claudia carrascal
Segovia
Lunes, 28 de febrero 2022, 10:33
Los movimientos poblacionales que se han producido durante la pandemia han tenido su reflejo en la cantidad de basura producida. El centro de tratamiento de residuos de Los Huertos recibió en 2021 un total de 59.045 toneladas de residuos sólidos urbanos (RSU), lo que ... supone un 0,9% menos que en 2020.
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El presidente del Consorcio Provincial de Medio Ambiente, Mario Pastor, asegura que esperaban una reducción todavía mayor de la basura producida. «En teoría, en los pueblos ha habido menos gente, pero las concentraciones del verano, pudiendo triplicar la población habitual, han podido afectar», puntualiza.
El descenso del consumo y la mayor conciencia en materia de reciclaje son otros de los motivos por los que pueden disminuir los residuos. En Segovia, se ha consolidado la tendencia, ya que en los últimos tres años la cantidad de RSU ha caído más de un 4%. «En nuestro caso, se debe sobre todo al incremento del reciclaje. Lo hacemos bastante bien, siempre se puede mejorar, pero somos la provincia de Castilla y León con mejores resultados en recogida de envases», subraya. De hecho, en la provincia se recogieron el año pasado un total de 2.493 toneladas de envases procedentes de los más de mil contenedores amarillos que hay en la provincia y eso que estos residuos «tienen un elevado volumen, pero poco peso».
Ecoembes recomienda instalar estos contenedores en los municipios de más de 300 habitantes y son los únicos que subvenciona. Sin embargo, argumenta que «en Segovia hay más porque es una provincia con muchos pueblos pequeños y creemos que es necesario que al menos las cabeceras tengan la posibilidad de reciclar estos materiales». No obstante, no siempre es rentable ni medioambientalmente sostenible poner estos depósitos. «En pueblos muy pequeños pedimos a los vecinos que lo echen junto con la basura ordinaria porque supone un gasto más elevado la recogida de estos desechos que si lo separamos nosotros con los triajes de la planta». En cualquier caso, advierte que los envases de estos municipios también se separan y reciclan.
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MARIO PASTOR
Presidente del Consorcio Provincial
Para ello, la planta de residuos de Los Huertos cuenta con dos túneles de triaje para los RSU, en uno de ellos trabajan seis personas y en el otro, cuatro. Además, hay un sistema de imanes que previamente se encarga de separar cualquier resto férrico que pueda contener la basura. Por su parte, los envases de los contenedores amarillos tienen su propio sistema de triaje óptico que funciona con programas encargados de separar los diferentes elementos: latas, tetrabriks, aerosoles, botellas de plástico o bandejas de aluminio, entre otros. «Se clasifican en función de los futuros usos y se hacen balas de cada material. Se almacenan y se trasladan a puntos de reciclaje especializados para su reutilización», concreta.
El papel y el cartón que se deposita en el contenedor azul se ha incrementado un 0,8% en 2021 hasta llegar a las 2.909 toneladas. Pastor aclara que esta tendencia se debe al crecimiento de las compras 'on-line' a través de grandes plataformas que reparten a domicilio. Los enseres y voluminosos también continúan en aumento, de modo, que ese mismo año se produjeron 2.443 toneladas, unas 240 más que en 2020. Por último, el Consorcio de Medio Ambiente se hizo cargo de 2.754 kilos de pilas recogidos en la provincia.
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En cuanto a las fechas más problemáticas para la gestión de residuos menciona los meses de verano y, en concreto, del 15 de julio al 15 de septiembre. «En la capital puede incluso bajar un poco la población, pero en los pueblos se multiplica y para nosotros es una locura. No podemos tener dimensionado el servicio para las necesidades de dos meses, por lo que el esfuerzo que hay que hacer es enorme». De hecho, especifica que en estas fechas tienen que vaciar dos veces al día en lugar de una algunas de las cinco plantas de transferencia, que reciben la basura de los municipios de la zona para después trasladarla a Los Huertos.
En Segovia capital, cada habitante produce una media de 378 kilos de residuos sólidos urbanos al año. En los pueblos esta cifra se eleva hasta los 406, 28 kilos más. Una diferencia que se debe, al menos en parte, a que en la ciudad las posibilidades de reciclar son mayores porque «los contenedores están más a mano».
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Reducir estas cantidades de basura debería ser un objetivo que compartieran todos los ciudadanos, pero Pastor es consciente de que no es una tarea fácil. Por eso, el principal reto que tienen organismos gestores como el que preside es la recuperación y reutilización de un porcentaje cada vez mayor. Un total de 46 personas trabajan a diario en Los Huertos con esa misión.
El margen de mejora en este tipo de instalaciones es muy grande y el presidente del Consorcio Provincial de Medio Ambiente, Mario Pastor, considera que hay acciones que tienen que ser inmediatas. La primera es la renovación del contrato para la gestión de la planta que «ha terminado y hay que sacar a concurso». Al respecto, señala que «el nuevo acuerdo debe conllevar una modernización que permita seguir reduciendo el rechazo».
Además, hay que tener en cuenta que en la capital ya se está probado el quinto contenedor, el marrón, destinado a residuos orgánicos, que en 2025 será obligatorio en todos los pueblos de la provincia. Esto implica que también habrá que implantar nuevos sistemas de tratamiento, limpieza y fermentación de materia orgánica.
Por otra parte, es necesaria la construcción del nuevo depósito de residuos que, junto con la modernización requerida en esta planta, con 20 años de antigüedad, costará unos 22 millones de euros. «Para hacer frente a esa inversión la Junta de Castilla y León otorga una subvención del 30% del vaso, además, queremos aprovechar los fondos europeos que se están destinando a este tipo de acciones», alega.
En cualquier caso, tiene claro que la basura cada vez va a costar más cara a los ciudadanos porque «habrá que asumir los costes de esas mejoras y el Gobierno va a poner una tasa adicional, que lo más probable es que entre en vigor este primer trimestre del año». En la actualidad, el Consorcio cobra a sus socios 52 euros por tonelada de RSU, mientras que por enseres la cuota asciende a 250 euros por tonelada. No obstante, la recogida de envases y vidrio no tiene ningún coste para los municipios.
El rechazo, es decir, los residuos domésticos que no se pueden reciclar, está compuesto por la práctica totalidad de enseres y voluminosos y parte de los residuos sólidos urbanos, además, de unas cifras poco significativas de envases que no cumplen con los requisitos para el reciclado. En la provincia hay un 70% de rechazo global, mientras que los RSU rondan el 65%, unas cifras todavía muy elevadas, pero que se encuentra por debajo de otras provincias similares a Segovia.
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Sin embargo, la normativa europea considera que es insuficiente y ha fijado 2025 como fecha límite para llegar a un 55% de reciclaje en los residuos municipales. Esto supone que Segovia tiene que conseguir reciclar un 20% más en tres años. «Con los medios que tenemos hacemos lo máximo posible, pero ya hay máquinas muy avanzadas que permiten reducir el rechazo de forma muy significativa», recalca.
En su opinión, la fórmula idónea es revalorizar estos residuos, destinándolos a la producción de energía. El problema es la inversión que requieren las plantas transformadoras, ya que «vale lo mismo una para tres millones de habitantes que para 150.000». De ahí que todas sus esperanzas estén puestas en la Junta de Castilla y León. «Solo si nos unimos varias provincias, y con ayuda de la administración, podremos hacer frente a un coste tan elevado». Este sistema supondría un cambio radical en la gestión de residuos porque dejarían de enterrarse bajo tierra como se hace en la actualidad. «El último vaso lleva recepcionando basura 20 años y tan solo le queda un año y medio. Este depósito está ubicado en una zona poco productiva, muy controlada y no genera ningún problema, pero no es sostenible seguir enterrando basura a este ritmo y menos cuando podría utilizarse para producir calor o electricidad». Eso sí, matiza que hay una parte de RSU que ya se está empleando como abono para el campo, ya que en la propia planta se produce material bioestabilizado.
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El Consorcio de Medio Ambiente firmó un convenio con la Junta de Castilla y León para clausurar todos los vertederos y escombreras de la provincia y así lograr un mayor control de los residuos. «Llevamos tres años con esta labor, ha sido un proceso largo porque había vertederos en casi todos los municipios y en algunos había varios», expone el presidente del Consorcio, Mario Pastor.
Este sellado supone un avance muy importante porque «así la gente dejará de tirar las cosas de cualquier manera en el campo, era una vergüenza salir a dar a un paseo y encontrarte vertidos incontrolados». En la provincia se han cerrado ya más 200 escombreras y estos primeros meses del año se están llevando a cabo las labores para clausurar las cerca de 40 que quedaban pendientes.
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