La resurrección del terreno

Por otro lado, cuentan con otras dos maneras de colaborar sin pagar cuotas durante todo un año. Esta es la opción de los mecenas, los cuales son van a realizar un pago inicial y van a poder participar en todas las actividades que realizan como talleres, excursiones, catas, jornadas, comidas o trabajos colectivos en la huerta. Ellos, a diferencia de las unidades de consumo, no reciben los productos de la huerta. En el caso de la tercera opción, son miembros interesados que sí que los recibirán, pero solo si sobran.

En el equipo se autogestionan y se autofinancian y su único recurso económico consiste en las cuotas que pagan los socios. Con esa aportación y la cesión de un terreno de una hectárea ocupada con frutales, árboles de ribera, arbustos autóctonos y 3.000 metros cuadrados de huerta, se iniciaron. Posteriormente, consiguieron la cesión de otras dos huertas más pequeñas, lo que ya sumaba casi media hectárea.

La idea surgió hace ocho años, cuando conocieron el modelo, pero hace dos tomaron la iniciativa de ponerse en marcha. Observaron proyectos similares, como Tejiendo Raíces, que les impulsó a la vez que Segovia en Transición (adscrito al movimiento de Ciudades y Pueblos en Transición). Desde ese momento se pusieron a trabajar. «Esta idea nos aporta todos los beneficios. Los productos que comemos son sanos, ecológicos, de temporada y que están buenísimos. Son de variedades locales y estamos respetando el medio ambiente», dice Estefanía Egido, miembro de la Agricultura Sostenida por la Comunidad (ASC) Brotes Compartidos. Lo considera una gran forma de conocer gente de manera que se convierte en una cuestión social de apoyo y aprendizaje compartido. En una sociedad con tantos lugares de comida basura se busca una reeducación de los hábitos alimenticios.

Realizan un cultivo agroecológico que va más allá del ecológico. Plantan hasta 50 variedades distintas de verduras y hortalizas, la mayoría de ellas locales. Además, cuentan con árboles frutales que permiten llenar la cesta de las unidades de consumo de fruta cuando las condiciones climáticas lo permiten. «Apostamos por un medio rural vivo y que, de esta manera, se asiente trabajo y gente en la España vaciada», añadía Egido.

Los integrantes de Brotes Compartidos dicen que la idea de que en Segovia solo se puedLa resurrección del terrenoe comer de la huerta solo en verano y otoño es errónea, porque gracias al trabajo que han realizado durante estos años y al de la iniciativa Tejiendo Raíces logran un reparto a lo largo de todo el año. Abarcan un sinfín de dimensiones políticas por el acuerdo de que las decisiones se toman entre todos porque todo el conjunto es el que participa en el trabajo y la organización de las actividades. Como grupo, este año tienen la intención de realizar la inversión en el montaje de un invernadero y terminar de instalar el sistema de riego por goteo. «No queremos morir de éxito, pero sí queremos abarcar más poco a poco», establece un miembro de la ASC. Brotes Compartidos se rige por el principio zulú de 'Ubuntu', en el que se resume el beneficio de compartir, la igualdad y la armonía.