Segovia

El ruido genera una intervención de la Policía Local cada dos días

Los afectados sitúan uno de los principales focos de los comportamientos incívicos en el casco histórico, aunque el Ayuntamiento matiza que está más repartido y que el recinto amurallado concentra el 30% de los avisos que atiende la Policía Local por las molestias que causa el exceso de decibelios. También la calle José Zorrilla o el barrio de San Millán son víctimas de las fiestas juveniles en domicilios particulares.

La Defensora de la Ciudadanía ha puesto encima de la mesa el impacto del ruido en la convivencia. La memoria del órgano que encarna Paloma Serrano recoge que los agentes municipales acudieron el año pasado a 212 avisos por molestias relacionadas con alborotos y jolgorios elevados de tono. La mayoría son los fines de semana, pero los excesos también provocan noches en velo durante los días de escuela y trabajo. Cada vez más, alerta Cannata.

Según el informe, la mayoría de quejas que movilizaron a la Policía Local el curso pasado se produjeron en viviendas, «pero también en bares». La Concejalía de Seguridad precisa que esos casos «no son achacables a un colectivo». Este matiz deduce que hay un abanico de situaciones generadoras de ruidos indeseables, como reuniones de amigos o familiares, disputas en un hogar o concentraciones de personas en la calle que suben los decibelios hasta importunar a los residentes del lugar.

De esta manera, los responsables municipales tratan de desenfocar del punto de mira de las quejas vecinales los pisos de estudiantes de IE University, que, según testimonios de la plataforma, son nichos de ruido y de alteraciones de la convivencia cívica, particularmente en el casco histórico. El año pasado se registraron en este barrio 66 llamadas a las que respondió y acudió la Policía Local. De ellas, solo cinco acabaron en denuncias, lo que supone casi la mitad de las once tramitadas por el cuerpo de seguridad a lo largo de 2022 por infringir la ordenanza.

«La mayoría de las ocasiones se soluciona el asunto de manera positiva, cesan los ruidos de inmediato en cuanto se persona la Policía, sin llegar a presentar denuncia», afirma el Consistorio. La plataforma discrepa y reivindica que se haga cumplir la norma vigente, regional y municipal.

El colectivo ciudadano echa a andar con una recogida de firmas y sentando las bases de su razón de ser, sin descartar movilizaciones si el problema persiste. «Empezó dentro de la Asociación de Vecinos del Recinto Amurallado (AVRAS) compartiendo experiencias y la impotencia que sentíamos ante un problema que va a más y viendo que no se aplican las sanciones administrativas», relata la representante.

Esos intercambios de vivencias derivaron en un grupo de trabajo de doce personas. Cannata reconoce que hay más entornos de la ciudad perjudicados. «Hay muchas familias que si pudieran se iban», asegura al exponer la desesperación de los afectados. La Plataforma Contra el Ruido insiste en que la reclamación que hace es que se cumpla la ordenanza y añade que, aunque está bien planteada, «puede mejorarse». Por eso, aporta unas medidas, algunas de las cuales «pueden ponerse en práctica de inmediato sin una inversión adicional del Ayuntamiento».

Una de las reivindicaciones es la modificación de la Ordenanza Municipal de Ruidos y Vibraciones de Segovia en lo que respecta al trámite a seguir en las denuncias realizadas a través de llamada telefónica a la Policía Local. Cannata argumenta que, en la actualidad, esas denuncias deben ser formalizadas por escrito con posterioridad. El colectivo reclama que se cambie esta manera de proceder. A su juicio, «la llamada y la posterior visita al lugar de los hechos por parte de la Policía Local son suficientes para identificar al denunciante e iniciar el procedimiento correspondiente».

La propia tramitación hace que muchas familias que avisan por las molestias provocadas por el jaleo de personas, la música a todo volumen, los gritos y demás contaminación acústica al final no denuncien. «Echa para atrás», lamenta Cannata.

Otra propuesta es que los policías locales puedan actuar de oficio. Para ello, el colectivo solicita que se les dote de «los medios suficientes para la instrucción de expedientes sancionadores en plazos razonables». La portavoz vecinal se queja de que ha habido casos en los que «se han presentado sin el sonómetro porque lo tenía ocupado otra patrulla». También piden que los agentes hagan «mediciones de oficio siempre que los niveles de ruido permitidos puedan verse superados».

La plataforma añade que «no hace falta» que se midan los decibelios desde la vivienda que ha avisado de las molestias e insta a que se hagan también en el exterior de los inmuebles o en zonas comunes como el rellano, pero sin obligar a las personas que han llamado a que tengan que esperar a que terminen las distintas mediciones. Además, pide reducir el número de mediciones requeridas para ratificar la infracción y que se multe según la ordenanza.

La concejala de Seguridad, Raquel de Frutos, defiende la labor de la Policía Local. Los agentes que acuden a un aviso «siempre ofrecen hacer mediciones para contar con una prueba real objetiva que sustente un procedimiento sancionador por las molestias». La edil incide en esta condición, ya que «no todos los vecinos la aceptan», cuando «es muy importante» para hacer cumplir la norma. Asimismo, cuestiona las actuaciones de oficio si se basan en percepciones y carecen de la prueba que acredite que se han superado los decibelios permitidos.

Respecto a las reclamaciones de crear un nuevo mapa de ruidos que incorpore a los vecinos del recinto amurallado en su elaboración y de abrir un proceso de declaración de Zonas Acústicamente Saturadas, De Frutos recuerda que el problema del ruido «salpica a toda la ciudad» y no solo al casco antiguo.

La edil mantiene la mano tendida del diálogo y asegura que la Policía Local «dispone de medios técnicos para cubrir las emergencias que puedan surgir». Este equipamiento «suficiente» no exime de que haya ocasiones, matiza, en que coincida «excepcionalmente que hay material en revisión». De Frutos subraya que «el seguimiento es continuo para subsanar los problemas en la medida de nuestras posibilidades».