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La segunda victoria a domicilio de la Gimnástica Segoviana llega cuatro meses después de la primera, pero tiene al mismo protagonista: Davo, el más listo de la clase. Tras una semana con problemas, sale porque Gómez se lesiona y apenas interviene en una hora. Pero ... llega el descuento y ve antes que nadie el corte de Barri al centro de Tellechea. Así que se anticipa al portero y emboca a puerta vacía otro gol para la historia. Hay suspense, pues el línea levanta la bandera, pero el árbitro interpreta: es un pase hacia atrás, no hay fuera de juego. Tras ganar al colista en agosto, los de Ramsés Gil tumban al líder en el Reino de León. Una hazaña que requirió los dos mejores goles de la temporada y ocho tarjetas amarillas.
Cultural Leonesa
Bañuz, Guzmán, Fornos, Satrústegui, Álvaro, Maestre, Bicho, Chacón, Pastoriza, Txus Alba y Escobar.
2
-
3
Segoviana
Oliva, Silva, Abel Pascual, Rubén, Gabriel, De la Mata, Fer Llorente, Berlanga, Astray, Javi Borrego y Diego Gómez.
Cambios Cultural Leonesa: Diego Barri por Txus Alba (min. 63), Calderón por Escobar (min. 71), Artola por Pastoriza (min. 71) e Ian Martínez por Sergi Maestre (min. 89).
Cambios Segoviana: Davo por Diego Gómez (min. 40), Fernán por Astray (min. 66), Tellechea por Borrego (min. 66), Manu por De la Mata (min. 66) y Hugo Díaz por Fer Llorente (min. 86).
Goles: 1-0 Luis Chacón (min. 30), 1-1 Pedro Astray (min. 45 +2), 2-1 Quique Fornos (min. 49), 2-2 Fer Llorente (min. 58) y 2-3 Davo (min. 90 + 2)
Árbitro: Javier Figuereido Comesaña (comité gallego). Amonestó con amarilla a Artola, Fornos, Sergi Maestre y Satúrstegui, por la Cultural; a Davo, Hugo Díaz, Gabriel, Rubén, Borrego, Fer Llorente, Astray y Abel Pascual por la Segoviana.
Otros datos: Encuentro de la 17ª jornada del grupo I de Primera RFEF disputado en el Estadio Reino de León ante 5.600 espectadores.
La Cultural, que venía de perder sus tres últimos partidos en casa, encendió las alarmas en el primer minuto: un caramelo para Escobar, un delantero cotizado, en el punto de penalti tras un centro pasado y una prolongación hacia atrás. Perdonó, para alivio azulgrana, aunque los locales mandaban. Un estrés constante, aunque no llegara la sangre al río, con disparos como el de Pastoriza desde la frontal que Oliva paró sin alejar el rechace. La Sego buscaba espacio vital con el juego de espaldas de Gómez; una vez en campo rival, se atrevía, con centros envenenados y la máxima de terminar jugada para evitar contras: así llegó el primer tiro a puerta, un intento lejano de Rubén que atajó con mérito Miguel.
La Sego alternaba el bloque bajo en defensa con una presión alta que exponía más que incordiaba porque la calidad en la salida de balón de la Cultu es de otra liga. Gente como Luis Chacón, una joya cedida por el Deportivo, que rompe el entramado con un simple pase. Suyo fue el segundo aviso local, una transición que desembocó en él, desmarcado en el flanco derecho del área. Era una ocasión pintiparada, pero no terminó de ver el disparo y le cedió el balón atrás, tarde, a Escobar, que tampoco supo resolver después una jugada individual por la izquierda ante un Abel Pascual mayúsculo que le ganó la posición y se tiró valiente al corte, pese a estar dentro del área, pese a tener amarilla. Como el partido no daba respiro, el palentino pasó del acierto al error, una pérdida inocente en el semicírculo central que sus compañeros salvaron con un rápido repliegue. Sería Silva quien cortaría la transición antes de encontrarse con un error de la Cultu, toda una rareza, en un pase varado hacia atrás cuando trataba de salir de un córner azulgrana. No supo qué hacer con el regalo y ensayó un tiro sin mordiente que atrapó fácil el portero.
Acto seguido, el fútbol dio a Chacón una segunda ocasión en el mismo punto desde el que no se atrevió a pegarla. Los grandes jugadores fallan, pero aprenden de los errores. Cuando recibió el balón de Bicho, tras una invasión en toda regla de camisetas blancas por el centro, no dudó y coló un tiro cruzado entre la salida de Oliva y la estirada de Abel. Su sexto gol, cifras de 'nueve' para alguien de segunda línea. Un chute de confianza que pudo convertirse en el 2-0 en un zurdazo desde la arista izquierda del área de Álvaro Martínez que salvó Abel con la cabeza, aunque duela.
Otro tipo de dolor sacó del duelo a Gómez, que se marchó tocándose la rodilla en la ciudad en la que se rompió el cruzado en abril de 2021. Se juntaron los disgustos para la Sego porque Astray desvió a las mallas un centro-chut de Gabriel: el asistente levantó la bandera, pero el pie de un defensor local le habilitaba. Como la Primera RFEF, antesala del fútbol profesional, no tiene VAR, Astray, indignado, se desahogó de lo lindo con el descuento del primer tiempo, aprovechando un mal despeje de Álvaro Martínez para enganchar un trallazo a la escuadra que entró tras golpear en el larguero. Abel se tocaba la frente camino a vestuarios: o no se creía lo que acababa de ver o aún le dolía aquel despeje.
Un líder no negocia con empates, así que la Cultu volvió dolida de vestuarios y apenas tardó cuatro minutos en ocupar de nuevo su trono. La culpa la tuvo otra vez Chacón, que recogió el despeje de una defensa embotellada y sacó un misil cruzado entre un bosque de piernas que Quique Fornos desvió lo justo para despistar a Oliva. El central, en posición legal, levantó la mano para que su compañero no se viniera arriba en la celebración. Adelantado estaba Escobar, que no intervino, pero pudo entorpecer.
De nuevo reaccionó la Sego. Fer Llorente quería el premio al gol de la jornada y recogió el balón para ejecutar una falta que él mismo había provocado en el balcón del área. Un jugador hecho para grandes partidos no duda: disparo potente al ángulo de la barrera que se cuela por la escuadra. El segundo gol de otro planeta que encaja Miguel Bañuz. Quedaba media hora y el asedio local llegó, con Oliva esprintando para sacar una falta de Pibe o sacando un centro-chut de Calderón, otro genio que fue antes empujado por la espalda por Gabriel a centímetros del área. Una de tantas amarillas de gato panza arriba, como las de Rubén o Borrego. El empate ya era una hazaña. Pero Davo puso la guinda, un gol que merecía la amarilla por presumir de torso frente a más de medio centenar de aficionados azulgranas que echaron el domingo en la carretera.
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