Segovia tiene déficit de fisioterapeutas pese al aumento del número de colegiados
Los pacientes han asumido pagar los tratamientos para evitar las listas de espera en lo público y mejorar sus rehabilitaciones
El aumento de los fisioterapeutas en Segovia un 47% desde 2016 –aquel año había 151 y hoy el registro del Colegio de Fisioterapeutas de Castilla ... y León tiene adscritos a la provincia a 222– da para igualar la demanda. «No conozco a ningún fisio en paro», resume la delegada colegial en Segovia, Pilar Criado. El tapón en las listas de espera de la sanidad pública y un enfoque de vida más saludable –la gente ya no se resigna al dolor, quiere soluciones y las quiere cuanto antes– han normalizado la fisioterapia privada, que ha multiplicado sus clínicas en la ciudad, de contarlas con los dedos de una mano a principios de siglo a superar la veintena. Con todo, la oferta sigue por encima de la demanda y el mercado no tiene manos suficientes, tanto en consultas especializadas como en las residencias, un ámbito que preocupa.
La raíz del problema viene por las listas de espera, un problema histórico, sobre todo en atención hospitalaria; también en primaria, pero las patologías son más leves –tendinitis o procesos artrósicos– y el tiempo es menor. Criado subraya que las fracturas, prótesis de rodilla o tratamientos neurológicos tienen que pasar un periodo de barbecho, no reciben la rehabilitación seguida al alta hospitalaria, lo que supone una merma a la recuperación, pues esas primeras semanas son cruciales, sobre todo en cuadros relacionados con la estimulación como un ictus, que requieren «tratamientos intensivos durante el primer año». También en las articulaciones: llegar tarde puede suponer que el rango de movimiento que se recupere sea menor.
Un colapso generalizado que extiende a toda la red pública de Castilla y León. «Yo tengo pacientes que están esperando rehabilitación de prótesis de rodilla y la lista de espera puede alcanzar tranquilamente los dos meses. Y es fundamental comenzarla prácticamente el mismo día de la cirugía». Como ocurre, por ejemplo, con el dentista, quien quiere celeridad va a la privada. «Pero no todo el mundo se lo puede permitir». Criado menciona otros contras del sistema como que empezar después suponga necesitar a la postre más sesiones para conseguir unos objetivos mínimos y que el sistema colectivo de desplazamiento en ambulancia para la provincia puede consumir una mañana entera. Así las cosas, el paciente ha asumido rascarse el bolsillo. «Tenemos otra mentalidad, la gente quiere cuidarse más».
Las clínicas han proliferado con modelos más especializados, desde fisioterapia deportiva al suelo pélvico
Aunque la demanda ha ido creando fisioterapeutas –la cifra en Segovia va en aumento año a año, con 157 mujeres y 65 hombres–, Criado habla a las claras de «déficit» en una provincia en la que hay «muchísima demanda», tanto en Sacyl como en la privada, que ante la falta de mano de obra intenta reclutar personal de la pública con mejores sueldos, aprovechando el malestar de parte de este colectivo, que reivindica un estatus homologable al de los enfermeros en cuanto a remuneraciones complementarias. A Criado le preocupan las residencias de ancianos, con muchos problemas para dar con personal –también terapeutas ocupacionales–, pues es un puesto que sirve de entrada a la profesión y que los fisios abandonan cuando atisban un salto profesional. «Tienen un gran problema para estabilizar personal». Con todo, no se muestra partidaria de allanar el acceso a la profesión, una de las que requiere una mayor nota de corte universitaria. «No creo que se deba llenar, como otras carreras sanitarias, de gente que no tenga esa vocación. Salida laboral hay».
Otro factor que eleva la demanda de tratamientos es el envejecimiento demográfico
Por eso han proliferado las clínicas en la capital, con modelos cada vez más especializados –desde fisioterapia deportiva al suelo pélvico o terapias invasivas– que han sumado más personal para aumentar sus sesiones. Una de las batallas del Colegio es la especialización a nivel normativo, como ocurre en enfermería con la salud mental, laboral o las matronas. Al incluir la provincia, la cifra de clínicas llega al medio centenar, con pueblos como Cuéllar, Carbonero el Mayor, Cantalejo –tiene varias de nueva creación–, Palazuelos de Eresma, El Espinar, Cabezuela, Navas de Oro, Coca o San Pedro de Gaíllos. «Se están expandiendo y me parece perfecto. Es necesario». Esa especialización de la capital no se traslada a la provincia, donde las clínicas atienden de todo.
España fue un país pionero en la fisioterapia invasiva, a través de agujas, y ese motor ha sido clave en su evolución frente a otros países como Italia que no podían usar esas técnicas. De ahí llegó el ecógrafo, que permitía ver el cuerpo mientras se trataba. La tecnología ha ido acompañada de una mejor consideración profesional, aunque aún quede camino por recorrer, para un colectivo que hace no tanto era considerado como meros masajistas. En parte porque era necesidad de especialización les ha hecho formarse, pues el catálogo va mucho más allá de un simple esguince de tobillo. Dolencias más complejas que años atrás quedaban quizás como un dolor crónico asumible y que ahora demandan respuesta. La pedagogía de que hoy en día se pueden solucionar esas molestias ha llevado a muchos a una camilla. Otro factor que eleva la demanda de tratamientos es el envejecimiento demográfico, así como el sedentarismo, desde el propio hábito a la consecuencia de tanto trabajo de oficina en sala, una máquina de dolores de espalda, lumbares o cervicales.
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