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La habitualmente bulliciosa Plaza Mayor, desierta. antonio tanarro

Segovia, una ciudad a medio gas con el cierre de la hostelería, su pulmón económico

La agrupación de hosteleros calcula que entre un 20% y un 30% de los negocios están optando por la venta de comida o bebida para llevar

Quique Yuste

Segovia

Viernes, 6 de noviembre 2020, 11:14

Todavía faltaban unos minutos para las ocho de la mañana cuando las calles de Segovia empezaban a tener movimiento. La ciudad había despertado y los paseos de niños y adolescentes hacia sus colegios e institutos indicaban que todavía faltaban unas horas para el fin de ... semana. En la avenida del Acueducto y la Calle Real, dos de las principales vías comerciales de Segovia, las furgonetas y coches de reparto empezaban a recorrer sus calles sorteando a los trabajadores que llegaban a esa hora a su puesto de trabajo. Pero falta el bullicio de un viernes cualquiera en Segovia.

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Las terrazas, todavía recogidas, permanecieron desmontadas a las diez de la mañana, la hora a la que normalmente empiezan a colocarse en las calles. Los bares y restaurantes, cerrados y con las persianas bajadas. Nadie en su interior. Ni trabajadores ni clientes. Tampoco había reuniones improvisadas en la calle. De casa al trabajo y de trabajo a casa. «Ya ni un café nos podemos tomar», señalaban dos conocidos al cruzarse por la Calle Real.

Las primeras horas con la hostelería cerrada para cumplir con las restricciones adoptadas por la Junta están siendo asumidas con resignación. Aunque hay una parte del sector, en torno a un 20% y un 30% según la Agrupación Industrial de Hosteleros Segovianos, que ha rechazadi parar por completo e intenta tener ingresos a través de la venta de comida o bebidas para llevar.

Así, a las habituales colas en entidades bancarias o farmacias se han unido las creadas junto a panaderías o cafeterías que ofrecen desayunos. El café de media mañana, irrenunciable para muchos, ha tenido que cambiar así de ubicación. Ha pasado del interior de los bares a la calle. Algunos aprovechan los bancos. «Parece que estamos haciendo botellón», afirman dos chicas sentadas en la avenida del Acueducto que brindan con su café para llevar, ya casi frío tras permanecer varios minutos en la calle. Otros prefirieron llevárselo a la oficina. «Al café no podemos renunciar. Y además así seguimos apoyando al sector», declaró un trabajador del centro de Segovia tras recoger su café.

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