El rostro femenino de la música clásica

El principal obstáculo que afrontó durante siglos la mujer fue su rol social como ama de casa y cuidadora, mientras que un compositor tenía dedicación exclusiva. «Eso lo limitaba a una afición, no se podía convertir en un trabajo. Y en muchos sitios estaba mal visto. Sí, se podía tocar un instrumento porque era una educación propia de una dama, tocar el piano para amenizar las veladas, pero componer ya era otra cosa. Ha habido figuras que han destacado, quemando etapas, pero son las menos», explica Puerto, que valora la herencia positiva. «Ha cambiado muchísimo y cada vez hay más mujeres en igualdad de condiciones».

Puerto, profesora de piano en el Conservatorio de Segovia –tiene más alumnas que alumnos–, centra el progreso en la educación igualitaria. «La mujer tiene las mismas opciones que el hombre. Ahora es en el momento en el que van a salir. Hay paridad en las orquestas; la Filarmónica de Viena no contrataba mujeres hasta hace poco y, aunque haya menos que hombres, es una realidad. Es increíble la cantidad de compositoras que hay». El concierto celebrado ayer en el auditorio por el Trio Arbós contó con obras de 12 mujeres españoles nacidas entre 1944 y 1983.«Un concierto entero con un grupo de proyección internacional. Y se escucha en Segovia, que no estamos hablando de Madrid. Eso habla de lo que está ocurriendo».

Esta opinión es compartida por la soprano Blanca Gómez: «Como en todos los ámbitos, la gran revolución desde los años 80 han sido las mujeres estudiando». Esta segoviana explica que las sopranos lo son desde el nacimiento por las características de sus cuerdas vocales y que su figura ha sido privilegiada dentro de la música femenina. «A partir del siglo XIX, somos insustituibles. Por eso Montserrat Caballé era una de las pocas figuras que se conoce a nivel musical en toda España». Ella, que forma parte del coro de RTVE, celebra que existan los mismos derechos y deberes dentro del grupo, como en las grandes óperas.

Además de la voz, más delimitada por las características físicas, la libertad para elegir instrumento es absoluta. «Por lo que sea, las mujeres se tiran más a cuerda, piano, oboe o clarinete; hay menos tubas o trombonistas, pero las hay. Cualquier orquesta hoy elige calidad, independientemente de tu genero», apunta Blanca, que empezó con 14 años en la Coral Ágora de Segovia–alaba la labor de su directora, Marisa Martín–. Fue una de sus pioneras, y se dedica profesionalmente a la música desde que entró con 20 años en la Escuela Superior de Canto. «Llevo más de 30 años en el mundo de la música y todos los problemas que he tenido han sido de otro tipo. El límite es trabajar».