Berlanga se perfila desde la corona del área y su misil se estrella en el larguero, una obra de arte a un palmo de la cruceta. Davo pelea en el descuento como si el partido acabara de empezar y prolonga en el punto de penalti ... su enésimo cabezazo, que no coge puerta. Como el zurdazo raso de Rubén desde el balcón del área en el lance anterior. Si en otros partidos de la Gimnástica Segoviana fue Carmona el que evitó una goleada, ayer el equipo de Ramsés Gil se fabricó una ante el Barça B. En el peor momento, tras la eliminación copera en Cáceres y la dura derrota en Vigo, el cuadro azulgrana demostró que si tiene un problema, no es de juego. El empate no reconoció sus méritos, pero no fueron en balde.
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Segoviana
Carmona, Silva, Abel Pascual, Sergi Molina, Rubén, De la Mata, Fer Llorente, Berlanga, Hugo Díaz, Javi Borrego y Davo.
2
-
2
Barcelona B
Kochen, Trillo, Pau Prim, Unai Hernández, Cortés, Rubén López, Noah Darvich, Alexis Olmedo, Cedric, Cuenca y Pedro Soma.
Cambios Segoviana: Gimnástica Segoviana Tellechea por Hugo Díaz (min. 65) y Diego Gómez por Javi Borrego (min. 74).
Cambios Barcelona B: Guille Fernández por Soma (min. 52), Xavi Espart por Trilli (min. 52) y Arnau Pradas por Noa Darvich (min. 67)
Goles: 0-1 Cedric (min. 20), 1-1 Hugo Díaz (min. 45 + 4), 1-2 Rubén López (min. 59) y 2-2 Davo (min. 62).
Árbitro: José Antonio Palomares Gutiérrez (comité andaluz). Amonestó con amarilla a Silva y De la Mata por la Segoviana y a Cédric y Pau Prim por el Barça.
Otros datos: Estadio municipal de La Albuera: 3.000 espectadores. Se guardó un minuto de silencio por las víctimas de la Dana, una causa para la que el club donó la recaudación de su rifa del descanso.
La afición estuvo a la altura de la ocasión, la primera vez que el escudo del Barcelona lucía en el marcador de La Albuera, con otra entrada de récord: 3.000 espectadores. Pese al desgaste de Extremadura, 120 minutos entre lluvia y barro, Ramsés alineó a un once de plenas garantías, un éxito con los achaques de una semana de tres partidos. Con Sergi Molina –recuperado tras dejar el partido en la prórroga–, Juan de la Mata –el único de los titulares que no estuvo en Cáceres, sancionado– o Rubén, que jugaba de inicio mes y medio después de brillar ante el Bilbao Athletic.
Por si alguien creía que la Sego querría un partido de menos desgaste, los azulgranas hicieron caso omiso a la recomendación médica y salieron con todo. Debía estar avisado el Barça de la presión alta, un clásico en el manojo de cartas de su rival, pero se vio superado. El Davo más hambriento acompañado de una hueste de fieras a las que azuzaba su entrenador, gritando más que nunca desde la banda, obligando a cada peón a correr su parte. Así convirtió el inicio en un estrés de primer orden para los visitantes. Lo resumió el despeje de Alexis Olmedo, que puso la bota para evitar que el delantero gallego se plantase solo ante el gol y terminó por hacer una vaselina a su portero que no terminó en fuego amigo de milagro.
Una apuesta con riesgo, pues el Barça no es manco a la hora de salir de la presión o de montar un contragolpe en un suspiro. Un difícil equilibrio que mantenía a los locales en pie gracias a los cortes salvadores de Silva o Rubén, experiencia y limpieza mientras los cachorros pedían penalti. Era una contrapartida rentable para una Sego que causaba estragos: Davo forzaba un regalo culé en su propia área a De la Mata, que la recibía en el punto de penalti y se la acomodaba para batir por bajo a Kochen. Hizo lo previsto, asegurando, pero no fue suficiente porque el portero sacó una meritoria manopla abajo. Se fueron sucediendo las conducciones en ventaja de Borrego o segundas jugadas como un tiro de Llorente, mientras Cedric pinchaba sin fuerza un centro propicio. Cuarto de hora de empacho de fútbol y un milagro: 0-0.
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Lo rompería el Barça en una de esas veces que tocó con tino y rompió la presión. Así llegó en superioridad numérica al último tercio y Abel Pascual sirvió, a su pesar, la asistencia culé en su intento por recuperar la posición. Su rechace fue un pase al hueco para Cédric, que congeló el tiempo cuando se encontró con Carmona, lo regateó y embocó a puerta vacía. Así perdió de golpe La Albuera sus decibelios. Aunque el palentino estuvo cerca de una redención inmediata al embocar a la segunda una falta frontal, pero el linier observó un fronterizo fuera de juego.
La Sego acusó el golpe, por más que Ramsés asumiera también el cargo de recogepelotas: solo le faltaba sacar a él de banda para imprimir un ritmo que se estaba perdiendo. Fueron los mejores minutos del filial, que anuló la presión con posesión. Con más calma, Pau Prim trazó un pase genial a la espalda de Rubén que dejó a Noah Darvich solo para el 0-2. El alemán esperó y buscó el palo corto, pero Carmona no se venció y salvó los muebles con su mano izquierda.
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Evitado el golpe letal, la Segoviana gastó otro cartucho emocional antes del descanso. Con Davo, que ante la imposibilidad de controlar el balón en la corona del área se animó a cabecear a gol desde allí, la prueba de que para un pichichi no hay imposibles. Su participación fue clave en el empate, yendo a por un centro tenso perfecto de Juan Silva desde la derecha. No llegó, pero su intento anuló al portero y permitió el remate a bocajarro de Hugo Díaz en el quinto minuto del descuento. Cuando se reanudó el juego, Fer Llorente puso fin a la primera parte con un despeje contundente hacia la banda que esquivó por los pelos su entrenador. Buena excusa para mandarle callar un rato.
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Pero no, lar pilas cargadas del descanso dejaron tres ocasiones claras en apenas dos minutos. Dos tiros de Berlanga –uno se estrelló en el larguero y otro lo repelió Kochen al primer palo– y un doble disparo de Darvich que negó Carmona, de nuevo a su encuentro. Era una réplica menos contundente de la primera parte: dominio azulgrana a la espera del clic. Y en esas, llegó el 1-2 en una gran apertura de Pau Prim a la izquierda para que Rubén López batiera por raso y en su palo a Carmona. Mientras el guardameta pensaba por dónde se había colado aquel balón, su homónimo le consoló. Centro perfecto de Rubén desde la izquierda para que Davo se anticipara al defensa con un cabezazo al primer palo. La pelota salió pegada al palo, pero a media altura. Ahí llegó el portero, con las dos manos, pero sin la fuerza para evitar que se alojara en su arco.
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Ahí frenó la Sego el drama y se terminó lo bidimensional. El cuadro local se adueñó del tramo final, su fase en teoría más vulnerable por las piernas cansadas de Cáceres. Con el hambre de todos, de Silva, de Rubén, de Davo. Salieron Gómez y Tellechea, lo fresco del banquillo, mientras el Barça reculaba, concedía córners. No por voluntad, sino porque quería y no podía. No hubo final soñado, pero una temporada de 38 jornadas devuelve la inversión. Y el balance futbolístico azulgrana tiene buena salud.
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