Secciones
Servicios
Destacamos
Además de los barrios incorporados (Hontoria, Zamarramala, Fuentemilanos, Perogordo y Torredondo), existe en Segovia una figura un poco difícil de explicar hasta por sus propios vecinos, la de 'entidad local menor'. Revenga, con sus 600 habitantes censados pero cerca del millar de residentes, bien podría ser una localidad más de la provincia, para eso tiene su alcalde y todo, aunque con el apellido de 'pedáneo'. Sin embargo, hay una diferencia fundamental, que explica el presidente de la asociación de vecinos de San Sebastián de Revenga, Pascual Pacheco: «Nosotros nos sentimos como un pueblo, excepto cuando pagamos impuestos. Lo que es lamentable es que paguemos lo mismo que el que vive en el centro de Segovia cuando no tenemos las mismas condiciones».
Con 'las mismas condiciones' se refiere a pequeñas cosas del pueblo que los vecinos consideran que habría que mejorar, como el asfaltado de muchas calles que aún son caminos, un servicio funcional de transporte público con la capital, el cierre del frontón que se les prometió hace tiempo para poder tener un espacio en el que realizar actividades o la puesta en marcha de la piscina municipal.
La pandemia también ha afectado a Revenga. Durante la primera ola, sus vecinos lo sobrellevaron bastante bien porque la gente estaba «muy concienciada», asegura Pacheco. No obstante, tuvieron que lamentar el fallecimiento de uno de los naturales del pueblo en los primeros meses de la crisis. En los últimos, cuando parecía que todo ya empezaba a acabarse (precisamente en la noche del día en que terminó el estado de alarma), los vecinos recibieron la mala noticia de que César Nevado, uno de los panadero del pueblo y una de las personas más queridas allí, había fallecido a los 49 años por culpa de la covid. «Nos ha tocado bastante porque ya veíamos un poco la luz y ha sido como un sopapo de realidad para que seamos conscientes de que todavía está la cosa fastidiada», comenta el presidente de vecinos.
También se ha notado mucho el paso de la pandemia en la imposibilidad de celebrar las tradicionales fiestas de Revenga. La fiesta mayor se celebra el 15 y el 16 de agosto por la Virgen y San Roque y otra de menores dimensiones a finales de enero y principios de febrero por San Blas y San Sebastián. Pero la cita que más devoción despierta entre los vecinos es la romería dedicada a su patrona, la Virgen del Soto de Revenga, entre finales de mayo y principios de junio. Como consecuencia de la crisis sanitaria y sus restricciones, el año pasado los vecinos tuvieron que prescindir de las grandes celebraciones. Para este, la asociación de vecinos aún tiene esperanzas de poder organizar algo en el mes de agosto, como actuaciones de teatro para los más pequeños o incluso contratar una charanga para celebrar un vermut entre los vecinos.
Mejoras
«El pueblo está bien, pero se podría mejorar de muchas maneras» es el diagnóstico que hace Pascual Pacheco. Por ejemplo, en las últimas semanas él mismo ha tenido que canalizar muchas quejas de vecinos al frente de la asociación en relación al desbroce de las calles. «Esta todo lleno de hierbas, este año ha sido un año de muchas lluvias y ha salido todo de golpe», relata. En este caso, el alcalde pedáneo del municipio, Alfonso Nevado, puso una cuadrilla a trabajar en ello, pero han solicitado más ayuda del Ayuntamiento de Segovia porque «no dan abasto».
Otras de las demandas es el asfaltado de muchas de las calles de la localidad, en este caso desde hace más tiempo. «Hay bastantes caminos que no son calles, y a estas alturas y pagando lo que pagamos absolutamente todas deberían estar asfaltadas», se queja Pacheco. En su opinión, no es un argumento suficiente el habitualmente esgrimido por el Ayuntamiento de que se trata de cañadas: «La Avenida del Acueducto) también es una cañada y mira como está, o el Paseo de la Castellana en Madrid», ejemplifica.
Lo que aseguran desde la asociación que fue «una promesa electoral» y no se ha cumplido es el cierre de las instalaciones de frontón de la localidad, de forma que pueda convertirse en un centro de reunión y actividades para los vecinos. Actualmente disponen de una carpa de 150 metros cuadrados que obtuvieron con los presupuestos participativos de 2019 y que aún no han podido estrenar porque la recibieron el año pasado durante la pandemia.
Transporte
Uno de los aspectos que más despierta las quejas de los vecinos, sobre todo cuando estos se comparan con los de la capital debido al pago de los mismos impuestos, es el hecho de no tener una línea de autobús urbano regular que comunique el pueblo con la capital. Sí existe un convenio con Avanzabus para que la línea que llega de Madrid pare, en algunas ocasiones, en esta localidad. Sin embargo, esto no representa una solución para los habitantes de este núcleo porque los horarios resultan «insuficientes y muchas veces el vehículo va lleno» a su paso por el pueblo y no puede coger a más pasajeros para ir a Segovia.
La consecuencia es que muchos vecinos, sobre todo los más jóvenes, tienen que buscar constantemente la ayuda de sus familiares o amigos para desplazarse: «No hacen autostop pero casi casi, porque a veces se ponen a la salida del pueblo y si pasas con el coche les preguntas, '¿Vais para Segovia?' y les llevas», explica.
Instalaciones
Otro tema que preocupa a los vecinos es el desuso de la piscina municipal. «El año pasado estuvo cerrada y este año va camino de lo mismo», lamenta Pacheco. Al parecer, por lo que ha informado el alcalde pedáneo, hubo un problema a la hora de sacar a concurso su gestión y los plazos se han alargado más de lo normal. «A lo mejor nos ponemos en mediados de julio, pero a ver quién la va a coger porque ya se ha perdido un mes de verano», comenta.
Problemas
La dependencia con Segovia, sobre el papel, también supone una limitación a la hora de crecer como pueblo. Debido a los trámites urbanísticos no se puede construir nuevas viviendas en el pueblo, por lo que en la localidad quedan muy pocas casas y, las que hay, tienen precios muy altos, que los jóvenes naturales de allí no se pueden permitir. «Es un problema muy serio, lo hablo con gente de 22, 23, 25 años, que les gustaría comprarse algo para seguir viviendo aquí y se ven imposibilitados», comenta Pacheco.
Su deseo y el del resto de vecinos es que Revenga crezca, pero «que crezca bien»: «Que la gente de aquí del pueblo no se tenga que ir a otro sitio obligada» es el anhelo del presidente de los vecinos, para quien el tema de los altos impuestos es otro aspecto que disuade a la población joven de quedarse en la localidad.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.