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«Quien lo hizo sabía que iban a morir en unas horas», asegura María Jesús Serrano, voluntaria de la Protectora de Animales de Segovia. La suerte y la bondad de una mujer se aliaron esta vez para que once cachorros recién destetados se salvaran ... de una muerte segura. Fue el pasado domingo por la mañana, en la calle Pinar de Valsaín, en el barrio de Comunidad Ciudad y Tierra de la capital.
Una vecina paseaba a esa hora por la zona, el único alma en ese momento, cuenta la trabajadora de la protectora. Oyó los gemidos de los lactantes y comprobó que provenían de una bolsa de basura arrojada en un contenedor de obra. Los pequeños canes estaban encerrados y atrapados. «Como mucho les quedarían ocho horas de vida», calcula Serrano, quien se congratula de que la ciudadana diera el aviso rápidamente para salvarles la vida.
«Estaban recién destetados, con el cordón umbilical», detalla la voluntaria el estado en el que se encontraron a los desvalidos cachorros, que de inmediato recibieron el auxilio y la ayuda necesaria para sobrevivir al cruel abandono.
«Se buscaron casas de acogida urgentes para repartirles porque eran muchos de una misma camada», continúa con el relato del rescate. María Jesús Serrano también se felicita porque la respuesta también fue rauda a la hora de distribuirles en hogares. En ellos permanecerán entre uno y dos meses aproximadamente porque necesitan atenciones constantes y calor.
La Policía Nacional ha abierto de oficio una investigación para denunciar el abandono de los once perros, deduce la voluntaria de la protectora segoviana. Precisamente la cantidad de hermanos ha sorprendido a las personas que colaboran con la Protectora de Animales de Segovia. «Lo estuvimos hablando y no recordábamos una camada tan grande de pequeños lactantes en muchos años», apunta la voluntaria, quien matiza que hace tres o cuatro años sí recogieron un grupo grande de bebés pero eran gatos.
«Fue muy impactante», subraya Serrano al evocar la cadena de aviso y lo rápido de la actuación hasta que descubrieron a los once cachorros en estas lamentables condiciones y al borde de la muerte. También es sorprendente que en tan poco tiempo encontraran casas de acogida porque «en ocho horas se hubieran muerto», insiste en la coordinación contrarreloj desde que la vecina dio la voz de alarma, acudió la Policía al rescate, llamaron a la protectora y se buscaron las casas de acogida. Serrano vaticina por experiencia que el invierno «no es una buena época» y teme que la protectora tenga tajo.
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