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La directora y el presidente de la asociación encargados de la excavación en Otero de Herreros. Antonio Tanarro
Los resquicios del pasado vuelven a abrirse en la provincia

Los resquicios del pasado vuelven a abrirse en la provincia

Este verano se llevarán a cabo una quincena de excavaciones arqueológicas en Segovia, la más veterana acumula 12 campañas

claudia carrascal

Segovia

Lunes, 19 de julio 2021, 11:40

Segovia tiene una provincia con un enorme potencial arqueológico y el interés de los investigadores por indagar en el pasado de este territorio es cada vez mayor. Desde villas romanas al completo hasta la presencia de neandertales en el entorno de la capital han sido algunos de los hallazgos de los últimos años y para las campañas arqueológicas de este año hay buenas expectativas. El Servicio Territorial de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León ha autorizado una quincena de excavaciones. La primera se ha desarrollado en junio y se prolongarán hasta el mes de septiembre. El arqueólogo territorial, Luciano Municio, asegura que a lo largo de esos meses «no habrá huecos en la actividad arqueológica» y que el número de permisos se mantiene con respecto a años anteriores.

Se ha producido una baja en el proyecto arqueopaleontológico del valle de Tejadilla, pero desde su punto de vista se trata de una pausa porque «es un trabajo muy interesante a través del cual se han sacado conclusiones valiosas sobre la presencia de fauna y las inferencias climáticas durante el Pleistoceno». Esta parada se ha compensado con una nueva excavación en San Miguel de Bernuy vinculada a Confloenta.

El proyecto Eresma Arqueológico es uno de los más destacados de la provincia y están implicados varios municipios. Una de las excavaciones se realiza en la villa de Matabuey, otra en la Peña del Moro de Nava de la Asunción, en oppidum del Tormejón en Armuña y en Bernardos, en el dolmen de Santa Inés.

A lo largo del mes de junio se ha llevado a cabo la tercera campaña en Matabuey y los hallazgos han sido destacados, según el arqueólogo responsable del proyecto, Raúl Martín Vela. «Hemos descubierto que la villa romana tiene una planta más grande y compleja de lo que esperábamos y hemos hallado tres fases de ocupación de la villa entre el siglo I y el V d.C, representadas por tres edificios superpuestos», detalla. Además, han podido determinar que se produjo un incendio accidental y violento que derrumbó las paredes de una de estas edificaciones y a partir del siglo IV comenzaron a reformarlo, lo que implicó reestructurar buena parte de la planta, comenta.

En la campaña también han descubierto un fragmento de una escultura de mármol. Se trata de una mano con la palma extendida que sujeta un ave rapaz. «Se puede asociar a la divinidad de Minerva, pero esta pieza escultórica también podría ser algo mucho más sencillo como un niño con un pájaro en la mano, ya que estas obras estaban muy de moda en la época final del Imperio Romano», especifica.

En Bernados comenzaron los trabajos el pasado 1 de julio y, tal y como recuerda, en este municipio se encuentra el primer y único dolmen que se excava en la provincia, el de Santa Inés. Esta tumba neolítica de hace 6.000 años destaca, además de por su antigüedad, por sus impresionantes dimensiones con 30 metros de diámetro y un corredor de 16 metros de largo que da acceso a la cámara funeraria. Tras retirar la mayor parte de las piedras que bloqueaban el acceso, «el objetivo esta campaña es llegar al osario y poder estudiar los enterramientos que se produjeron durante toda la Prehistoria», según Martín, quien puntualiza que en un momento determinado de esa misma época hicieron un ritual y sellaron el monumento con piedras. De este modo, se aseguraban que no se pudiera enterrar a nadie más en este espacio.

Llegar a estos esqueletos supondría un avance importante porque gracias a la evolución de las técnicas arqueológicas y de las analíticas se podría obtener información valiosa para determinar cómo era la sociedad neolítica de Bernardos. Además, en este yacimiento continuarán analizando otras fases de ocupación de la Edad del Bronce y de la Edad del Cobre.

La Peña del Moro, en Navas de Oro, es el más veterano de los cuatro yacimientos de este proyecto, ya que se comenzó a trabajar en él en 2017. Este año tienen previsto excavar en una prolongación fuera del poblado que se encuentra a unos 100 metros de altura. El responsable indica que han encontrado esta ubicación de forma accidental. Las lluvias de los últimos meses provocaron que se desmoronara una ladera, lo que les permitió detectar depósitos de la Edad de Cobre, pertenecientes a la cultura campaniforme «muy desconocida en la ciudad de Segovia». Aunque tenían sospechas de pobladores de esta época en la zona todavía no habían dado con indicios claros. «La Peña del Moro es un ejemplo de las sorpresas que puede dar un yacimiento, íbamos a excavar en otro punto, pero este desprendimiento de la ladera nos ha hecho cambiar de opinión y esperamos encontrar información suficiente porque es un hallazgo importante», advierte. A pesar de los progresos sostiene que todavía hay mucho trabajo por delante porque a penas se ha excavado el 4% del yacimiento. Un porcentaje similar al de los otros tres que forman parte del proyecto, en los cuales no se supera el 7% de terreno excavado.

Vista aérea del yacimiento de Peña del Moro, enNava de la Asunción, que forma parte del proyecto Eresma Arqueológico. El Norte

Asimismo, incide en que este enclave arqueológico es único porque «la Prehistoria reciente es diferente en cada región de España. En Castilla y León hay una Edad de Bronce y una Edad de Hierro que no tienen nada que ver a la andaluza». La secuencia de viviendas superpuestas de ambas épocas a modo de escalera del tiempo es uno de los aspectos más curiosos de los restos encontrados en la localidad y es que «no se había visto nunca, ya que es muy difícil que se conserve una evolución tan clara de una cultura a otra». Del mismo modo, tienen constancia de los rituales de purificación que realizaban los pobladores incinerando viviendas y saben que el entorno hace 3.500 años también era un pinar. De hecho, sus habitantes durante la Prehistoria fueron los primeros resineros.

Por último, en el Cerro Tormejón, en Armuña, tienen previsto intervenir en un castro que fue ocupado entre la Edad del Cobre y la época visigoda, aunque los trabajos se centrarán en esta última etapa y en la II Edad del Hierro. Partirán de un tramo de muralla que han localizado, pero al que todavía no han conseguido llegar. En este yacimiento, además de las viviendas, han constatado el desarrollo de un ritual funerario de época vaccea, por el cual se enterró a un niño junto con un cabrito bajo el suelo de la vivienda.

Potencial para los pueblos

El arqueólogo Raúl Martín subraya que las campañas de excavación están financiadas por los respectivos ayuntamientos y por diferentes empresas privadas de la zona. La intención no es solo conocer un legado histórico y cultural si no que todos estos proyectos están asociados a iniciativas culturales en el medio rural para generar cierto revulsivo en los municipios. Los alcaldes son conscientes del envejecimiento de sus pueblos y ven en la arqueología un gran potencial para reactivarlos. Cada año invierten un poco más con la intención de situar su bandera en el mapa nacional y «los resultados ya se empiezan a ver porque cada vez se acerca más gente a descubrir los yacimientos», informa.

Más allá de este proyecto, el arqueólogo territorial, Luciano Municio, recuerda que hay otros yacimientos de gran interés. Por ejemplo, la excavación en el Abrigo de San Lázaro, en el entorno de la capital, donde han aparecido elementos relacionados con los pobladores del Abrigo del Molino. Sin embargo, «este yacimiento está mejor conservado y tiene un potencial arqueológico elevado», avanza.

La excavación en el Cerro de los Almadenes, en Otero de Herreros, se encuentra en su duodécima campaña. Este complejo minero se comenzó a explotar para la extracción de metales en la Prehistoria y tuvo su momento álgido en los primeros momentos del Imperio Romano, durante la época de las guerras cántabras. «Se ha comprobado la existencia de hornos y elementos de la metalurgia de época visigoda, pero con total seguridad se siguió explotando durante la Edad Media porque también hay algunas cerámicas de corte islámico», expone.

En tierras de Sepúlveda, en el municipio de Duratón, se encuentra la villa romana de Confloenta, con una extensión de 60 hectáreas y un gran complejo termal. Además, este año también se va a estudiar su zona de influencia, ya que los investigadores darán el salto hasta el municipio de San Miguel de Bernuy donde a través de georradares han detectado la muralla, un foso y varias zonas de ocupación celtibérica.

El Servicio de Cultura de la Junta también están llevando a cabo otras intervenciones para obtener datos de cara al futuro. Entre ellas, se encuentra el estudio en la que fue la iglesia de Valdevacas con el fin de desarrollar un «gran proyecto de restauración arqueológica», según Municio. También ha concluido la campaña de valoración para definir las medidas de protección necesarias en la villa romana de Paradinas y durante la recogida de datos han hallado los restos de un mosaico geométrico «muy interesante».

El crecimiento de la actividad arqueológica en la provincia ha sido notable en los últimos años y la pandemia no ha logrado frenar los trabajos. Tal y como recuerda, el 2020 «fue más caótico porque la covid retrasó las intervenciones, de modo que hasta el mes de septiembre no comenzaron las excavaciones, lo que obligó a acortar los plazos y a trabajar con equipos más reducidos».

Por último, hace hincapié en que además del afán investigador el reto más importante está en generar un retorno social al medio rural. Al respecto, Municio matiza que trabajan en poblaciones «pequeñas, con pocos recursos y con problemas desde el punto de vista socioeconómico» y estos yacimientos contribuyen a impulsarlos y a generar una población flotante que deja dinero. En este sentido, argumenta que «Segovia lleva muchos años en el mapa nacional de la arqueología con yacimientos muy singulares», pero admite que existe un problema de divulgación y difusión».

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