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El CD San Cristóbal quiere asentar los cimientos de su cima deportiva. Su presidente, Luis María Cáceres, deja claro el objetivo: «Que ese equipo de Segunda B no sea flor de un año». Lo primero, asumir la dimensión del reto en el fútbol sala actual. «Tenemos un poco de tembladera de piernas, es indudable. Hay que sentarse y ver cómo organizarlo. En abril teníamos unas ideas; ahora tenemos otras». Porque lo que era un segundo puesto en Tercera se convirtió en tres semanas en un campeonato inesperado y, después, un ascenso. «Hay que asumir los retos que nos vienen con cabeza y sostenibilidad».
El mejor cálculo presupuestario elevaría el coste del senior masculino de Tercera –unos 30.000 euros– a los 50.000 euros en Segunda B. «El dinero se va en el transporte», resume el presidente. Con la configuración de los grupos pendiente por la Real Federación Española de Fútbol, lo previsible es que el San Cristóbal milite en el grupo I con los equipos gallegos, al igual que hizo el Segosala hasta su descenso en abril. «Todo dependerá del cerebro de la Federación».
Luis María Cáceres
Presidente del CD San Cristóbal
Pide que los calendarios permitan que los clubes con equipo senior y juvenil hagan coincidir los desplazamientos para ahorrar viajes. «Lo normal es que si tengo que ir a O Parrulo a jugar con el juvenil de División de Honor vaya también con el Segunda B. Eso reduce el presupuesto en 20.000 euros». El club mantiene la política de viajar en autobús frente a otros que lo hacen en furgonetas de alquiler. «Yo no puedo cargar a un entrenador con la responsabilidad de hacerse 500 kilómetros».
El club nació simultáneamente a la separación de San Cristóbal de Palazuelos de Eresma, en 1999, pero no empezó a competir en ligas regionales hasta 2016. Así salieron por Castilla y León los primeros equipos: un infantil, un cadete y un juvenil. «A partir de ahí, no se ha dejado de crecer». El juvenil llegó a División de Honor y sirvió de germen a la generación actual porque obligó a sacar un equipo sénior en Primera Regional hace tres años. En tres temporadas, un ascenso frustrado por un gol a falta de 10 segundos y dos ascensos materializados. Ahí es nada.
Cáceres explica la pertenencia de San Cristóbal porque la entidad se ha ceñido al fútbol sala «Procuramos que los chavales se mantengan en el fútbol sala. Y, sobre todo, han tenido capacidad de crecer. Si los niños no pueden seguir compitiendo en la siguiente categoría, se van al fútbol». Los hijos de las primeras generaciones que se mudaron al pueblo antes de la crisis inmobiliaria sirvieron de granero, pero ya no es así. «Nos dio una base en el pasado, ahora no hay niños en los colegios de San Cristóbal porque la gente prefiere que vayan a Segovia. Cada vez nos cuesta más que los niños del pueblo se apunten porque hacen otras actividades en la capital».
Lo perdido por lo ganado, porque la «ubicación privilegiada» del pueblo permite atraer efectivos de otras localidades como Torrecaballeros o Trescasas. El porcentaje de jugadores de San Cristóbal en el club está en el 80% –hace unos cinco años superaba el 90%–, una proporción que seguirá bajando por su tirón provincial «Hay gente que busca competir y nosotros siempre hemos apostado por la competición».
La prueba es que el club cerró el 30 de mayo las inscripciones para la próxima temporada. «Tenemos una limitación de horas de pabellón o de entrenadores. Lo que no queremos es coger 300 niños. Tenemos capacidad, pero hemos tenido que decir a mucha gente que no».
La entidad tenía el año pasado 190 fichas y no quiere pasar de las 200 «El efecto llamada provocado por estos éxitos deportivos es beneficioso para el club, es evidente». La ocupación del pabellón local recae al cien por cien en el club, que aun así ha llevado puntualmente al sénior a otros recintos como el de La Granja. «¿Tendremos que emigrar a otros pabellones? No queremos. Yo siempre he apostado por un crecimiento sostenido».
Luis María Cáceres
Presidente del CD San Cristóbal
El hito del club es la continuidad. El partido que aseguró lo ascenso lo remontó Álex, que lleva en San Cristóbal desde los cuatro años, y lo remató Raúl, que está desde los seis. «Hemos contado con jugadores de Segovia, tampoco se entiende el éxito tan brutal solo con los del pueblo. Tenemos que compaginar una cosa con la otra». Tres temporadas con el mismo núcleo en categorías de tránsito como la Tercera o Regional, algo poco habitual. «Se han establecido unas relaciones personales que van más allá de lo deportivo. Eso es un éxito».
Ese recorrido entre categorías se encuentra ahora con un abismo: de juvenil a Segunda B. «Es muy difícil, lo vamos a ver, hay un salto abismal. Pero queremos sacar más equipos entre medias». A falta de concretar pormenores con Adrián Velasco, el proyecto será continuista. «La idea es mantener el núcleo. Habrá incorporaciones para tener una plantilla un poco más larga». El club está pendiente de que la Federación responda a una consulta, a petición del Ayuntamiento, sobre si su pabellón cumple los requisitos. «Entendemos que sí. No habrá grandes modificaciones».
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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