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Rubén resume la historia reciente de la Gimnástica Segoviana, alguien a quien se le quedaba pequeña la Tercera y cuyo traje futbolístico sigue dando la talla en Primera RFEF. El lateral zurdo lo corta todo y su equipo lleva hasta el pitido final una ventaja ... exigua ante una de las mejores canteras del mundo. El autor del gol que valió un ascenso en mayo celebra con sus compañeros un inicio soñado: ocho puntos tras cinco partidos –con una sola derrota– en una categoría que debía quedar grande. Dos décadas después de recibir al Athletic como jugador, Ramsés Gil vio desde el banquillo cómo sus jugadores sometían a los cachorros en un despliegue de veteranía.
Segoviana
Carmona, Hugo Marcos, Abel Pascual, David López, Rubén, Manu, Astray, Berlanga, Hugo Díaz, Javi Borrego y Davo.
2
-
1
Bilbao Athletic
Gastesi, Johaneko, Duñabeitia, De Luis, Ebro, Aguilar, Canales, Buján, Ibon Sánchez, Azkune e Ibai Sanz
Cambios Segoviana: De la Mata por Manu (min 64), Tellechea por Hugo Díaz (min 64), Fernán por Javi Borrego (min 74), Silva por Hugo Marcos (min 74) y Diego Gómez por Davo (min 80).
Cambios Bilbao Athletic: Elías por Ebro (min 46), Hierro por Ibai Sanz (min 46), Oyono por Buján (min 64), Lete por Ibon Sánchez (min 64) y Varela por Johaneko (min 76) .
Goles: 1-0 Javi Borrego (min 18), 1-1 Azkune (min 48) y 2-1 Berlanga (min 73).
Árbitro: Javier Figueiredo (Galicia). Amonestó a los locales Manu, David López y Rubén y a los visitantes Buján, Aguilar, Lete y Canales.
Otros datos: Partido disputado en el municipal de La Albuera ante 2.441 espectadores.
El técnico azulgrana lidió con dos bajas nucleares como Sergi Molina y Fer Llorente, que no entraron en convocatoria por problemas físicos. David López, inédito en los tres primeros partidos, suplió con garantías al alicantino, como ya hiciera en Ourense. El centro del campo fue para Manu, Hugo Díaz y Astray, que esta temporada parece haber dejado atrás el rol de comodín para volver a sus orígenes. Con Davo, innegociable en punta, acompañado por Borrego y Berlanga, consolidado tras sus dos titularidades previas.
Cuando el primer equipo del Athletic ganó en La Albuera la eliminatoria de Copa del Rey en 2004 lo hizo con una camiseta rojiblanca, pero los árbitros compararon cromas al inicio del encuentro y dijeron que los vascos jugarían de celeste y blanco. El pitido inicial lanzó una preciosa discusión por la iniciativa del encuentro entre un estilo dominante como el del Athletic y el descarto genético de la Segoviana. Llamó primero el cuadro visitante, cuando esquivaba la asfixiante presión local, con un disparo raso desde la frontal de Peio Canales, pero Carmona volvió a apagar las llamas.
El análisis del filial destacaba sus virtudes ofensivas, algunas de las mejores individualidades de Primera RFEF, pero atisbaba grietas en la defensa. Lo aprovechó Javi Borrego, con esa temible costumbre de cambiarse de banda. Se cosió el balón y entró como un cuchillo por banda derecha mientras Aguilar reculaba sin paliativos y le daba una invitación al disparo, como si de su boda se tratase. Demasiado espacio, con la portería de cara y hambre de gol. Lo que consiguió el charro con su tiro al palo largo que hizo imposible cualquier estirada de Gastesi.
El gol obligó a los vascos a llevar la iniciativa, pero la Segoviana estaba sólida, con David López negando las internadas de Ibón Sánchez, que pedía penalti con más fe que fundamento. De hecho, estuvo más cerca el 2-0 que el empate. Tras no lograr el gol en tres disparos propicios en lo que va de liga, Hugo Díaz se cansó de la vía fácil y lo buscó con un disparo desde casi 40 metros: un balón dividido y un portero adelantado, que se quedó en el sitio –tratar de volver a su arco hubiera sido su perdición– y sacó una manopla de muchos quilates.
El Athletic circulaba cada vez más coral, pero no encontraba el último pase. Ahí llegaba Abel Pascual para despejar a córner y los visitantes para convertir la ocasión en peligro al cuadrado con un envío ensayado de Canales a Buján, que aprovechó su soledad dentro del área –sus compañeros habían hundido a la defensa– y la pegó a media altura según le venía. No cogió portería, todo un alivio. Las intenciones visitantes no se convirtieron en asedio, en parte porque la Segoviana lograba espacio vital, presionaba a balón parado –las faltas laterales empiezan a ser un dolor de muelas– y probaba suerte con un disparo desviado de Davo, que necesitó dos toques y medio –el envío de Carmona y el toque en semifallo de Borrego– para darse la vuelta en el punto de penalti y encender las alarmas vascas con un ejemplo extremo de fútbol directo.
El filial movió el banquillo y puso en el verde a Javier Elías y a Asier Hierro, quizás su mejor baza ofensiva. Pero como el talento se comparte en Lezama, bastó que la Segoviana dejara abierta una ventana para que llegara el asalto. David López cortó un envío en largo junto a la línea de cal de la banda izquierda, pero su despeje se quedó en el campo sin alejarlo lo necesario. Se lo embolsó Azkune, que imitó la acción del 1-0, aprovechando a sus compañeros como señuelos para internarse en el área y batir a Carmona con un misil tierra tras esquivar la última cortina, la estatua de Abel, y celebrar junto al fondo de aficionados rojiblancos.
La Segoviana volvió a demostrar su filosofía de repeler los dramas también sobre el césped. Un mal momento se supera con confianza, con tiros como el de Davo, que se perfiló en la esquina del área y no encontró por poco la escuadra. El empate había llegado en un borrón, pero el paso de los minutos sonrió al Athletic, que iba a más en un encuentro que se mantenía en una estricta paridad. En esas, Manu tuvo que sacrificar la amarilla y concedió una falta propicia en la corona del área que el demonio Canales tiñó de fuego, obligando a Carmona a asomar la manopla junto al larguero.
Ese lance facilitó la decisión de Ramsés cuando introdujo a Tellechea y Juan de la Mata, retirando al capitán y a Díaz. Un premio a las bandas, intocables. El peligro azulgrana es constante porque Davo puede pescar cualquier balón, pero el esfuerzo local era más defensivo, con un corte providencial de potencia de Hugo Marcos –de nuevo titular, aunque Silva esté recuperado– cuando Azkune, que se dejó el balón un ápice atrás, olía el segundo. Pero el olfato engañó de nuevo.
Antes de convertirse en protagonista, Berlanga casi trazó el pase perfecto en un envío en largo que buscaba a Davo y que embolsó salvador Gastesi. Segundos después, el meta vio cómo Rubén convertía una embestida azulgrana por el carril izquierdo en un centro tenso al segundo palo que sorprendió a todos –incluso Davo saltó pensando que era para él– menos a Berlanga, que no dudó ni un segundo, superó en velocidad a Elías y lo embocó con la derecha casi junto a la línea de gol pese a las manos abajo del portero, demasiado tarde. Un golpe a la postre letal para los cachorros bilbaínos, sin otra marcha anímica para voltear la contienda. Y un final feliz para los locales, con la guinda del re-debut de Diego Gómez. Otro vermú para recordar.
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