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Algunos expertos decían que la de la salud mental podía ser el campo de batalla de una nueva pandemia. Y lo cierto es que, desde la irrupción de la covid-19, los hábitos sociales se han visto radicalmente modificados y eso ha afectado, en mayor ... o menor medida, al bienestar emocional de muchos ciudadanos. En el último año, el total de consultas atendidas por los profesionales del área de Salud Mental del Hospital General de Segovia fue de 22.751, de las cuales 2.888 eran primeras visitas y 19.863, revisiones (es decir, citaciones de pacientes recurrentes).
Si se desglosan en función del tipo de atención médica, en Psicología se pasaron 10.221 consultas (1.323 primeras visitas y 8.898 revisiones) y en Psiquiatría se registraron 12.530 consultas (1.565 primeras citas y 10.965 revisiones).
Con estas cifras en la mano, el doctor Alberto Miranda, jefe del Servicio de Psiquiatría del Complejo Asistencial de Segovia, confirma que se han incrementado los casos de psiquiatría con respecto al año anterior; pero donde se ha notado especialmente esa mayor demanda de atención ha sido en las consultas de psicología. Así, el número de adultos que han acudido al hospital en busca de terapia psicológica subió el curso pasado un 20% en comparación con 2020.
Y aunque la pandemia, lógicamente, ha puesto en jaque a toda la población, las personas con edades comprendidas entre los 18 y 35 años han sido las más afectadas y, por tanto, las que han necesitado acudir a terapia en mayor medida. Miranda se remite a diferentes estudios para confirmar lo que se viene diciendo desde hace meses: los jóvenes en esta franja de edad «han mostrado un aumento de la sintomatología de ansiedad y depresión».
Hace especial mención a un estudio del CIS sobre la salud mental durante la pandemia, fechado en marzo del año pasado, en el que se indica que los jóvenes en la citada franja de edad «han tenido más síntomas de tristeza», siendo el grupo social que reconoce que más ha llorado por la situación de pandemia. Un 42,8% de los encuestados así lo admitía en la muestra.
También un estudio de la Universidad Complutense de Madrid que analiza el impacto psicológico de la crisis sanitaria desatada por el coronavirus apunta en la misma dirección cuando afirma que «las personas más jóvenes (18-30 años) siguen mostrando una mayor sintomatología depresiva y de ansiedad así como la sensación de mayor soledad».
La explicación, según pone de manifiesto el doctor Miranda, es que «los jóvenes han visto cómo han quedado paralizados sus proyectos vitales y su estilo de vida, lo que ha tenido un impacto en su bienestar emocional». «Hay que tener en cuenta que es en esta etapa en la que uno empieza a desarrollar sus proyectos a nivel profesional y personal», precisa el especialista segoviano. «También es una etapa exigente a nivel académico, muchas veces nos enfrentamos a pruebas que determinan nuestro futuro», añade.
La lista de espera actual suele estar entre los 15 y los 45 días aunque, como aclara el jefe de Salud Mental del Complejo Asistencial, «puede variar debido a que está sujeta a muchos factores». Influyen, por ejemplo, el volumen de derivaciones desde Atención Primaria, la prioridad de esas derivaciones o los recursos humanos disponibles.
En el área que dirige Alberto Miranda trabajan doce psiquiatras y cinco psicólogos, además de dos psicólogos más que se han contratado recientemente para reforzar la plantilla. El protocolo indica que, cuando un paciente busca ayuda en el sistema público de salud, primero debe acudir al centro de Atención Primaria. Es, por tanto, el médico de cabecera quien le deriva al hospital de referencia y quien determina si es aconsejable que el paciente reciba atención psicológica o psiquiátrica (o ambas).
La previsión de cara a los próximos años, como explica el doctor, es que sigan aumentando los pacientes en las consultas, porque los efectos a nivel socioeconómico que ha generado la pandemia de la covid-19 van a seguir estando ahí y las consecuencias más a largo plazo se van a ir manifestando. Continuará creciendo el número de personas con cuadros ansioso-depresivo o trastornos alimenticios, así como los intentos de suicidio.
Otro de los problemas sobre los que se ha puesto el foco en este tiempo han sido los trastornos de la alimentación. Así lo expresa el doctor Miranda, quien constata que, a raíz de la pandemia, «ha habido un aumento muy grande, sobre todo en mujeres jóvenes». Esto tiene que ver –explica el médico– con el hecho de que durante el confinamiento se ha estado expuesto a multitud de informaciones y recomendaciones relacionadas con la alimentación y el ejercicio físico. Al perderse las rutinas, ha habido un aumento del contacto de lo que tiene que ver con las redes sociales que llevan, muchas veces, a la comparación con otros cuerpos.
Como pasa con el resto de patologías, cuando alguien presenta indicios de algún trastorno alimenticio es atendido en primer lugar por los profesionales de Primaria. Si la persona requiere ingreso hospitalario y es menor de edad, Miranda explica que hay una unidad específica de referencia regional en Valladolid. Los adultos son atendidos en Psiquiatría del Hospital General y, para aquellos casos que puedan ser especialmente complejos, existe una unidad de referencia en Burgos.
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