratado un 1,8% en Segovia capital y un 1% en el resto de la provincia en comparación con el mes anterior, pero son todavía mucho más caros, hasta un 5,6%, que el año pasado. En la ciudad, para comprar un piso de tamaño medio -70 metros cuadrados de superficie-, se necesita el desembolso de al menos 126.000 euros.

Tan solo Salamanca notifica un mayor encarecimiento, y la diferencia es de muy pocos euros. La particularidad que caracteriza a Segovia «es que no tenemos vivienda y lo poco que hay es muy caro», declara el presidente de la Asociación Segoviana de Empresas Inmobiliarias, Gonzalo Marina Villanueva. Hay un mercado emergente de inversiones destinadas al alquiler que cada vez recorta más las opciones disponibles para la compraventa. «La gente que antes quería sacar una vivienda a la venta ya no lo hace, ahora la alquilan para sacar más rentabilidad», señala.

Unos 3.600 estudiantes se reparten la tarta. No sorprende, por tanto, que el aluvión de inversiones de particulares se produjese en marzo de cara a tener los inmuebles acondicionados antes del comienzo de curso. «Los pisos que están cerca de las universidades se han vendido como churros», especifica. «En un rango cercano a los 125.000 euros se vende absolutamente todo; si suben a 150.000, es más complicado, y por encima de 200.000 euros, las operaciones que se realizan son a cuentagotas», relata el presidente.

Los jóvenes de 25 a 30 años que quieren independizarse y fijar su residencia en la ciudad «no se meten en una hipoteca porque están esperando a que bajen los intereses», considera. La generación que ahora protagoniza las transacciones es la de los 30 hasta los 40 años. «Se trata de una juventud acostumbrada a tener intereses negativos, a no tener que pagarlos», determina. Y con la subida de los tipos, muchos han retrasado la adquisición para más adelante.

El representante de las inmobiliarias descarta que se vaya a producir un desplome de la actividad similar a la de 2008, pero advierte de que «todos los estudios económicos sobre el sector de cara al primer semestre del próximo año no traen consigo buenas noticias». Es más, «todas las previsiones son malas», afirma. A partir de julio, «se recuperará un poco todo y remontaremos», confía.