Santa Eulalia lanza un SOS urgente para arreglar su iglesia

«Ha sido un camino largo y dificultoso, pero pronto veremos las obras finalizadas», asegura el párroco de las iglesias de Santa Eulalia y Santo Tomás, Julio Alonso. Tras resolver los problemas burocráticos de diversa índole con la Junta de Castilla y León y el Ayuntamiento de Segovia, además de cuestiones referentes al Plan Especial de Áreas Históricas de Segovia (Peahis), está previsto que las labores finalicen «en uno o dos meses», aclara.

Las obras están orientadas a proteger y mostrar la portada románica que data del siglo XII y fue descubierta durante la primera remodelación, pero también consisten en la creación de dos pequeñas salas de reunión y de un espacio más amplio para conferencias y, por último, en la construcción de un baño adaptado a personas con discapacidad.

Aunque estos trabajos cumplen con diferentes objetivos, Alonso es capaz de aglutinarlos tan solo en uno: poner solución a los desperfectos surgidos tras las últimas obras emprendidas por la Junta y acometidas por una empresa adjudicataria que, a día de hoy y a consecuencia de la crisis, ya no existe, según detalla Mariano Sanz, sacerdote colaborador de la iglesia de SantaEulalia.

Los resultados de este proyecto, que finalizó en 2009, fueron la cubrición del semisótano con terraza y la construcción de nuevos espacios y de una escalera exterior, lo que permitió descubrir el arco románico.Pero estas labores son las que «han provocado graves problemas de humedad en el interior de las salas y en los muros del edificio», insiste Alonso. A su vez, las humedades han afectado a diferentes retablos e imágenes y «han puesto en peligro incluso la vida de las personas», añade Sanz.

La Diócesis de Segovia ya definió en un informe de 2013 estos desperfectos. Entre ellos, sobresalen las filtraciones de agua en la zona de la escalera exterior, que causan problemas en baños, pasillo y zona de calderas, además de en el suministro eléctrico. «Un día llovió mucho, hasta el punto en que el agua bajaba por las escaleras, lo que afectó a la red eléctrica y a unos jóvenes que se encontraban en catequesis», relata el párroco de SantaEulalia y Santo Tomás.

Ante ello, según recuerda, la diócesis solicitó al Servicio Territorial de Fomento de la Junta que requiriera «la dirección facultativa del proyecto» y, en suma a ello, que se pidiera a la empresa adjudicataria la subsanación de las deficencias. «Pero esta no se responsabilizó y la diócesis tuvo que encargarse del proyecto», determina Alonso. Y ahora «nosotros tenemos que ver de dónde sacamos el dinero que no tenemos», señala preocupado.

En la actualidad se está actuando en la nave sur, lugar en el que no se descarta que años atrás existiese un atrio, el cual se pretende recuperar. Hasta el momento, ya se ha cubierto este área con una techumbre y se ha finalizado la estructura fundamental. En el interior, falta cubrir y pintar las paredes. Este proyecto soluciona el problema de humedades, el más urgente, aunque Sanz incide que la de Santa Eulalia es una iglesia con una estructura«bastante débil».

En cualquier caso, ambos portavoces eclesiásticos instan a reflexionar sobre las posibilidades que un barrio tiene para sacar adelante una obra de estas características.En un principio se pidió ayuda a instituciones y fundaciones, pero no hubo una respuesta afirmativa. La diócesis cuenta con un presupuesto de unos seis millones de euros, cantidad que no permite sufragar las obras.

No obstante, la esperanza es lo último que se pierde.El obispado tiene intención de reunirse con la Junta «para dialogar sobre este problema», indica Alonso. «La colaboración es buena para todos, por ello se hace un llamamiento a tener un encuentro en este campo, en el que todos actuamos», considera el sacerdote colaborador de la iglesia.

Las humedades han afectado a la estructura y estética del edificio y han provocado «innumerables»incidencias en la red eléctrica durante estos años, apunta Alonso. Pero estos no han sido los únicos efectos colaterales. Hay otras consecuencias que atañen al patrimonio artístico del templo. «Hemos tenido que bajar a SanAntonio de su pedestal; el retablo y su talla se estaban pudriendo», lamenta Sanz.

Aún así, la diócesis se encuentra un gran obstáculo a la hora de hacer cualquier reclamación sobre este peligro: la iglesia de SantaEulalia no es Bien de Interés Cultural (BIC). Por ello, los religiosos invitan a la colaboración de las instituciones públicas, pero también «a todos aquellos que habitan en el barrio y a quienes lo hacen fuera», concluye Sanz.