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La actual ciudad de Segovia nada tiene que ver con la que había en el pasado, cuando la población tenía un carácter meramente rural y ... las cifras de empadronados tan solo quedaban varias docenas de residentes por encima de las que contabiliza El Espinar o Cuéllar a día de hoy. El comienzo del siglo XX no fue un periodo fácil para la capital, que se mantuvo estancada durante casi tres décadas. Aun así, superaba con creces a Ávila y Soria. Después de varios años de crecimiento destacado y por delante de estas provincias, la evolución demográfica se estancó a partir de los 2000 y todavía no ha remontado.
Los años posteriores a 1900 supusieron un antes y un después para los entornos urbanos de Castilla y León. Segovia llegó a estar por momentos más cerca de las capitales palentina y zamorana a mediados de siglo que de la abulense. La tasa de crecimiento era tan elevada que la ciudad segoviana amenazaba con escalar varios puestos sobre todo en la década de 1980, pero todo cambió unos años más tarde. Tras alcanzar el pico de población al contabilizar hasta 58.000 habitantes censados, la curva comenzó a caer y, por el momento, esta situación no ha notificado mayores cambios.
Segovia, con tan solo 14.000 habitantes, disputó a principios de siglo XX el cuarto puesto como capital castellano y leonesa más grande con León, Palencia y hasta Zamora. Esto se debe a que quedaba muy por encima de Ávila (11.800 empadronados). Sin embargo, se situaba a varios miles de habitantes de Burgos (30.000) o Valladolid (68.000).
Los caminos encontraron cada vez más distancia, pues la natalidad determinaba el crecimiento demográfico en una capital con una escasa tradición migratoria. En el año 1900, más del 60% de los vecinos segovianos eran nacidos en la propia ciudad mientras que el 30% procedían de los diferentes pueblos de la provincia y el porcentaje restante, se correspondía con personas originarias de otros territorios del mapa nacional, según los datos extraídos de los antiguos censos de población del Instituto Nacional de Estadística (INE).
El éxodo rural contribuyó al empuje del padrón, pero a una escala mucho menor que el resto de urbes de la región. La ralentización comenzó a protagonizar la escena demográfica segoviana a partir de la década de 1980, hasta el punto de ser superada por Ávila en el nuevo milenio. Son unas circunstancias que colocan a Segovia capital a la cola del listado de los entornos urbanos que más han notado la transformación de la población desde el inicio del siglo XX, ya que el padrón apenas ha llegado a aumentar un 253% en todos estos años. Es un límite superado por Soria y, en mayor medida, por el resto de las principales ciudades de las provincias, especialmente León.
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