Segovia aumenta un 49% el cuerpo de ayudantes para alumnos con discapacidad
Los 61 profesionales asisten en el aula o el baño y son clave en la inclusión en centros ordinarios, apuntan los padres
La sensibilidad del sistema educativo hacia la discapacidad ha propiciado un aumento de los Ayudantes Técnicos Educativos (ATE) en Segovia. En la actualidad, hay ... un 49% más que cinco años atrás: de los 41 de 2020 a los 61 de ahora. Esta figura ayuda en el aseo, en la autonomía personal o en el desplazamiento de los alumnos que conviven con algún tipo de discapacidad que requiera su asistencia; pero en realidad es un vínculo que va mucho más allá.
La clave está en la confianza del niño a la hora de adquirir una autonomía suficiente para continuar cursando en los centros ordinarios, el escenario prioritario para su inclusión educativa. El incremento de esta plantilla ilustra que hay más necesidades. La incógnita a despejar es si esa dotación al alza es suficiente. Los padres piden agilizar los diagnósticos con más personal en el ámbito sanitario y que el sistema no se limite a cubrir cupos mínimos.
La Junta de Castilla y León explica el aumento experimentado en los equipos de ayudantes técnicos a partir de «un compromiso firme con ofrecer a cada alumno los recursos que necesita». La Consejería de Educación asegura estar «muy pendiente a lo largo de todo el curso de ver la evolución de las necesidades y flexibilizar la dotación de personal en todos los centros». A su vez, argumenta que la «calidad ratificada por las evaluaciones internacionales más prestigiosas» del sistema docente en la comunidad autónoma también lo es «en parámetros de equidad educativa».
Saturación en la sanidad
Organizaciones sindicales como la Asociación Nacional de Profesionales de la Enseñanza (ANPE) y Unión General de Trabajadores (UGT) confirman que las demandas de atención se cubren con el personal marcado por ley; pero padres y Ayudantes Técnicos Educativos comparten la misma percepción: hay más niños con necesidades educativas especiales que los diagnosticados acreditados, un requisito imprescindible para solicitar ese apoyo.
«Estábamos reclamando más presencia de esta figura. Había muchos niños que necesitaban esta atención especializada», subraya la presidenta de la Federación de Asociaciones de Madres y Padres (Fedampa) Antonio Machado, Noelia del Barrio. Lamenta que los diagnósticos «llegan tarde» por la saturación en la atención sanitaria. «A veces se pasa un curso entero sin que el niño tenga a esa persona de referencia. Las quejas de los padres es que no hay suficientes especialistas en los centros. Aunque van dotando de más medios, pensamos que no son los suficientes», hace ver la portavoz.
Ahí entran los ATE, que acompañan en los traslados de aula hacia profesionales específicos de determinadas áreas como PT (Pedagogía Terapéutica, a través del cual se presta apoyo a nivel académico); AL (Audición y Lenguaje, que incide en la comunicación, incluida la pronunciación), o fisioterapeutas. También intervienen en las vistas rutinarias al cuarto de baño, ya que muchas veces llevan pañal. En función de las necesidades, también están dentro de la clase. Los ayudantes asisten en la alimentación, desde ayudar a los escolares a comer el bocadillo hasta acompañarles en el comedor o en el transporte dentro de las actividades lectivas como puede ser una excursión.
2.000 candidatos y siete plazas
El nuevo convenio pide técnico superior en Educación Infantil o Integración Social para un puesto en el que previamente bastaba con acreditar Bachillerato, un requisito aún suficiente para la próxima oposición. Más de 2.000 candidatos para siete plazas a distribuir por toda Castilla y León.
Los colegios de educación especial tienen otro funcionamiento, con un cuerpo grande de Ayudantes Técnicos Educativos que hacen turnos de mañana, tarde y noche porque el centro cuenta con residencia, algo que incentiva su autonomía, desde colocar el armario a ducharse o poner la mesa. Además, así se evitan los traslados diarios a padres de la provincia. Es un funcionamiento que aplica en Segovia el colegio Nuestra Señora de la Esperanza.
En los centros ordinarios es una figura difícil de sustituir. Ante una baja breve, pongamos, cinco días por un constipado, hay entidades en las que el alumno no va a clase y otros en los que palían su ausencia entre todos. Los padres van a cambiarle el pañal, como ocurriría con cualquier otro niño; los profesores asumen sus funciones en clase; los tutores supervisan el recreo, y los especialistas de apoyo les acompañan en los traslados hacia el aula ordinaria.
«Una labor encomiable»
Francisco Manuel Arias es profesor en los colegios rurales de Ayllón y Riaza. «Nos vienen alumnos que realmente necesitan un adulto que pueda estar pendiente de ellos. Es una labor encomiable», reconoce. Apunta a la casuística de cada necesidad a la hora de si es posible mantener al niño en un centro ordinario o necesita uno de educación especial. «Puede darse que no reciba la atención que necesita porque el profesor tiene a veinte alumnos más y debe sacar lo mejor de cada uno de ellos», explica el docente.
En centros como en los que trabaja, la figura permite al menos ganar tiempo a los padres. «En las zonas rurales cuesta más llevar todos los días a niños tan pequeños a un centro específico. Puede estar aquí escolarizado; pero es algo que los padres tienen que plantearse para buscar la mejor atención para el alumno», subraya Arias.
Por su parte, la Fedampa Antonio Machado pide esfuerzos para la inclusión. «Habrá a quien no le quede otra que ir a un centro de educación especial, pero hay muchos niños que podrían estar en un colegio ordinario si tienen la ayuda adecuada. Y es una pena que no puedan por recursos. ¿Por qué un niño con problemas de movilidad no va a poder seguir el curso?», se pregunta Del Barrio. En este caso, apunta más a Sanidad que Educación.
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«Tendrá que haber más médicos para que esos diagnósticos estén a tiempo», insiste la presidenta de la federación. No obstante, pide a la Junta que admita informes privados para agilizar la espera para pedir Ayudantes Técnicos Educativos. «Sabemos que luego las ratios de profesionales las cumplen, pero igual que pasa con otras cosas, nos vamos a mínimos. Si tiene que haber un especialista por cada cinco niños, ¿por qué no puede haber dos? Va a estar mejor atendido. Si un ATE va a acompañar a un niño al baño no puede estar con el otro», reflexiona en voz alta Noelia del Barrio.
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