![Salvado a tiempo por un viejo amor](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202105/19/media/santaceciliaelnorte.jpg)
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Cuando David Beltrán caminaba hace unos años por la finca donde se yergue el Palacio de Santa Cecilia, en La Granja de San Ildefonso, le contaba a su hija que allí era donde había estudiado décadas antes, cuando tenía once años. A ella el lugar siempre le pareció muy bonito. Unos años después, «la vida» llevó a Beltrán por el sector mobiliario, el diseño de interiores y también por la educación, a través de la fundación de diversos clubes para niños. El interés por la infancia, el dulce recuerdo de la suya y su pasión por el interiorismo se han traducido ahora en «un atrevimiento», que es como él califica el proyecto en el que se acaba de embarcar.
Se trata de salvar la finca de 45.000 metros cuadrados donde se ubica el palacio de Santa Cecilia y otros inmuebles anexos, propiedad de Patrimonio Nacional, para transformarlos en un proyecto «vivo», dedicado fundamentalmente al turismo rural, y que se sustente por sí solo. Los «maravillosos recuerdos» que le trae aquel lugar a David Beltrán, promotor del proyecto a través de la empresa Calma Deco, hace que él y su equipo estén siendo «muy cuidadosos» con el plan de remodelación, que si bien tiene un plazo total de entre dos y tres años, va a ir cobrando vida de forma paulatina a partir de finales de este año.
«Vamos a intentar recuperar al máximo las cosas, somos cuidadosos con el entorno y con el medio ambiente, por eso se van a realizar dos procesos: Uno de recuperación del palacio, las caballerizas y las casas de sirvientes, y otro de reforestación y reorganización del paisaje y recuperación de las huertas, para que pueda volver a lo que fue», explica Beltrán. Un proyecto «saludable» y «muy sensible» con el patrimonio según su promotor.
El palacio de Santa Cecilia, después de ser sede del Colegio de los Sagrados Corazones, donde estudió Beltrán, salió a concesión y, aunque hubo una intención de convertirlo en sede del Ballet Clásico Nacional (actual Compañía Nacional de Danza), el plan no prosperó por diversas dificultades que surgieron por el camino. «Acometer estos proyectos es complicado y caro, y yo sinceramente creo que debería haber muchas más ayudas, para que no todo dependiera de personas como yo, que con esfuerzo personal o por puro romanticismo o sensibilidad nos embarcamos en estas aventuras, creo que debería haber más apoyo de las administraciones», opina.
Cuando el equipo de Beltrán procedió a hacer un estudio del palacio, se encontró con que el paso del tiempo ha provocado hundimientos importantes en sus estructuras: «Va a necesitar una intervención muy severa, no dudo que, si no hubiéramos actuado ahora, pasado dos o tres años este edificio se habría derruido, pero por suerte está aún está en fase de salvación».
«Estamos analizando las estructuras, viendo todas las entradas de agua, porque en el proceso ha entrado mucha agua, va a haber que romper y volver a hacer muchas cosas, y van surgiendo otros problemas, porque es lo que tiene el paso tiempo y el descuido… En España tenemos muchos edificios que están en el mismo momento que el Palacio de Santa Cecilia, a mí me gustaría que hubiera más enamorados como yo para poder cuidar de ellos», relata el promotor.
Para Beltrán, «cada proyecto es único» y la particularidad de este es, fundamentalmente, dónde está ubicado: «La Granja de San Ildefonso para mí es el Versalles de España, y es un gran desconocido para la sociedad española, cuando está en una ubicación que es número uno, en la Sierra de Guadarrama, tan cerca de Madrid que con un tren AVE llegas en treinta minutos. Ahora que estamos con los ingenieros viendo las estructuras y abriendo los muros que tapaban las ventanas, estamos descubriendo los cuadros tan interesantes que surgen con el paisaje, es increíble, con la luz que pasa se forman verdaderas postales en cada habitación», asegura Beltrán.
Lo que hace falta, en opinión del empresario, es «darle fuerza» al proyecto: «Igual que los ingleses venden castillos y palacios con jardines y lagos, me sorprende que los españoles no valoremos la riqueza que tenemos aquí», reflexiona. Por esta admiración que profesa al lugar, el objetivo fundamental de Beltrán es que la finca se mantenga y sea autosuficiente: «Estoy en un momento de mi vida que ya he hecho muchas cosas, no vengo a buscar dinero».
Dentro de la finca hay varios inmuebles en estado de deterioro. El más significativo es el propio palacio de Santa Cecilia, de unos 2.600 metros cuadrados. Para este edificio, una vez que pase por un intenso proceso de remodelación, el destino será ser un hotel de lujo, con capacidad para entre 16 y 18 habitaciones. «Se entrará por unos grandes jardines que, sin querer igualar ni continuar a los jardines de La Granja, servirá para reforzarlos, porque cualquier edificio de estas características tiene que estar sujeto por jardines», señala el ideólogo del proyecto. El mismo edificio albergará dos restaurantes, un espacio para la celebración de eventos y se recuperarán las huertas que históricamente estuvieron allí, de modo que los establecimientos hosteleros puedan abastecerse de lo que la propia finca genera.
Los edificios que en su día eran las caballerizas y la casa de sirvientes de la residencia, con unos trescientos metros cuadrados en total, serán ahora lo primero que se reactive. «Queremos que poco a poco vaya tomando vida, para que vaya recuperando la esencia», sugiere Beltrán. En este caso, estos inmuebles albergarán seis estancias más humildes para el alojamiento rural, con otro restaurante. Estas habitaciones son las que, previsiblemente, estarán disponibles dentro de unos seis o siete meses.
Uno de los mayores atractivos del nuevo complejo será sin duda unos refugios sostenibles de madera, basadas en las «cabañas del silencio», diseñadas para «escapar y estar en el campo, disfrutar del bienestar, del sonido de los pájaros, y huir del día a día», describe Beltrán. La idea es instalar esta especie de cubículos de forma que se integran perfectamente con el entorno y no tengan una huella en el medio ambiente: «Que se coloquen y, si mañana se quitan, no pase absolutamente nada», explica el empresario. En este caso, serán unas veinte unidades «muy íntimas», que recordarán a «los espacios asiáticos donde te olvidas de todo simplemente con mirarlos».
Para llevar a cabo un proyecto tan ambicioso, lo cierto es que hace falta «una inversión muy grande», aunque Beltrán prefiere no hablar de números. Él ha percibido el entusiasmo de las personas de la zona por el proyecto: «Nos animan porque Santa Cecilia les ha marcado a todos, es una parte de La Granja muy importante». También puede ser que esta ilusión se haya visto alentada porque el proyecto servirá, entre otras cosas, para crear muchos puestos de trabajo, en una cifra que el empresario prefiere no adelantar todavía y sólo cuantifica como «bastantes». En cuanto a una posible colaboración con otras administraciones, Beltrán asegura que «antes de firmar», se reunió con todas los organismos a los que le afecta esta decisión, y percibió una actitud y predisposición excelente por parte de todos: «Ahora se tiene que transformar ese entusiasmo en algo real, porque las cosas sólo con dinero no se hacen, hace falta el apoyo para facilitar los temas, ahora toca esperar a ver si todo el mundo rema a favor».
Otro aspecto fundamental para el creador del proyecto es «recuperar la finca para los niños». Con una amplia trayectoria en la creación de clubs infantiles, Beltrán piensa emplear un extremo de la finca para estos espacios de aprendizaje, en un espacio que tendrá entre 500 y 700 metros cuadrados. «Estamos empezando con los movimientos de tierra, y me preocupa mucho respetar el entorno, todo forma parte de un escenario general, no quiero que desde lejos se vea una serie de construcciones, tenemos que mantener una estética visual, las estructuras tienen que quedar ocultas en el terreno y entre la vegetación», apunta.
Las actividades programadas para los más pequeños serán todas aquellas «relacionadas con cultura» de alguna forma: Pintura, escultura, yoga, pilates, agricultura… «Los que hacemos diseño dedicado a los niños y a la familia, lo que diseñamos son entornos y formatos de vida», ilustra Beltrán.
Cuando David Beltrán describe el proyecto, detalla que este tendrá «mucha agua»: «Todo parte del agua, porque La Granja es agua, las fuentes, el Pontón… lo que queremos es que el agua sea punto de unión entre todos los escenarios, con charcas y albercas que traigan el sonido del agua, como un idioma que llegue a toda la finca», relata el creador del proyecto. Parte de la intervención consiste en reforestar toda la finca con arbolado, sobre todo de especies autóctonas frutales. «Quizá también pueda haber una viña en el futuro, que sería la primera en la Sierra del Guadarrama, es difícil pero me apetece mucho», dice el empresario. También habrá «todo tipo de huertas» en la finca. Así, habrá un espacio para la siembra de hongos y setas. «La idea es que esté vivo, que no sea un lugar de fin de semana».
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui
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