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La población de lobo ibérico bate el récord del siglo en Segovia. Nunca se habían censado tantas manadas como ahora y, en consecuencia, tantos ataques ... por parte de estos animales al ganado de la provincia. Las explotaciones de vacuno situadas en la sierra son las más afectadas. Las organizaciones agrarias urgen el reparto de las ayudas económicas para que decenas de profesionales del campo puedan recuperar la rentabilidad tras haber perdido a parte de su cabaña.
Segovia es una de las provincias más afectadas por los asaltos de lobos a las granjas al acaparar dos de cada diez siniestros, lo que se traduce en un total de 1.062 animales muertos, lo que se traduce en más de 88 al mes. Es decir, casi tres al día. Es el segundo territorio de la región que más partes por ataques ha tenido que presentar ante la Junta de Castilla y León, según refleja la última estadística elaborada con datos de 2023. Tan solo se sitúa por detrás de Ávila, que copa el 30% de los siniestros.
Las organizaciones agrarias segovianas han advertido en varias ocasiones sobre esta situación, que empieza a ser «problemática» en numerosos puntos del mapa. Esto se debe a que la población de lobo ibérico se ha disparado en el periodo más reciente. Así lo pone de manifiesto la Administración autonómica a través del censo regional, que permite conocer la evolución de las casi 200 manadas que están asentadas en diversos puntos de la región.
La provincia segoviana no ostenta la mayor población de lobo de Castilla y León, pero sí que protagoniza el repunte más elevado en la última década, al pasar de las once manadas en 2013 hasta alcanzar la veintena en 2023. Son casi el doble y suponen más de la mitad que se registran al sur del Duero. La diferencia es mucho mayor si la comparativa se realiza con el inicio del siglo, cuando apenas se contabilizaban seis.
«Es un auténtico problema», pronuncia el presidente provincial de la Unión de Campesinos-UCCL, César Acebes. «Llevamos tiempo diciendo que las manadas se están expandiendo y sabíamos que el resultado iba a ser un mayor número de ataques», corrobora Pedro Matarranz, al frente de la Alianza Upa-Coag en Segovia. Las organizaciones agrarias muestran su preocupación ante este aumento de la población de lobo. «Hay zonas en las que se hace inviable la actividad ganadera», remarca el secretario general de Asaja Segovia, Pablo Rincón, que ejemplifica con algunos puntos de la sierra de Guadarrama, donde «hay ataques a diario».
El plan dirigido a monitorizar el estado de conservación del lobo puesto en marcha por la Junta detalla que el incremento de la presencia del lobo se ha hecho notable en algunas comarcas. Si bien es cierto que la gran mayoría de las manadas se reparten por la sierra, sobre todo en el área suroeste, como son los términos municipales de Villacastín, El Espinar o Navas de San Antonio; también han proliferado por el centro de la meseta provincial.
La Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio destacó como hito logrado a lo largo de 2023 la recuperación del lobo ibérico en la comarca de Tierra de Pinares, al sur del Duero. En concreto, el censo regional tiene localizada una manada en el entorno de Fuentidueña y, paralelamente, en las proximidades de Cuéllar. A ello se suma otro núcleo de población cerca de Navas de Oro, además de en Valtiendas o Fresno de Cantespino. «Hace poco hubo un ataque en Veganzones», en pleno corazón de la provincia, ejemplifica Rincón.
Es un hecho que despierta la incertidumbre entre los ganaderos, ya que incluso algunas de las manadas son compartidas con otras provincias (cuatro con Valladolid, dos con Ávila, dos con Madrid y una con Guadalajara). Asimismo, la Junta ha recabado evidencias de reproducción en el 85% de estos grupos de lobos. Asaja aboga por «poner freno» a esta expansión mediante la caza regulada. De otro modo, «no va a estar el lobo en peligro de extinción, sino los ganaderos de extensivo».
Matarranz insiste en que los lobos han empezado a estar presentes en lugares «donde antes no se veían, era impensable; es algo que pasa con toda la fauna». Los ataques al ganado «se han empezado a producir ya en zonas más alejadas de la sierra, hacia la meseta», advierte. Y cada uno de estos asaltos a las explotaciones agrarias suponen «un perjuicio muy grande». Hablan de cifras económicas muy altas. «No solo producen bajas y animales heridos, sino que provocan a su vez un gran estrés que desencadena en abortos», declara el presidente de UCCL Segovia.
Los asaltos, con resultado en pérdida de cabezas o no, apenas rebasaban el umbral de los 1.500 en 2015. Todo ha cambiado ahora, cuando se han superado con creces los 3.000, tal y como refleja el análisis de la Administración regional hasta 2023. La tendencia general ha sido ascendente, aunque el repunte más destacado del presente siglo en relación a estos ataques tuvo lugar a partir de 2021, justo cuando se aprobó la inclusión del lobo en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Lespre). La entrada en vigor de esta orden elevó su nivel de protección, ante lo que se opusieron las entidades agrarias. «Lo primero es proteger al trabajador y su actividad económica», remarca Asaja.
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«Muchos ganaderos tienen la incertidumbre de no saber lo que se van a encontrar cuando vayan al campo a atender a sus animales», lamenta. Los avisos por ataques de lobos son recurrentes en las explotaciones de ganado bovino y equino existentes en la sierra. «Está claro que cuanta más zona de sierra tengas, habrá más siniestros», especifica Acebes.
El ganado que sale más perjudicado es el vacuno, pues supone el 67% de las muertes por lobo en Segovia (alrededor de 700 cabezas), seguido del ovino, que supone el 32% y una pérdida de más de 330 animales en los rebaños. A lo largo de 2023 también se conocieron nueve cabras sacrificadas y ocho caballos. Son resultados similares a los que arrojan Ávila o Valladolid, mientras que la provincia segoviana guarda diferencias con Salamanca, Zamora, Soria, Burgos o León, donde la gran mayoría de los animales muertos son ovejas. Por otro lado, Segovia no contabilizó la muerte de ningún cerdo o perro, según los datos recopilados por el gobierno autonómico.
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