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Una rescatadora realiza señales al helicóptero para comenzar el izado del herido. El Norte

Los rescates en las montañas segovianas se triplican en la última década

La proximidad con Madrid convierte a la provincia en la tercera con más intervenciones en la región y explica que la mayoría sean en sendas sencillas

Lunes, 15 de abril 2024, 07:01

La montaña es un medio hostil que se ha hecho cada vez más accesible. La eliminación de barreras ha multiplicado el número de personas entre riscos y prados para un menú que va desde el senderismo al ciclismo, la escalada, el alpinismo o correr. Y ... la acumulación de seres humanos, en cualquier ámbito, eleva el riesgo de accidentes. Segovia ha llegado a triplicar en poco más de un lustro los rescates de montaña, una tendencia cuya principal causa es la proximidad con Madrid. Eso explica que la provincia sea la tercera de la región con más intervenciones. En 2014, hubo doce rescates de montaña, dato que se elevó a los 42 en 2022, por más que cayera puntualmente a los 32 en 2023.

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A la hora de clasificar una intervención, la Agencia de Protección Civil de la Junta de Castilla y León tiene categorías fronterizas. El cajón de sastre es el incidente sanitario en lugar público, la fase entre el espacio urbano o rural y la montaña. Segovia ha pasado de registrar once en 2018 a casi el triple, 28, el año pasado. Como ejemplo, después del confinamiento extremo se multiplicaron los accidentes en bicicleta. Cuando una ambulancia no puede acceder, toca recurrir a otros recursos, desde una patrulla con un vehículo 4x4 o un grupo especializado de montaña. Segovia destaca por los accidentes de parapente —singulares, pero aparatosos— como la provincia que más acumula, principalmente en el entorno de Arcones. Como ejemplo, registró uno de cada tres rescates en 2021 en toda Castilla y León: seis de un total de 18.

El personal de emergencia ha notado el aumento en tiempos recientes. La distribución de los accidentes a lo largo del año se concentra en la época estival porque la meteorología favorable lleva a más personas al monte. Pero la frontera con primavera y verano es cada vez más ligera, pues estas épocas tienen cada vez más tránsito. En invierno hay menos rescates, pero las actividades son más complejas. Hay menos gente con equipamiento para escalar una pared de hielo, pero el riesgo es mayor.

La frontera con Madrid en Navacerrada concentra la mayor parte de las intervenciones registradas en la provincia

Con todo, la gravedad del accidente no está directamente relacionada con la preparación técnica del sujeto. El ejemplo es la ruta del Cares, un valle encajonado en Picos de Europa, lleno de incidentes graves de gente que se despeña mientras hace una foto con el móvil. Mientras, zonas complejas como la norte del Peñalara a veces desembocan en un accidente de tobillo. Tanto en invierno como en verano, hay emergencias graves.

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Sí es cierto que la preparación permite mitigar el accidente. Mientras uno abandonará un canchal ciamdp vea venir la tormenta, otro contemplará las nubes y sufrirá la granizada. Una de las lecturas de la estadística es que el riesgo de la actividad no implica más accidentes ni más graves. El factor clave es el binomio entre dificultad y capacidad para asumirla.

Medios disponibles

La prueba es que uno de los puntos con más rescates es el Camino Schmidt, una vía sin apenas dificultades técnicas que parte del Puerto de Navacerrada. Protección Civil habla de punto negro no por la gravedad de los casos, sino por una montonera de gente desorientada. Ocurre algo parecido en Boca del Asno, en el Real Sitio de San Ildefonso.

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El centro de Emergencias 112 recibe la llamada y activa al Centro Coordinador de Protección Civil, que debe decidir cuál es el recurso adecuado para resolver el incidente. La prioridad es que el accidentado reciba asistencia lo más pronto posible. Hay lugares inaccesibles a vehículo rodado como el Risco de los Claveles, la antecima de Peñalara por la vertiente segoviana. El Chozo Aránguez es accesible porque se puede llegar con un 4x4, pero las condiciones —la nieve— pueden imposibilitarlo. Las unidades de rescate en montaña en la región son el Grupo de Rescate y Salvamento de la Junta y los equipos de montaña de la Guardia Civil. Segovia puede también recurrir al GERA (Grupo Especial de Rescate en Altura) —es habitual que zonas limítrofes compartan recursos— o a sus propios bomberos.

Castilla y León tiene un helicóptero de rescate operativo en las horas de luz, que tarda unos 25 minutos en llegar a Peñalara. La Guardia Civil tiene el suyo. La gravedad del accidente obliga a priorizar recursos: una herida abierta en la cabeza va antes que una rodilla. Uno de los ejemplos más complejos es un accidente en Claveles a las cuatro de la tarde en invierno, un rescate que fácilmente puede demorarse hasta altas horas de la madrugada.

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Por zonas

Entre 2018 y 2023, Segovia registra 181 intervenciones de los equipos de rescate en montaña un 18% del total de la región, solamente por detrás de León, puerta a Picos de Europa (297), y Ávila (345), que suma los dos factores: un sistema montañoso atractivo y delicado como Gredos y la proximidad con Madrid. Palencia tiene montañas como el Espigüete que empequeñecen Guadarrama; Zamora, un paraje cotizado en Sanabria y Soria, en la Laguna Negra, pero no están cerca de siete millones de personas.

Son actividades complejas en intimidad frente al parking a rebosar de Navacerrada. La frontera con la capital concentra los rescates de Segovia. Otras zonas en el entorno de Riaza o Ayllón están menos transitadas, más accesibles a vehículos y son, en esencia, sendas marcadas de bocadillo o niños. No quita para en cualquier rama provoque una lesión, pero hay medidas para no llamar al 112.

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