Un grupo de estudiantes de Ciencias Ambientales y de Biología de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) ha estado en el municipio segoviano de Torrecaballeros para realizar un muestreo de las pozas de lino de La Aldehuela, como parte de un proyecto de ... restauración ecológica y funcional que está llevando a cabo el Ayuntamiento. Los alumnos, en el último curso de estos dos grados, recogieron muestras de la fauna del entorno y ellos mismos las están analizando ahora con ayuda de algunos de sus profesores, con el fin de detectar el estado de las pozas antes de iniciar el proceso de recuperación. Los datos resultantes de estos análisis se remitirán antes de julio al Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, que subvenciona una parte del proyecto.
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Según explica el alcalde, Rubén García, esta iniciativa tiene como fin último «poner en valor la zona», dado que Torrecaballeros siempre ha estado vinculado a la tradición del cultivo del lino y su tratamiento para su uso posterior como material de confección. «Cuando el lino se recogía, se tenía que meter en unas pozas llenas de agua para poder trabajarlo después como fibra textil. Esas pozas están bastante deterioradas ahora mismo y las queremos recuperar», declara. Una de las primeras fases del proyecto es restaurar esas pozas, una decena en total, y «vallarlas para evitar que el ganado las pueda estropear», sobre todo, especifica García, en las épocas de reproducción de los anfibios que habitan en ellas. Asimismo, el gobierno municipal pretende poner unos paneles explicativos en los alrededores de las pozas para convertirlas en un atractivo turístico, dado que albergan una gran diversidad de especies.
La intención del proyecto en su conjunto, según el edil, es recuperar la memoria de los oficios tradicionales que había antaño en Torrecaballeros (en especial, los ligados al tratamiento del lino), proteger la biodiversidad de las pozas y limpiar la cacera de San Medel, el canal por el que discurre el agua de la sierra hasta las pozas. «Queremos aunar todos esos objetivos y contar con la implicación de todos'», explica el alcalde. El proyecto requerirá el uso de maquinaria para algunas tareas pero García insiste en la importancia de las labores manuales, una de las cuales consistirá en retirar la capa superficial de las pozas cuando estén secas. Esas capas, que contienen todos los microorganismos vivos que proliferan en las pozas, se volverán a colocar en su lugar cuando estas tengan un nivel de agua adecuado «y se permita el autollenado».
El alcalde de Torrecaballeros defiende que desde que entró en el Ayuntamiento en 2015 la protección del medioambiente ha sido una prioridad para él y su equipo. En los últimos años, han llevado a cabo varias actuaciones en este sentido, como la limpieza de las caceras o la recuperación de caminos, y próximamente tienen previsto restaurar las fuentes tradicionales de Cabanillas del Monte, siguiendo la senda de la recuperación del patrimonio y el entorno medioambiental.
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El proyecto de restauración de las pozas surgió hace tres años a partir de la idea de los biólogos Mar Pinillos y David Martín, vecinos de Cabanillas del Monte, uno de los cuatro núcleos de población que forman el municipio de Torrecaballeros. Sin embargo, no se había podido materializar hasta ahora. Para David Martín, lo que se quiere conseguir es «ampliar los puntos de reproducción de anfibios», algo que supondrá un «aumento de la biodiversidad». Cuenta que su propuesta pasa por hacer cada año este muestreo con el fin de «conocer la evolución de las pozas según vaya pasando el tiempo una vez restauradas» y señala que, desde el primer momento, la Universidad Autónoma de Madrid se interesó por la iniciativa, dado que este centro ya colaboraba en otros proyectos ambientales en diferentes provincias. «Nos llamaron hace un par de años. El pasado no se pudo hacer y este año les propusimos que vinieran a hacer el muestreo y que conocieran la zona», afirma.
Los próximos días 10 y 11 de mayo, además, estos jóvenes volverán a Torrecaballeros a participar en la recuperación de un tramo del cauce de la cacera. Martín asegura que con este trabajo de campo los estudiantes se benefician de una experiencia real de la que extraen un gran aprendizaje y puntualiza: «No es solo algo teórico que se vea en clase, sino que han podido ver de forma práctica cómo se realiza el muestreo y aportar ideas. E incluso, han podido preguntarse cómo harían ellos la restauración».
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